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dissabte, 19 de gener del 2013

Postergar-procrastinar: Los grandes enemigos de la eficacia y la fuerza de voluntad. Patricia Ramírez.


¿Te suena esta escena, contigo como protagonista? El motivo puede ser de diferente índole, puede versar sobre el control de la comida, la bebida, si fumarte o no ese cigarrillo o si arrancar con los bártulos con el fin de ir al gimnasio. Observa tu diálogo interno:
Pepito grillo: "No piques patatas fritas, no conviene, luego te invade el sentimiento de culpa y es horrible".
Diablito: "Cómo que no, si solo es un bombón, es Navidad (fin de semana, tu cumpleaños... cualquier día es bueno), mañana te pones otra vez con la dieta".
Pepito grillo: "Un minuto en la boca de placer y luego los remordimientos, qué va, paso".
Diablito: "¿Y si me muero mañana, me voy a reprimir estos pequeños placeres? Que yo no he venido a sufrir"...
La misma escena te la puedes encontrar debatiéndote entre ir al gimnasio o quedarte a ver tu serie favorita, fumarte ese cigarrito que tanto te relaja o pensar que no te conviene, tomar una copa más de vino y volverte más extrovertido o saber que con una copa más empezarás a decir tonterías...
Cuando te debates entre el PLACER INMEDIATO y el BENEFICIO A MÁS LARGO PLAZO, y la elección de ambas opciones depende de ti, tiendes a declinar por lo inmediato. ¿Por qué? Porque cuesta mucho renunciar a esa cultura del bienestar, del bienestar engañoso, porque segundos después te estás arrepintiendo.

¿Qué debes hacer si estás deseando dejar de postergar?
Deja de razonar contigo mismo. Casi siempre gana Diablito. Y no es que él tenga más argumentos, solo que son más placenteros. Saber que es "el malo" le ha dado tablas para tener un poder de persuasión mayor, porque sabe que necesita convencerte. Es cuestión de supervivencia, sabe que la razón ganaría a la sinrazón, por ello ha desarrollado todo un abanico para llevarte a su terreno; necesita ganar y para ello está muy experimentado. Diablito sabe que no te va a convencer con lo que te conviene, así que lleva toda la vida elaborando muchos argumentos para conseguirlo.

No le escuches. Si le atiendes, estás perdido. Recuerda, más sabe el diablo por viejo que por diablo. "Cartucho, cartucho, que no te escucho". Cantar es una buena estrategia para distanciarte de quien te dice "cae, sucumbe, si total, vas a vivir dos telediarios más, estar a dieta no es vida". Que es para decirle "So gili..., lo que no es vida es tener el colesterol dando palmas en la sangre, las rodillas hechas polvo del sobrepeso, y la autoestima baja porque cuando te ves en el espejo no te gustas". Pero no hay mayor desprecio, que el no hacer aprecio. Así que cada vez que el diablito rojo aparezca en tu mente retándote... no le escuches, canta y sobre todo...

...Actúa. Mientras tu cabeza habla y habla, se debate, tú actúa en la dirección que quieres, esa que es buena para ti. El diablito puede estar hablando, y tú mientras cantando el "cartucho, cartucho, que no te escucho" y cortando melón, o poniéndote las zapatillas para salir a correr o tirando la marihuana por la taza del wáter. Actuar te hace libre y a la larga, te reconforta.
Si te decides por LA ACCIÓN, dará igual lo que estés pensando, porque de pronto estarás en la calle corriendo, o comiendo melón. Que Diablito quiera convencerte no significa que tú tengas que hacerle caso. Tú decides, no él. No busques excusas, no las hay si tú decides que no las haya.
Sólo postergamos porque dudamos, porque nos ofrecemos otra alternativa a nosotros mismos.
Aprende a trabajar y a tomar decisiones con un punto de no retorno, como si no hubiera otra alternativa. Imagina que hoy, en lugar de tener dos opciones: la opción de "hacer el informe ese dichoso que no apetece y que estás retrasando desde hace una semana" y la opción de "contestar todos los mails" que te apetece más, solo tienes la primera. Tienes que hacer el informe sí o sí. Ya está, no tienes que darle más vueltas, es el informe. PONTE y HAZLO. ¿Sabes cuánto tiempo pierdes pensando? "Lo hago, no, no me apetece, dentro de un rato... ya pero es que tengo que hacerlo, venga va, me pongo... ayyy, pero si es que no sé ni por dónde empezar... hala, va, en un ratito me pongo".
Con todo estos argumentos, ya estarías sentado delante del ordenador y generando ideas.
Si fueras capaz de "meterle mano" a lo que acontece en el tiempo, de forma organizada, tu vida ganaría en calidad y en orden. Tu nivel de ansiedad y apatía aumenta a medida que dejas para mañana lo que tenías que hacer hoy. ¿Por qué tiendes a ser perezoso? Sólo porque priorizas el placer inmediato por encima de emociones negativas, que de todas formas vas a tener que lidiar con ellas tarde o temprano. Las emociones negativas no son tan negativas, solo forman parte del proceso y te ayudan a darle más valor a los "buenos ratos". No huyas, atrévete con ellas. Mientras estás en el proceso, te das cuenta de que no tenían tanto valor negativo como les otorgabas al principio. Las cosas parecen más tremendas cuando se contemplan desde fuera, una vez que decides intervenir, pierden tremendismo.
Postergar tiene además otro efecto secundario: coger la experiencia de postergar. Una vez que te acostumbras a hacerlo, una vez que sientas el precedente, empieza a formar parte de tu modus vivendi. Lo harás también mañana y se convertirá en una rutina. Los malos hábitos te impiden tener paz interior y necesitas romperlos cuanto antes para tener orden... orden que te hará sentirte bien contigo mismo.
Recuerda, para dejar de postergar deja de atender al debate interno y ACTÚA. La fuerza de voluntad ha conseguido milagros en personas que jamás pensaron que podrían llegar tan lejos. No permitas que el Diablito de turno te cuestione si la tienes o no. Tú la tienes igual que todo el mundo, sácale partido. ¡QUE LA FUERZA (DE VOLUNTAD) TE ACOMPAÑE!

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