Autor: Rabindranath Tagore
"El juego limpio incorpora los conceptos de amistad, el
respeto por los demás y el desarrollo del desafío deportivo con el espíritu correcto.
El juego limpio es como una forma de pensar y no solo una manera de
comportarse." (Código
de Ética Deportiva del Consejo de Europa). "Lo importante en la vida no es el triunfo,
sino la lucha. Lo esencial no es haber ganado, sino haber luchado bien."
Barón Pierre de Coubertin.
He
comenzado con una referencia expresa a la noción universal de "juego
limpio, porque para la entrada de hoy rescataré una historia cuya esencia trata
de ello. Y lo hizo en las condiciones más extremas: entre la vida y la muerte,
lo que es mucho más importante que cualquier pelea, más o menos intensa, sobre
el tartán de una pista de atletismo o el césped de un campo de fútbol, por
ejemplo.
"Dichosísimo
aquel que corriendo por entre los escollos de la guerra, de la política y de
las desgracias públicas, preserva su honor intacto", dijo Simón Bolívar en una frase que bien pudiera resumir todo el
espíritu humano que se deriva del encuentro, en plena II Guerra Mundial, entre
dos honorables hombres: Charlie Brown y
Franz Stigler.
El
20 de diciembre de 1943, tras incursión de ataque aéreo sobre la ciudad alemana
de Bremen, un bombardero inglés B-17 pilotado por el Comandante Charles Brown,
fue severamente dañado por las defensas antiaéreas alemanas, iniciando un
penoso viaje de retorno a su base en terriorio inglés.
Tras
el raid, y la consiguiente respuesta defensiva alemana, el Comandante Brown y
cuatro de sus tripulantes estaban heridos y uno de los artilleros había muerto.
Brown recordaría después: “Comencé a descender en espiral hasta muy cerca del
suelo. En mi memoria perdura la tensión de esquivar árboles y edificios; de
hecho tuve pesadillas durante años y años esquivando una y otra vez árboles y
edificios. Creo que los alemanes pensaban que terminaría por estrellarme.”
Pero no fue así y el avión consiguió remontar el vuelo. Con el instrumental
averiado y habiendo perdido todo sentido de la orientación fue penetrando cada
vez más en territorio enemigo. En su errática ruta de vuelo, el B-17 sobrevoló
un aeródromo de la Luftwaffe. El avión fue rápidamente avistado y el piloto de
servicio en aquel momento, Franz
Steigler, fue conminado a despegar y derribar el bombardero incursor.
Steigler
realizo las maniobras precisas para acercarse a lo que él creía iba a ser una
presa fácil. Cuando estuvo ya muy próximo al B-17, se sorprendió de lo que vio:
"Nunca
antes había visto volando a un avión en un estado tan calamitoso: la cola y la
sección trasera estaban severamente dañadas y el artillero de cola herido; la
torre superior había desaparecido, el morro estaba demolido y tenía agujeros
por todos lados". A pesar de tener munición de sobra, Franz
Stiegler se acercó al costado del B-17 y observó que Charlie Brown, el piloto,
estaba asustado y luchando para controlar su dañado avión. Charlie y su
copiloto fueron conscientes de la presencia del caza alemán y pensaron que
hasta ese momento habían alcanzado sus vidas. Sin embargo, el piloto alemán se
dio cuenta de que el avión aliado no tenía idea de adónde se estaba dirigiendo
y apesadumbrado por la situación, decidió contravenir sus ordenes indicando a
Brown que virase 180º. Tras el viraje de la pesada nave escoltó el averiado
avión hasta el Mar del Norte y lo situó en rumbo hacia Inglaterra. Luego saludó
a Charlie Brown con la mano y emprendió el vuelo de regreso a su base.
Cuando
Franz Steigler aterrizó, informó a
su comandante de que el avión enemigo había sido derribado sobre el mar después
de un corto enfrentamiento. Nunca dijo a nadie la verdad. El dañado B-17
consiguió llegar a su objetivo y los supervivientes, aún conmocionados,
hicieron un informe completo de lo sucedido, pero se les ordenó no hablar jamás
sobre lo que había ocurrido ese día.
Más
de cuarenta años después, Charlie Brown quiso encontrar al piloto de la
Luftwaffe que le había salvado a él y a su tripulación y tras años de búsqueda,
Franz Steigler fue localizado. Se reencontraron en los EE.UU. en 1989, en una
reunión en la que estaban diez personas que aún vivían, gracias a que el piloto
alemán aquel día no disparó sus ametralladoras.
Cuando
se le preguntó porqué no había derribado al B-17, Stiegler dijo que no había
tenido corazón para terminar con la vida de aquellos hombres indefensos: “Volé al costado
de ellos por un buen rato. Ellos estaban luchando desesperadamente para poder
regresar a su base y yo iba a permitírselo. No podría haberles disparado, pues
hubiera sido lo mismo que dispararle a un piloto colgando de un
paracaídas."
Franz
Steigler y Charles Brown fallecieron en el año 2008 con un intervalo de apenas
seis meses entre un deceso y el otro.
El juego limpio
no es una teoría. El juego limpio es una actitud que se manifiesta en el
comportamiento. Cada vez que actuamos con el espíritu de juego limpio,
contribuimos a construir un mundo mejor y más pacífico.
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