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Llegados a este punto, me pregunto ¿estamos todos preparados y siempre dispuestos para ser felices y compartir la felicidad? Sin duda la felicidad es algo que todos buscamos, desde siempre! Quizás deberíamos cuestionarnos si la buscamos en el lugar adecuado! Soy de los que piensa que mi felicidad ha sido algo que yo me he vetado a mí mismo. Quizás porque estaba basada en valores ajenos y circunstancias que hoy veo como pasajeras y triviales, por lo que era imposible que me encontrara con ella y, mucho menos, que la pudiera compartir con los demás! Por decirlo de alguna manera, era una felicidad efímera y frágil, no era capaz de sobrevivir ante los vaivenes de la propia vida! Y claro, la felicidad perdida se convertía en infelicidad! Si además de eso añadimos que esa felicidad dependía única y exclusivamente de lo que vivía por fuera, sin tener en cuenta lo que yo soy y siento interiormente, era algo parecido a la felicidad, pero no era felicidad! El problema radica que duele tanto su pérdida, como si se tratara de felicidad de verdad…
¿Se puede perder la felicidad y, en caso afirmativo, cuánto dura? Eso nos lleva a reflexionar cuál es el lugar en que está realmente la felicidad! La verdadera felicidad es algo que yace en nuestro interior, esperando desde siempre que la descubramos y tengamos el valor suficiente de vivirla y compartirla con los demás! Esa felicidad interior no es más que una manera de vivir y de sentir la vida! Solo exige la libertad de optar por ella, sin temor! Pero claro, nuestra experiencia con esa otra felicidad efímera y superficial -porque no contaba con lo que sentíamos en nuestro interior- nos ha llevado al miedo a perderla, por el sufrimiento que conlleva. Pero -y vuelvo a mi caso particular-, si fuéramos honestos con nosotros mismos llegaríamos a la conclusión de que esa otra felicidad que creímos perder, que marcó nuestra historia y que nos causó dolor perderla, tiene poco que ver con la felicidad que hoy siento y vivo, más auténtica, basada en la realidad -y no solo en los sueños- y coherente con lo que yo soy y siento!
Sin duda mi felicidad hoy está aliniada con mi ser profundo y esencial, luego cada día más deja de estar condicionada por lo que vivo solo fuera y en función de los demás, a través de mi mente y mis sentidos. Y resuena en mi corazón cada vez que una situación rememora toda esa felicidad que siempre ha estado ahí (en mi Alma), esperando a ser descubierta, utilizada y compartida! Como consecuencia de ello, cada vez que he tenido el valor de dejarla manifestar y vivir según su dictado, me he sentido feliz! Cuando las emociones que genera, el amor que proyecta y la paz que crea en el Alma se anteponen a las circunstancias meramente pasajeras que vivo, sé que se trata de verdadera felicidad!
Por tanto, la felicidad de verdad solo exije Alma, es decir consciencia, amor y libertad! Consciencia porque está basada en la realidad y no solo en la ilusión o en los sueños no hechos realidad; amor porque invita a compartirse con y por amor y la felicidad del otro nos genera también felicidad; y libertad porque es una opción personal de vida que exije responsabilidad ante uno mismo y ante los demás en el hoy, sin condicionantes del pasado o meramente circunstanciales. Así, día a día, es cada día más mi felicidad! Eso es lo que la hace fuerte, duradera y auténtica, porque integra todo mi ser y mi vida ya plena, además de toda mi capacidad de amar!
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