Un señor viaja desde un pueblo muy lejano para consultar a un rabino muy famoso. Llega a su casa y advierte, sorprendido, que los únicos muebles que dispone el sabio son un colchón en el suelo, dos bancos, una silla y una vela. El resto de la habitación está vacía.
El hombre consulta al rabino y este le contesta con verdadera sabiduría. Pero intrigado por la simplicidad del mobiliario, al final añade:
El hombre consulta al rabino y este le contesta con verdadera sabiduría. Pero intrigado por la simplicidad del mobiliario, al final añade:
- ¿Le puedo hacer una consulta más?
- Si, desde luego.
- ¿Donde están sus muebles?
- ¿Dónde están los suyos?
- ¿Como que dónde están los míos? Yo estoy de paso – dice el hombre sin acabar de comprender.
- Yo también – le contesta el rabino
Anthony de Mello.
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