En el amor, la
línea que convierte a la mujer o al hombre ideal en rana es muy fina. Es un
tópico, pero la pareja debe cultivar su relación y dejar espacios para los
gustos del otro.
"Las renuncias personales para no
defraudar las expectativas del otro, en algún momento pasan factura"
Se imagina el cuento de esta
manera:
"Érase una vez una princesa, directora del área del departamento de nuevas
tecnologías de una multinacional, que tenía dos hijos, de nueve y de cinco
años. A los diez años de matrimonio se separó de su príncipe azul... porque
destiñó. Aquel hombre romántico, educado y cortés con ella... terminó por
convertirse en sapo. Se acomodó en el sillón, engordó, dejó de ser caballeroso,
no compartía las tareas domésticas, dejó de mandarle mensajes románticos que `la
ponían a cien' y ella empezó a marchitarse, a sentirse triste, incluso fea. Se
preguntaba: ¿qué tendré yo, en qué he cambiado? Evolucionaron en direcciones opuestas. El día en que pensó que había perdido su título de princesa, decidió
romperla relación y darse otra oportunidad".
El cuento podía haber sido
al revés: "Él,
un príncipe implicado, fantástico padre, atento, como existen muchísimos hombres;
y ella, acomodada, quejándose de que no la atiende... Y el pobre príncipe
azul, pensando que la mujer dulce con la que se casó y de la que se enamoró se
había agriado y se había convertido en alguien que pensaba más en ella que en
el proyecto común".
DEL CUENTO A LA REALIDAD
"El matrimonio es la principal causa de
divorcio" (Groucho Marx)
Le han inculcado desde niño
una vida de pareja romántica, risueña y eterna, en la que todos son felices y
comen perdices. Esos cuentos que le contaron de pequeño nada tienen que ver con
la realidad con la que usted puede haberse encontrado. Las parejas se relajan con
el tiempo, dejan de cortejarse y de desplegar los colores del pavo real con los
que enamoraron al otro, se enredan en la monotonía de las tareas domésticas,
el estrés del trabajo y la educación de los hijos. La pareja decide buscar la comodidad, no
solo en la forma de vestir, sino en cómo se comporta el uno con el otro.
Pero ¿dónde está el limite? ¿En qué momento la comodidad roza la capacidad de
desenganchar al otro? Hay una línea
que, una vez cruzada, comienza a marchitar todo. Esto no significa que se deje de querer al
otro, sino que no vive su relación de pareja con pasión ni de forma plena.
Por motivos que pueden
causar él o ella, lo que en un principio parecía idílico al cabo del tiempo
puede dejar de serlo. ¿Por qué? Hombres y mujeres, o parejas del mismo sexo, no
se atraen por lo que les conviene. Y cuando hablo de lo que conviene, no me
refiero a lo material o a la posición social, ni siquiera al estatus. Me
refiero a un conjunto de hobbies, aficiones personales, valores, gustos y personalidad del
otro con los que podría encajar y ser feliz. Lo que prima a la hora de la atracción es
algo más animal, de impulsos.
Las parejas se enganchan más
por razones genéticas que por lo social y los valores que comparten. Al hombre
le atraen una serie de atributos que busca en la "hembra" a través
de los cuales interpreta que es una buena mujer para transmitir sus genes, y
además aprecia en ella la dulzura y calidez propias de la madre que cuida con
cariño y mimo a los hijos. Y la mujeres capaz de distinguir a través del
olfato si el hombre es genéticamente compatible con ella, es decir, si le va a
aportar una buena materia prima para tener hijos fuertes y sanos. Es una forma
simple de describir por qué nos unimos. Otro tema bien distinto es por qué seguimos juntos o por
qué un día nos sorprendemos al despertar y sentir que esa persona no es la
misma que conocimos.
¿EL AMOR ES CIEGO?
"En un
beso sabrás todo lo que he callado" (Pablo Neruda)
Cuando uno se enamora -por lo general localmente en los primeros
meses, incluso años, de la relación-, tiende a deformar la realidad. No mira a su
amor con objetividad, haciendo balance de qué le aporta como persona y qué rasgos
de su personalidad son insoportables para convivir. No, lo que despliega es un
radar romántico con el que detecta cada aspecto físico, sonrisa, gesto, forma de
comportarse que encaja con la idea que idílicamente se ha construido de esa persona. Desatiende lo
que no le gusta de esa persona, es más, ni siquiera lo percibe; sencillamente,
ni le interesa ni sería un comportamiento funcional.
El radar no solo provoca
estar pendiente de lo que es atractivo, sino que además usted genera una
serie de expectativas sobre la persona amada que no siempre coinciden con la
realidad. Se prometen amor eterno y muchas personas son capaces de
cambiar de vida con tal de no defraudarlas. Pero todo aquello a lo que
renunció, en algún momento pasa factura. Y con el paso del tiempo, sus
renuncias ya no le parecen justas y -le gustaría poder recuperar parte de sus hobbies, amistades y espacios
personales.
Cuando en la pareja existe
comprensión, confianza, libertad y respeto, la comunicación permite negociar
y llegar a puntos convergentes, decidir qué parte del tiempo corresponde a la
intimidad de la persona y qué otra parte del tiempo se dedica a los dos. Pero muchas
parejas se han acostumbrado a lo que tienen y no quieren ceder.
Empiezan los reproches, las malas caras, la incomprensión, comentarios como "tú ya
no eres el mismo"... Y con ello el desgaste, las discusiones y fricciones. La comunicación
se deteriora y se hacen comentarios muy dañinos que dejan huella y
cicatrices. Todo esto conlleva un deterioro en la empatía hacia el
otro. Ya no es capaz de ponerse en su lugar, ni siquiera lo intenta porque está
enfadado. Y cada oportunidad es el momento ideal para decirle al otro "y tú más,
mírate tú primero antes de decirme algo a mí".
BUSCARLA COMPLICIDAD
"El sexo
sin amor es una experiencia vacía. Pero como experiencia vacía es una de las
mejores" (Woody Allen)
Entonces... ¿existe la
pócima secreta para que triunfe el amor por encima de la dejadez y la
monotonía? No
hay una fórmula secreta, pero sí sentido común para estar atento y pendiente
del otro y que la llama no se apague o, por lo menos, se mantengan las ascuas.
Veamos una serie de consejos que pueden ayudarle a dar vida a su pareja.
Ustedes no son amigos ni hermanos, son pareja. Y las parejas que no mantienen una relación sexual
plena y satisfactoria tienen todas las papeletas para fracasar o,
en el mejor de los casos, para sentirse lejanos e infelices. Dediquen tiempo al
amor. A pesar de que el aquí te pillo, aquí te mato puede
ser muy sensual y provocador, sobre todo las mujeres necesitan fantasía y
juego. Si
quieren disfrutar del sexo, necesitan tiempo.
No deje de vestirse y ponerse guapo y
seductor para el otro. La comida nos entra por los
ojos, y lo que vemos de nuestra pareja también. Juegue con picardía con la
ropa, alimente el fuego arreglándose, poniéndose esa fragancia que a su pareja
le atrae. Tenga detalles de enamorado. Si ahora está agotado y con menos
creatividad que cuando empezó a salir con su pareja, simplemente trate de
recordar e imitar qué hacía en ese momento. Póngase en el lugar del otro, participe de
las tareas domésticas, sea empático, ayude, piense qué necesita su pareja.
Dedíquense tiempo para el romanticismo. Salgan a cenar solos, sin hijos, a un lugar
romántico, a dar un paseo sin prisas. No pierdan la mirada, denle la mano,
hablen en silencio. Hablen, pero de cosas que les atraen a los dos. Planifiquen
juntos proyectos en común.
Trabaje y practique el humor. La risa es un protector de la salud mental y
de la complicidad en la pareja. Sea cariñoso y atento. Las personas se sienten
bien cuando reciben muestras de afecto.
Esté pendiente de lo que le gusta en lugar de
lo que le distancia. Si centra la atención en lo
que ha dejado de gustarle y no valora lo que le sigue atrayendo, terminará por
rechazar a su pareja.
Querer a la otra persona no
significa tener que compartir cada segundo del día con ella. Tiene que tener
su espacio, su intimidad.
Y trate de disfrutar y
recordar todo lo que le atrae de su pareja. Los recuerdos románticos y emotivos son
capaces de volver a generar emociones positivas con mucha intensidad.
ACCIONES CONTRA LA MONOTONÍA
LA PELÍCULA
- Enamorarse; de Ulu Grosbard. Con Robert de Niro y Meryl Streep.
- "Besos que vienen riendo, luego llorando se
van, y en ellos se va la vida, que nunca más volverá", Miguel de Unamuno.
CANCIÓN
- Rebajas de enero, de Joaquín Sabina.
Magnífic article que ens porta a la reflexió! Amb el teu permís he posat un extracte i enllaç al meu blog
ResponEliminaGràcies, I tant, pots agafar el que vulguis. Per això està, per compartir!.
EliminaSalutacions!