Autor: Immanuel Kant
Muchas
y geniales citas se han escrito a lo largo de la historia en torno al
pensamiento y a la bondad intrínseca que para el ser humano representa
reflexionar. Por ejemplo:
"Quien no quiere pensar es un fanático; quien no puede
pensar es un idiota; quien no osa pensar es un cobarde". (Francis
Bacon)
"El hombre piensa, debe utilizar todos sus sentidos; debe
examinar; debe razonar. El hombre que no puede pensar es menos que un hombre;
el hombre que no quiere pensar es un traidor a sí mismo; el hombre que teme
pensar es un esclavo de la superstición". (Robert Ingersoll)
Como
comprobamos, ambos ejemplos son perfectos ejemplos de devoción hacia el arte de
pensar. Pues bien, según los resultados que arroja un estudio al que aludiré de
inmediato: Pensar
es bueno, pero no tanto.
Esa
frase recurrente que señala sarcásticamente que los ignorantes son más felices,
parece que tiene un poso claro de realidad. Las personas que más se cuestionan
sobre sus decisiones, y sobre sus vidas en general, tienden a generar una mayor
cantidad de conflictos en su mente y ello no es nada positivo ni compatible con
la buena salud mental.
La
explicación que da la psicóloga cognitiva Tracy
Alloway, de la Universidad de
Stirling, es que algunas personas tienen una tendencia a reflexionar
demasiado y ello les conduce a sufrir un mayor riesgo de depresión. La doctora Rimona Weil, del Instituto UCL de la neurología cognoscitiva, apoya la misma tesis,
y opina que estar demasiado enfrascado -ensimismado- en los propios pensamientos,
no resulta
óptimo.
Las
personas que piensan mucho, no solo poseen más células en los lóbulos frontales
del cerebro, sino que, además, tienen mala memoria y sufren de abatimiento. El
grupo de científicos del Reino Unido que estudió el fenómeno, descubrió que el
tamaño del cerebro se relacionaba, de forma directa, con la cantidad de tiempo
que la gente dedica a tomar decisiones, pero, además, tiene otras
"secuelas". Los investigadores creen que aprender más acerca de estas
diferencias entre los cerebros de las personas, puede ayudar a aquellos que
padezcan algún tipo de enfermedad mental.
A
pesar de lo dicho, y con el afán de 'contraprogramar' los resultados del
estudio mencionado, sitúo al final de la entrada de hoy una reflexión del poeta
libanés Gibran Jalili Gibran. Y no
nos dejemos engañar: a pesar de todo, pensar es bueno…
"Toda cosa
grande, majestousa y bella en este mundo, nace y se forja en el interior del
hombre, gracias a una sola idea y a un sólo sentimiento. Todos los
acontecimientos verdaderos y positivos que nos legaron los siglos pasados, fueron, antes de realizarse, una idea
oculta en la razón y en la mente de un hombre.
Los
acontecimientos bélicos y las guerras dolorosas, que destruyeron tronos y
derrumbaron reinos, surgieron de una
idea absurda en la mente de un solo hombre.
Las enseñanzas
sublimes que transformaron el curso de la vida humana, son como consecuencia de
las inclinaciones románticas en el
espíritu de un solo hombre que, por su genio, fue considerado extraño a su
ambiente. Una sola idea erigió las Pirámides; un sentimiento fatal destruyó
Troya; una sola palabra incendió la Biblioteca de Alejandría...
Un pensamiento
que se apodera de nosotros en la quietud de la noche, nos conduce a la gloria o
a la locura. Una palabra puede convertirnos en ricos, después de la pobreza y
en paupérrimos, después de la opulencia.
Una sola palabra
pronunciada en aquella noche serena, me situó entre mi pasado y mi futuro, cual
embarcación que navega entre la profundidad de los mares y las cimas del
espacio.
Una palabra
significativa me despertó del sueño de la adolescencia inexperta y solitaria y
condujo mis días por un nuevo sendero hacia el mundo del amor, donde se reúnen
la vida y la muerte".
Un pensamiento, una idea, un
hombre...
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