Tengo
32 años. Nací en Castellón y vivo en Elx.
Soy psicólogo especialista en sexualidad y pareja. Vivo
en pareja. No tengo hijos. ¿Política?
Izquierda antidogmática. Soy agnóstico. Ahora
toca hacer la revolución sexual masculina: ¡conquistar nuestro derecho a decir
no!
¿En qué pensamos?
Un
chico que desplegaba una intensa vida sexual con diversas e incontables mujeres
en sucesivos encuentros pasajeros ¡perdió toda su seguridad sexual ante cierta
chica de la que se enamoró! La sexualidad masculina encierra estas
complejidades, muchas y desconcertantes, por poco estudiadas. Este caso es sólo
uno de los que glosa el doctor Bustamante en su libro ¿En qué piensan los hombres? (Paidós), donde detalla las
dificultades sexuales de ellos y cómo abordarlas: acopia pistas para que ellas
entiendan qué nos gusta y qué nos afecta, claves para saber cómo hacer feliz a
un hombre sexualmente. Todo, o casi todo, tiene arreglo si no se dramatiza y se
encara a cuatro manos y con buen humor.
El tópico sobre la sexualidad
del varón es...
Que
somos simples. Que pensamos con el pene. Que somos de orgasmo fácil. Que somos
egoístas y buscamos sólo nuestro placer en cualquier agujero.
¿Y no somos simples?
Somos
complejos... pero hasta hoy no habíamos necesitado conocernos. Ellas tienen pocos datos sobre
nosotros.
¡Soluciónelo aquí!
Anuncié
a amigas mías que escribía un libro sobre sexo masculino, y bromearon:
"¡Acabarás rápido!". Pues no: salen muchas páginas.
¿Pensamos con el pene o no?
Eso
responde a que, antes, se creía que sólo el hombre deseaba... y que siempre
deseaba.
¿Y qué ha pasado?
La
revolución sexual femenina: ella se sacude las vergüenzas, desea, pide sexo, ¡y
él descubre en ese momento que... no le apetece!
¡Esquemas rotos!
Sí. Y él se
desconcierta. Se asusta.
En vez de
confesarlo, ve dos salidas: huir o forzarse.
¿Y qué hacemos?
Ambas salidas
frustran y merman tu autoestima.
Huyes por miedo a no estar a la altura y ser juzgado. Y forzarte desemboca en
gatillazo (te arrugas) o anorgasmia.
¿Qué salida queda?
¡Hacer
la revolución sexual masculina!
¿En qué consiste esa
revolución?
En conquistar
nuestro derecho a decir no.
Ostras.
Necesitamos
librarnos de nuestro miedo a fracasar.
Si un día no se te levanta... ¡bromea, tómalo con humor! No hay por qué salir
de la cama, podemos hacer más cosas...
¿Y por qué tenemos aún tanto
miedo?
Hemos
depositado en la erección nuestra autoestima como hombres, nuestra virilidad.
¡Eso nos debilita! Y ellas no ayudan nada con frases dañinas como esta: "No hay
mujeres frígidas, hay hombres inexpertos".
¿Y no es verdad?
¡No!
Si ella descarga la responsabilidad de su placer en él y él carga ese peso...
acabarán mal. Hacer
de los orgasmos de ella un objetivo, una meta, ¡es boicotearse!
¿Por qué?
La
gracia del sexo está en el camino, sin más meta que estar a gusto, divertirse,
disfrutar. Y el orgasmo es sólo un subproducto.
Dígaselo a ella.
Ella
puede destrozar la autoestima y la seguridad de un hombre: "¡Con lo que yo
he disfrutado del sexo!, pero contigo...". Somos demasiado vulnerables en este punto.
¿Cómo no serlo?
Deja
de compararte con otros hombres imaginarios, entiende que se trata de ser
afectuoso, y que el sexo es un modo de serlo, ¡no unos juegos olímpicos! Si vas al sexo
como a un examen... ¡ya has cateado!
¿Vemos el sexo como
competición?
Sí.
Buscamos hacer muescas: conquistas, polvos, orgasmos... Y ellas, hoy, también.
Todo esto perjudica a la sexualidad masculina.
¿Qué hacer?
Que ella se
feminice (sin imponer ni exigir) y él se masculinice (sin temer ni exigirse) y se muestre seguro y firme.
La dominación masculina es la fantasía sexual favorita de ellas: vea el éxito
de Cincuenta sombras de Grey.
¿Qué consulta sexual masculina
es la más frecuente?
La
dificultad para controlar la eyaculación de modo razonable.
¿Qué es razonable?
No
hay duración estándar. Se trata de estar a gusto juntos, de afectividad. Si él
eyacula sin orgasmo de ella, ¡humor compartido!: él puede seguir haciendo cosas
en la cama.
¿Y si ella se irrita, iracunda,
y le riñe?
Es
tan impertinente y dañino como si él dijese: "¡Tú, querida, córrete en un
minuto!".
¿Qué es una buena relación
sexual?
Una comunicación
privilegiada que no tienes con nadie más que con tu pareja, y que no necesita
ni erección ni orgasmos.
¿Qué pueden hacer ellas por
nosotros?
Mujer,
hazle sentir que te gusta lo que le haces. Ayúdale a entender qué pasa con tu
orgasmo. Y hazle sentir tranquilo, que por donde pise no estallará ninguna
mina.
¿Cuánto puede durar una
erección?
Variable.
Una erección muy prolongada (un par de horas) puede gangrenar el pene.
¿Los sexólogos padecen
gatillazos?
¡Sí!
¿Y qué? No estamos en una película porno en la que el director dirá
"¡corten!".
¿Tiene ventajas ser sexólogo?
La
desventaja de levantar expectativas en ellas... aunque la ventaja de tener recursos.
¿Por ejemplo?
La
erección se ha ido: ¡no dramaticemos! Besémonos, acariciémonos... Y hasta puede
volver. O no: ¡no
depositemos tanto peso en un trozo tan pequeño! Juguemos, ¿no?
Ya, pero ¿de qué depende una
erección satisfactoria?
De
una buena salud cardiovascular: ¡corazón sano, pene sano! Y de dejar a un lado
la ansiedad. Y de tener ganas de jugar.
Si un miembro de la pareja
desea más sexo que el otro, ¿qué hacemos?
Se
negocia, se llega a un acuerdo... y eso puede incluir la masturbación.
Ante los celos sexuales, ¿qué
aconseja?
Hablar,
pactar... pero sin que uno cambie su modo de ser por pacificar al otro, pues
vino a ti precisamente por cómo eres, ¿no?
¿Cuál es la fantasía sexual
favorita de los hombres?
La
fantasía del trío (él con dos mujeres de su gusto), y también tener un lance
sexual con alguna mujer conocida y cercana.
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