Josep Redorta. Conflictólogo.
Tengo 67 años. Nací en Granollers y vivo en Parets. Soy doctor en Psicología Social, máster en Conducción de Grupos
(UB) y mediador laboral. Estoy casado, con dos hijos y cuatro nietos. Admiro la socialdemocracia nórdica. Soy agnóstico. Eduquemos en la cooperación.
'No más conflictos'
Vivimos en el conflicto. Pero si
amenaza nuestra seguridad, estabilidad o prosperidad, conviene la negociación,
la mediación, el arbitraje o la intervención de un experto en gestión de
conflictos, disciplina nueva de la que Josep Redorta es maestro. En su libro No más conflictos (Paidós) establece la taxonomía de los
conflictos y los recursos con que se puede encauzar su resolución, a escala
doméstica o a escala empresarial o internacional. Dijo el sabio chino Sun Tzu
que "dirigir
a muchos es lo mismo que dirigir a pocos: lo importante es la
organización". Ojalá nuestros políticos sepan
manejar esos recursos con pericia en esta interesante hora de nuestros
conflictos patrios.
Cualquier conflicto tiene solución?
Siempre es abordable, siempre hay una
solución.
Pero... ¡sin conflicto no hay
vida!
"El conflicto
es el motor de la historia", dijo Marx,
ciertamente. Aunque hay niveles de conflicto. "La gran
cuestión es la resolución final de problemas", dijo Popper.
¿Qué niveles?
Hemos clasificado
tipologías de conflicto: de poder, de autoestima, de recursos, de valores, de
identidad, de información, de intereses, de expectativas...
¿Y cada tipología acaba en guerra?
Guerra entre estados,
guerra entre personas, guerra en familia, guerra en casa... Todo es lo mismo, a
diferente escala.
¿El más usual es el conflicto
de poder?
Seguramente, pero
atención al sesgo atributivo "la culpa es
del otro". Protegemos nuestra
autoestima. ¡Fíjese en los políticos!
Siempre es el rival quien lo
hace mal.
Los políticos hacen en
público y a lo grande lo que solemos hacer todos. Algo te va bien y te dices: "Lo
merezco", pero si le va bien a
otro, dices: "Está enchufado".
¿Cómo salir de eso?
Incorporemos el
hábito cooperativo, superemos el hábito
del conflicto.
No es fácil.
Tenemos incorporada la
violencia desde los mismísimos dibujos animados. ¿Cómo se portará
bien un niño... si se le educa mal?
¿Qué habría que aprender?
Más que
individualmente, a resolver los conflictos grupalmente, cooperativamente. ¡Las soluciones son siempre colectivas!
¿Cuál es el primer paso para
resolver un conflicto?
Escuchar al otro. No solemos escuchar. Si escuchas, reconoces al otro y reduces las asimetrías de poder. ¡Y el conflicto cambia de significado! Se abre la puerta de la solución.
Escuchar al otro. No solemos escuchar. Si escuchas, reconoces al otro y reduces las asimetrías de poder. ¡Y el conflicto cambia de significado! Se abre la puerta de la solución.
Diálogo.
Las palabras son muy poderosas. Por eso usamos eufemismos: para no decir cáncer o independencia. Las palabras provocan emociones muy intensas.
Las palabras son muy poderosas. Por eso usamos eufemismos: para no decir cáncer o independencia. Las palabras provocan emociones muy intensas.
Vea el conflicto Catalunya-España.
Hay identidad individual e identidad
colectiva..., que puede ser de
resistencia (la que había tenido Catalunya), o identidad de proyecto, ¡que es
la que tiene ahora, es nueva!
¿Y en qué consiste?
Es una eclosión de
emociones compartidas y proyectadas a una acción. Esto modifica el conflicto
tradicional, y por eso hay miedos.
¿Solución?
Leamos la Constitución de la Confederación Suiza ¡de 1291!: "Lo que nos une es el respeto a las diferencias".
Leamos la Constitución de la Confederación Suiza ¡de 1291!: "Lo que nos une es el respeto a las diferencias".
Hay conflictos sempiternos...
En Egipto, un
bajorrelieve de 5.000 años representa a un hombre armado con un hacha.
¿Qué estrategias hemos seguido
para solventarlos?
El consejo de sabios
ha sido muy común para minimizar la violencia.
¿Qué otras estrategias
resolutivas hemos ingeniado?
La jerarquía. El
primatólogo Frans de Waal ha demostrado que las luchas de poder se desatan en
un clan de simios en cuanto el macho alfa es retirado del grupo.
¿La jerarquía es pacificadora?
Lo interesante es que la violencia es
innata, ¡pero también es innata la mediación!
¿Quién es su mediador ejemplar?
Mandela, constructor
social de igualdad.
Cuénteme un conflicto en el que
usted haya mediado.
Una empresa debía a sus trabajadores parte de la paga extra. Si la pagaba, la empresa cerraría. Los trabajadores la reclamaban.
Una empresa debía a sus trabajadores parte de la paga extra. Si la pagaba, la empresa cerraría. Los trabajadores la reclamaban.
¿Cómo medió?
Les pedí a unos y
otros que verbalizasen cosas buenas del otro. En otra empresa, quité al jefe de
su silla y le puse en un rincón.
¿Para qué?
¡No escuchaba! Pedí a
sus directivos que le dijesen a la silla vacía lo que pensaban. El jefe, en su
rincón, tuvo que escuchar.
Deme un consejo para aprender a
escuchar bien.
Evita interrumpir.
Acabemos con otro conflicto
resuelto.
Un médico se lio con
una enfermera. Todo bien. Ambos, excelentes profesionales. Pero se separaron,
¡y en el hospital la enfermera dejó de obedecer las órdenes del médico!
Grave.
Pero otras enfermeras, por solidaridad de género, la respaldaban a ella. ¡Conflicto! La salud de los enfermos estaba en peligro...
Pero otras enfermeras, por solidaridad de género, la respaldaban a ella. ¡Conflicto! La salud de los enfermos estaba en peligro...
¿Cómo lo resolvió?
Pedí al director que
los despidiera a los dos.
¡Hombre!
A menos que aceptasen un pacto: firmarían ambos sus cartas de despido y el director las guardaría en un cajón. Seguirían en el hospital, y un observador imparcial dictaminaría si cooperaban. Si no cooperaban, el director sacaría las cartas, y a la calle.
A menos que aceptasen un pacto: firmarían ambos sus cartas de despido y el director las guardaría en un cajón. Seguirían en el hospital, y un observador imparcial dictaminaría si cooperaban. Si no cooperaban, el director sacaría las cartas, y a la calle.
¿Y?
Volvieron a cooperar.
Volvieron a cooperar.
Enhorabuena.
Para influir, crea incertidumbre: descabalga a los rivales de su seguridad... y podrás reconducir su conflicto.
Para influir, crea incertidumbre: descabalga a los rivales de su seguridad... y podrás reconducir su conflicto.
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