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dimarts, 13 de novembre del 2012

Aprehendiendo sobre miedos e inseguridades. Ana Santos.

Extraído del Blog de Ana Santos
Todos tendemos a mirar en alguna dirección buscando eliminar inseguridad, buscamos oír un “puedes” y dicen que el miedo es esa sensación que te hace de batirte entre la locura y la cordura. Sea como sea aparece cuando menos te lo esperas, te limita, te des-construye pero lo que es seguro es que el miedo te ayuda a ser otro.
Soy como todos pero el miedo y yo ya tuvimos nuestra batalla, nuestro romance y nuestro amargo divorcio; algunas cosas que a mi me sirvieron fueron éstas, no espero los preciados comentarios, si estas líneas sirven me daré por satisfecha.
1. Éso de que de los errores se aprende, depende.
Reconozco que algo se me mueve por dentro cada vez que oigo que de los errores del pasado se aprende y ya nunca se repiten.. Pues va a ser que no… ¡Claro que se pueden repetir!. Éso no depende del error, del hecho en sí mismo sino de la persona que los comete, de saber analizarlos, valorarlos, de poder sacar algo bueno de ellos. Pero no todo el mundo tiene esa capacidad, por desgracia también es así. Los errores lo primero que hay que hacer es personalizarlos, los errores son nuestros, no son de las circunstancias ni son culpa de otro, ése es el primer ejercicio para sacar algo positivo de ellos.
Es muy duro tener que explicarte a ti mismo por qué has sido tan idiota y lo digo por experiencia pero si no te enfrentas a ti mismo, dificil será que puedas enfrentarte a los demás. No hay nada más terrible y más cobarde que ver cómo alguien no asume sus propios errores  pero sí los identifica cuando los ve en otros. Es bueno parar, analizarlos, ver qué sientes, ser consciente de todo aquello de lo que has salido, de que eres capaz de ser resolutivo, porque si no lo has hecho..  ¿Te estarías planteando algo nuevo?. Piensa.
Reconocer un error del pasado no te asegura un  futuro prometedor pero sí te hace que des pasos más inteligentes.

2. Esforzarse en ser singular, no plural.
En vez de pensar en miedos e inseguridades ante un nuevo proyecto o una nueva decisión, por qué  no nos planteamos algo importante. ¿Tenemos miedo porque estamos replicando modelos o podemos evitarlo porque estamos generando patrones?
Piensa en algo singular, no plural. Una idea, una decisión debe ser tuya no la copia de otro, debes darle ese extra que pueda crear mercado, que genere interés, no que lleve a confusión al usuario. ¿Es éste o aquel? Si hay esa duda, algo estás haciendo mal o copiando de forma literal. No empieces algo que no te distinga, no decidas nada en firme que pueda llevar a confusión.
Las grandes decisiones deben ir precedidas de grandes razones, los nuevos proyectos, de nuevos valores.

3. ¿Miedo o respeto?
A veces confundimos miedo e inseguridad con  respeto. Decía mi padre que el respeto es aquello que pone a cada cosa y cada persona en su lugar, aquello que lo hará único e irrepetible. El respeto no es miedo, es una reacción inteligente, una reacción prudente.
Muchos miedos nacen de esa tendencia a hacernos acopio de lo peor. Pues.. ¡Error! Es mejor dejar de pensar en términos de limitaciones y empezar a pensar en términos de posibilidades. Éso de que nada es imposible es mentira pero lo que seguro es imposible, es lo que no se intenta.
Por ejemplo, cuando te dicen que tienes cáncer y perdonad la dureza del ejemplo pero tan real como la vida misma..  Lo primero  que piensas de forma automática es que te vas a morir porque a menos que no seas Santa Teresa, a morirte, tienes miedo. Éso te paraliza. Según pasan los días, quemas etapas, de lo terrible pasas a lo menos terrible por un instinto de supervivencia: “Quizás no me muera pero voy a sufrir” y cuando el tiempo va avanzando, el sufrimiento que tanto temes es lo que te hace reaccionar, lo que te hace verte como una cobarde, lo que te saca la indignación y te dice.. ¡Y una leche!! Ese día empiezas a luchar.
Hay que indignarse con uno mismo para empezar a saber quién eres, de lo que eres capaz  y que sea más fácil avanzar.

3. Una oportunidad nueva no es un reflejo ni una amenaza
Otro error común es reflejar situaciones o acontecimientos pasados en las oportunidades presentes. Comparar, comparamos todo, comparamos experiencias, comparamos a las personas.. Así que repito.. ¡Singularidad, no generalidad! Lo parecido es parecido, no igual y si lo parecido lo conviertes en una amenaza y lo descartas, algo te estás perdiendo, seguro.  Nadie es capaz de sacar una misma foto de un momento aunque sea con diferencia de un segundo, siempre hay algo que lo hace diferente. Pero nosotros nos dedicamos a buscar similitudes y casi siempre negativas de experiencias anteriores, éso nos hace dudar, éso nos crea inseguridad.
¿Y lo que hubo positivo, dónde queda?, ¿Y por qué no pensar que podemos convertir aquello en algo diferente, en algo mejor?. Si no somos capaces de transformar, lo tendremos peor para crear.
Durante muchos años yo he sido objeto de comparaciones constantes, siempre había alguien que lo hacía todo mejor o había algo que superaba lo que yo emprendía. Es alguien que quiero pero que su propia inseguridad la reflejaba en mi persona. Ese tipo de comparaciones solo provocan dos tipos de reacciones, o te anula o cuando eres consciente de ello, te rebela tanto que te haces más fuerte. La posibilidad de oír y no escuchar a alguien que te quiere es dura pero a veces hay que ser justo con uno mismo y aunque sea difícil, también con los demás y poner a cada uno su sitio.
¡Pero cuidado! Esa rebeldía también hay que saber pararla, parar para saber con seguridad qué esperas tú de ti, no qué esperan los demás.

4. La envidia y la mediocridad son las señoras abanderadas de las “pegas”.
Difícil será encontrar, quién no haya topado alguna vez con alguien que al contarle la decisión que has tomado o el proyecto que vas a iniciar, automáticamente te pone pegas. La envidia y la mediocridad son las peores consejeras. Atiende más a tu conciencia que a la de las demás, si tú te crees capaz, desoye las pegas sin sentido. Sobre todo porque muchas veces cuentas, no esperando consejos ni juicios, sino por el mero hecho de contar. Pero da igual el remitente, en cuanto la “pega” hace presencia, también la inseguridad. Sé valiente y a los comentarios injustificados, pídeles argumentos. Seguro que no pueden dártelos y si no los hay, te crecerás.
Y de ésto también podemos aprender, aprender si se da el caso a incentivar, no a derrotar. Nuestras propias heridas no tienen que sangrar-las los demás.

5. Ante la duda, busca apoyos.
De la misma manera que hemos de evitar a quiénes no nos ayuden a  avanzar, es importante también tener a alguien que su forma de proceder, de pensar, de decidir o de actuar sea para nosotros un referente, que nos transmita seguridad y confianza,  siempre teniendo presente que todo el mundo falla, que las decepciones están al alcance de cualquiera, que nadie es perfecto.
La misma etimología de la palabra “inteligente” nos puede dar pistas, “inter” (entre), “legere” (escoger,leer), alguien que tenga la capacidad de saber escoger entre varias alternativas, decidir sobre ellas, saber separar lo que es válido de lo que no y decidir, puede ayudarnos mucho a eliminar esas inseguridades. A veces se ve desde fuera más que desde dentro, a veces nuestra capacidad analítica se sobresatura  ése es el momento en el que antes de “tirar la toalla” tenemos que buscar apoyos. Y saber aceptar críticas de las que extraeremos, no solo más seguridad sino también dar una oportunidad al tiempo y a nuestra capacidad de decisión.
Pero no hay que ver la duda tampoco como una inseguridad, la duda es apasionante (menos la que procede de la desconfianza y de la mentira) , la duda te estimula, te hace pensar, te hace discernir y te hace razonar.
No debemos olvidar que muchos de nuestros miedos e inseguridades no se basan en hechos presentes ni tampoco en hechos pasados, muchas veces nuestra mente se cobija más en lo que desea o deseaba que en lo que sucede o realmente pasó. Dijo Henry Ford que la única seguridad real que un hombre puede tener en este mundo es su reserva de conocimientos, experiencia y capacidad pero el miedo puede hacernos dudar de ello. Así que si puedo dar un consejo, es luchar por conservar éso.

Ana Santos

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