Escribía
el otro día en Twitter que existen dos letras que te transforman de
sumiso-complaciente en libre y dueño de tu tiempo. Esas dos letras son NO.
Si
hay algo que cuesta a la mayoría de las personas es pronunciar esta palabra.
Los motivos por los que nos cuesta tanto decir que NO están relacionados con la
aceptación
por parte de otros. Vives de la valoración de terceras personas y
por desgracia, la imagen que tienes de ti mismo, tu seguridad y tu confianza,
muchas veces depende de la opinión que los demás desprenden de ti. Por lo
tanto, cuanto mejor caigas, y más dispuesto estés para todo el mundo, más
positivamente te valorarán. Esa valoración te hace sentir bien y retroalimenta
tu conducta de "estar disponible" cada vez que alguien te requiera o
te pida un favor.
Interpretas
que si te niegas a hacer los favores que te piden, te van a juzgar como una
persona egoísta, poco solidaria y nada complaciente. Puedes ser servicial, lo que no tienes que
ser es servil. Ojo con la diferencia.
También
dices que SÍ por miedo a perder a la persona.
Interpretas que decir NO es una
forma de fallar a alguien querido o a los que te necesitan. En cierto modo es
así, les estás fallando en la petición que te hacen. Pero es que muchas veces
la petición es injusta o impide que tú priorices tus actividades. Aprende que no
pasa nada por "fallar" de vez en cuando. Si estás
disponible para todo el mundo, no lo estarás para ti. Y tú también
eres importante. En lugar de luchar para "no fallarle" a la gente, lucha para
aceptar que tienes derecho a priorizarte, a pensar que tus hobbies,
tu trabajo y tus necesidades también pueden estar delante de los demás. Igual es más
importante dejar de fallarte a ti que fallarle a otros.
Otras
veces dices que SÍ cuando quieres
decir NO por evitar un conflicto. Muchas
personas huyen de los conflictos. No porque los conflictos sean algo negativo,
que en ocasiones no lo son, todo lo contario, porque de un conflicto te puedes reinventar,
encontrar soluciones y crecer; sino porque los conflictos son desagradables
de gestionar. Y la gente no quiere vivir situaciones desagradables. En lugar de
decir que NO, y tener que
comprometerte con algo que te va a complicar la vida o te va a quitar tiempo
que necesitas para ti, aprende a gestionar y lidiar con los conflictos. Forman parte de
la evolución y de la vida.
También
tienes que pensar que la persona que te pide un favor, cuenta con que puedas
darle la respuesta negativa, forma parte de la probabilidad. Y si no
cuenta con esta posibilidad, entonces no vale la pena. Porque será alguien que
se crea con derecho a todo y que piense que él y sus necesidades son más
importantes que las tuyas propias. Cuando te relacionas con este tipo de
personas tú siempre estás en un segundo plano, tú no eres relevante, tu vida puede
esperar mientras vives y solucionas la de esa persona. Igual te convendría
alejarte un poco de este tipo de gente con falta de empatía y con esa clase de
egoísmo.
Decir NO te permite:
Darte valor a ti. Tú eres importante, tus
necesidades, tu trabajo, tus hobbies también lo son. Si quieres ser feliz,
tienes que encontrar el equilibrio, y ese equilibrio pasa porque tu vida sea
plena, una vida en la que hagas cosas por necesidad y cumplas con tus
obligaciones, pero en la que también tengas tiempo para dedicarte a ti. Si
ninguneas tu tiempo de ocio porque "no es importante", tampoco
encontrarás esa paz interior que te permite fluir y disfrutar.
Darle valor a tu
tiempo. El
tiempo no cuesta dinero y por eso abusamos de él. No lo valoramos, lo regalamos
incluso lo malgastamos. Pues te diré una cosa, el tiempo no tiene repetición.
Aprende a gestionarlo con inteligencia. Tu tiempo es tuyo, haz con él lo que te
plazca, con sentido común y cabeza. No dejes que la gente disponga de tu tiempo
si a ti no te apetece.
Tener control y
saber que eres tú el que decide en qué proyecto te embarcas. No es lo mismo embarcarte tú a
que te embarquen los demás.
Saber quién está
contigo de verdad y quien lo está por conveniencia. Puede ser que la persona que
te dé de lado cuando no obtenga tu disponibilidad, sea un poco parásito. A veces hay que
perder gente en el camino para ganar calidad de vida. No tengas
miedo a perder gente que no vale la pena. Las personas que te acompañan en tu
vida de alguna manera la tienen que enriquecer. Si el que te acompaña resta más
que suma, empieza a cuestionarte esa relación.
Aprender a buscar
la valoración en ti.
No eres mejor persona ni mejor profesional por estar disponible para todo el
mundo. Igual la gente a la que complaces tanto, tienen una opinión tuya como "se lo
pedimos a este, que es tan bueno que siempre dice que sí, me parece hasta
tontito", "pídeselo a fulanito, siempre dice que sí, no debe tener
mucho trabajo que hacer". No siempre las conclusiones que las
personas sacan sobre los serviles son positivas. Lo que tú vales no está en
función sólo de lo que tú das. Tienes valor por muchos motivos más, y esos no los puedes
olvidar.
A
continuación te dejo unos consejos que te ayudarán a decir que NO.
Valora la petición. No tienes por qué dar una
respuesta inmediata. Di a la persona que te lo pensarás, que consultarás la
agenda, que lo hablarás con tu pareja, etc.
Si
de verdad tienes claro que es una petición que no te apetece, que es injusta o
que te impide priorizar lo que para ti era importante... di NO. No te justifiques, no
des explicaciones, ni mientas. Sé claro y directo. "Lo siento, no
puedo hacerlo esta vez. Estaré encantado de ayudarte en otro momento, pero esta
vez me es imposible". No des explicaciones que nadie te ha pedido.
No te dejes chantajear. La persona que recibe el NO a
veces no lo acepta y puede que insista. Utiliza entonces la técnica del disco
rayado. Se trata de repetir una y otra vez la misma frase: LO SIENTO, ESTA VEZ NO PUEDE SER. No te salgas de esta frase,
porque tratarán de hacerte razonar y demostrarte que "esta vez sí puede ser".
Estas personas pueden llegar a ser muy perseverantes. Di una y otra vez lo
mismo, con el mismo tono de voz. No le demuestres que te está estresando o que
lo estás pasando mal, si no seguirá presionando hasta que te canses y digas que
sí.
No pierdas la calma ni te
muestres dolido, avergonzado o apenado por no poder responder a su petición. Muestra seguridad, como si
estuvieras convencido de tu negación, como si fuera normal decir que no, como
si formara parte de la vida cotidiana. Puedes decir NO con cariño y con una
sonrisa. Cuanto más convincente parezcas, menos te presionarán. Si te muestras
afligido, intentarán pedírtelo otra vez a ver si en algún momento tu aflicción
supera tus prioridades y cedes.
Si
la persona se pone muy pesada, dile que tienes que colgar el teléfono o que
tienes que irte. Y vete.
Y
si luego te sientes mal contigo mismo, piensa
que esto es cuestión de aprendizaje, que al principio, cuando introduces un
cambio, te afecta, pero que poco a poco irás acostumbrándote a priorizarte y
disponer de tu tiempo. Puedes decirte algo como "tranquilo, es normal, te sientes mal
porque estás cambiando un valor que hasta ahora era importante en tu vida, pero
tengo derecho a practicar deporte, a leer un libro y a no estar siempre para
todo el mundo".
Y
recuerda, cuando digas NO, también tienes que responsabilizarte de las
consecuencias. Puede que algún día tú tengas quel lugar
del otro.
Que
aprendas a decir NO, no significa que ahora le digas NO a todo el munde pedir el favor, y sea a ti a quien den la misma respuesta. Acéptala y ponte entonces en o.
Estamos atravesando un momento en el que debemos ser solidarios. Busca el
equilibrio entre tus necesidades y las de los demás. Seguro que tu sentido
común y tu escala de valores te llevan al punto óptimo.
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