El desapego es sinónimo de confianza. En cambio, el apego se
basa en el temor y la inseguridad.
El
trabajo que llega cuando dejamos de buscarlo. Alguien que nos hace caso cuando
ya no le prestamos atención. El problema que se resuelve como por arte de magia
cuando hemos tirado la toalla.
O
las llamadas ideas eureka, que aparecen cuando hemos dejado de buscarlas:
aparecen en la ducha, o mientras paseamos. Lejos de la mesa de trabajo donde
tantas horas habíamos pasado. En este caso, el de las ideas eureka, hay
explicaciones científicas. Markiung-Beeman,
profesor de psicología cognitiva, sostiene que los momento eureka ocurren 300
milisegundos después de una explosión de actividad gamma en el cerebro
(movimiento de las ondas cerebrales en los 40 herzios). Pero unos segundos
antes, el cerebro debe de estar relajado, en estado alfa (de 9 a 14 herzios). Solo así, solo
después de la calma, llegan las buenas ideas. Si nos presionan o presionamos,
nuestro cerebro se cierra.
Para
el resto de ejemplos no hay explicaciones científicas. Por qué las cosas llegan
cuando ya no las deseamos? He buscado otro tipo de respuestas. He encontrado que
un maestro zen dijo: «Si tienes un bastón,
te daré uno. Si no lo tienes, te lo quitaré».
He
pensado en el escritor Luís Racionero,
que cuenta en sus memorias cómo las mujeres se le acercan justo cuando ha
empezado una nueva relación. Es decir, justo en el momento en que su deseo ya
está saciado. Lo mismo suele suceder en una relación de pareja: cuando más nos
acercamos al otro, cuanto más pendiente estamos de él o de ella, más parece
alejarse. Y al contrario. Y en lo que se refiere al ámbito
económico, el tópico lodice todo: dinero llama a dinero.
Se
lo diríamos encantados a Rajoy y a Merkel; a ver si van más allá de los ajustes.
Se lo podríamos decir con la Biblia en la mano. Este libro sagrado lo expresa
con la siguiente frase: «Al que tiene se
le dará».
El
filósofo Alan Watts lo interpretó a
su modo: «Solo puedes conseguir algo, cuando
descubres que no lo necesitas. Solo puedes obtenerlo, cuando no lo quieres».
En
el fondo, estamos hablando del desapego. Es una de las leyes espirituales
universales. Esta ley dice que para obtener cualquier cosa en el universo
físico, debemos renunciar a nuestro apego a ella. «Eso
no significa que renunciemos a la intención de cumplir nuestro deseo»,
escribe el médico Deepak Chopra. «No renunciamos
a la intención ni al deseo. Renunciamos al interés por el resultado».
El desapego
es sinónimo de confianza.
En cambio,
el apego se base en el temor y la inseguridad. Para lograr la
verdadera conciencia de la riqueza, según él, es necesario afianzarnos en la
sabiduría de la incertidumbre. La incertidumbre, sostiene, és el suelo fértil de la
creatividad pura y la libertad.
Penetrar
en lo desconocido en cada momento de nuestra existencia. Lo desconocido, dice Chopra, «es el campo de todas las posibilidades, siempre fresco,
siempre nuevo, siempre abierto a la creación de nuevas manifestaciones. Sin la
incertidumbre y sin lo desconocido, la vida es solo una vil repetición de
recuerdos gastados. Nos convertimos en víctimas del pasado».
En
cambio, en Occidente solo parecemos estar interesados en la seguridad,
incompatible con el desapego. «La gente busca
constantemente la seguridad, la persiguen toda la vida sin encontrarla jamás»,
sostiene Chopra. Un ejemplo son algunas bodas. Aún hay hombres que se casan con
la esperanza de retener a la mujer amada. «Hasta que la
muerte os separe», dice el cura. Y cada vez hay más divorcios.
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