La vida
es para disfrutarla, paladearla a medida que va transcurriendo, día a día, hora
a hora, minuto a minuto! Pero para lograrlo, uno debe tener el tiempo
suficiente para disfrutar de lo sencillo y cotidiano que hay a nuestro
alrededor! Y para ello es necesario tener tiempo… y confiar!
Tiempo
es, precisamente, lo que nos falta en nuestro mundo de hoy, en el que cada
minuto es oro, en el que perder el tiempo es un pecado y en el que hay que
realizar el máximo de cosas en el mínimo tiempo posible! Ni qué decir tiene que
el estrés, la ansiedad y la hiperactividad son su evidente contrapartida, lo
que nos provoca la falta de atención y un paulatino deterioro de nuestra salud!
¿Por
qué vamos de prisa a todas partes? ¿Por qué no sabemos disfrutar de la
serenidad y del sosiego, ni tan siquiera en nuestro tiempo libre? ¿Por qué esa
necesidad de sentirnos permanentemente ocupados o preocupados? ¿Por qué no nos
damos cuenta de que la prisa es una mala consejera… y que nos impide ser
plenamente conscientes de nuestra realidad más inmediata?
Sin
duda recobrar el verdadero valor del tiempo en nuestra vida, aprender a
utilizarlo a nuestro favor y perderlo con nosotros mismos o realizando
actividades que nos provocan placer es la gran asignatura pendiente de
cualquiera de nosotros…
Reconozco
que tardé demasiados años en darme cuenta del placer de la serenidad y de
concederme tiempo a mí mismo. Durante casi 30 años trabajando como consultor de
empresa, iba de un lado al otro, sin parar. Y me sentía culpable cuando tenía
un espacio blanco en mi agenda y no tenía algo especial y productivo que hacer.
Ni que decir tiene que entonces el tiempo pasaba volando, de hora en hora, de
semana en semana, de mes a mes, de año a año, sin parar!
Pero
un buen día descubrí que el tiempo sentido y vivido así se convierte en un arma
letal que va contra nosotros mismos. ¿O es el tiempo ajeno a nosotros mismos el que es
peligroso? Porque el tiempo con uno mismo o realizando algo que nos
produce placer, satisfacción o felicidad es tiempo bien aprovechado! Así, como
se suele afirmar, el tiempo es algo relativo… y es el más preciado tesoro de
nuestra vida! Y, como todo en ella, no es bueno ni malo, sino que dependerá del
sentido que le demos a ese tiempo disponible! Lo que es seguro es
que nadie conoce exactamente y de antemano el tiempo que dispondrá para vivir!
Por ello el tiempo es tan preciado y algo que debemos disfrutar y respetar,
pues es todo lo que tenemos en esta vida -corta o larga- que cada uno vivirá!
Y
está claro que, cuando se acabe mi tiempo de vida -sea mucho o poco- lo
importante será saber
cuánto tiempo he utilizado a mi favor y en mi propia vida y cuánto he
desperdiciado viviendo una vida ajena y/o solo para los demás! No sé
si será el bíblico Juicio Final, pero se me preguntará qué hice con el tiempo
que se me regaló al llegar a mi vida! Si en ella aprendí a utilizarlo para
vivir intensamente, para disfrutar de los detalles y/o compartir mis logros con
los demás, la vida habrá sido a todas luces positiva para mí, para los demás y
para el mundo en que viví! Si, en cambio, mi vida consistió en surfear por los
acontecimientos que la vida me regaló, huyendo de las emociones que generaban
y/o atesorando las experiencias vividas para mí sólo, mi vida habrá sido un
fracaso!
Pero
te confesaré algo personal. En cuanto aprendí a disfrutar del tiempo en mi vida en
vez de ser una víctima de él, me da la sensación que pasa más lentamente
y, en
cualquier caso, vivo mi vida más intensa y plenamente que antes, cuando solo
sabía correr! Así, hoy tengo la grata sensación de aprovechar mucho
más mi tiempo invirtiéndolo en mí y/o en las cosas realmente esenciales e
importantes de mi vida, dándole sentido pleno y, como consecuencia, a la de los
demás que me rodean. Podría afirmar que cada minuto que pasa hoy lo vivo como una gran
oportunidad para vivir intensamente, aprender y disfrutar… además de compartir
lo mejor de mí mismo y de mi tiempo, que es el más preciado tesoro
que puedo regalarme y regalar, por amor!
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