¿Te suena esta escena, contigo como protagonista? El motivo puede
ser de diferente índole, puede versar sobre el control de la comida, la bebida,
si fumarte o no ese cigarrillo o si arrancar con los bártulos con el fin de ir
al gimnasio. Observa tu diálogo interno:
Pepito
grillo: "No piques patatas
fritas, no conviene, luego te invade el sentimiento de culpa y es
horrible".
Diablito: "Cómo que no, si solo es un bombón, es
Navidad (fin de semana, tu cumpleaños... cualquier día es bueno), mañana te
pones otra vez con la dieta".
Pepito
grillo: "Un minuto en la boca
de placer y luego los remordimientos, qué va, paso".
Diablito: "¿Y si me muero mañana, me voy a
reprimir estos pequeños placeres? Que yo no he venido a sufrir"...
La misma escena te la puedes encontrar debatiéndote entre ir al
gimnasio o quedarte a ver tu serie favorita, fumarte ese cigarrito que tanto te
relaja o pensar que no te conviene, tomar una copa más de vino y volverte más extrovertido
o saber que con una copa más empezarás a decir tonterías...
Cuando
te debates entre el PLACER INMEDIATO y el BENEFICIO A MÁS LARGO PLAZO, y la
elección de ambas opciones depende de ti, tiendes a declinar por lo inmediato. ¿Por qué? Porque
cuesta mucho renunciar a esa cultura del bienestar, del bienestar engañoso,
porque segundos después te estás arrepintiendo.
¿Qué
debes hacer si estás deseando dejar de postergar?
Deja de razonar contigo mismo. Casi siempre gana Diablito. Y no es que él tenga más argumentos,
solo que son más placenteros. Saber que es "el malo" le ha dado
tablas para tener un poder de persuasión mayor, porque sabe que necesita
convencerte. Es cuestión de supervivencia, sabe que la razón ganaría a la
sinrazón, por ello ha desarrollado todo un abanico para llevarte a su terreno; necesita ganar y para ello está muy experimentado. Diablito sabe que no te va a
convencer con lo que te conviene, así que lleva toda la vida elaborando muchos
argumentos para conseguirlo.
No le escuches. Si le atiendes,
estás perdido. Recuerda, más sabe
el diablo por viejo que por diablo. "Cartucho,
cartucho, que no te escucho". Cantar es una buena estrategia para distanciarte de quien te dice
"cae, sucumbe, si total, vas a vivir dos telediarios más,
estar a dieta no es vida". Que es para decirle "So gili...,
lo que no es vida es tener el colesterol dando palmas en la sangre, las
rodillas hechas polvo del sobrepeso, y la autoestima baja porque cuando te ves
en el espejo no te gustas". Pero no hay mayor desprecio, que el no hacer aprecio. Así que
cada vez que el diablito rojo aparezca en tu mente retándote... no le escuches,
canta y sobre todo...
...Actúa. Mientras tu cabeza
habla y habla, se debate, tú actúa en la dirección que quieres, esa que es
buena para ti. El diablito puede estar hablando, y tú mientras cantando el "cartucho, cartucho, que no te escucho" y cortando melón, o
poniéndote las zapatillas para salir a correr o tirando la marihuana por la
taza del wáter. Actuar te hace
libre y a la larga, te reconforta.
Si te decides por LA ACCIÓN, dará igual lo que
estés pensando, porque de pronto estarás en la calle corriendo, o comiendo
melón. Que Diablito quiera convencerte no significa que tú tengas que hacerle
caso. Tú decides, no él. No busques excusas, no las hay si tú decides que no
las haya.
Sólo
postergamos porque dudamos, porque nos ofrecemos otra alternativa a nosotros
mismos.
Aprende a trabajar y a tomar decisiones con un punto de no
retorno, como si no hubiera otra alternativa. Imagina que hoy, en lugar de
tener dos opciones: la opción de "hacer el
informe ese dichoso que no apetece y que estás retrasando desde hace una
semana" y la opción de "contestar
todos los mails" que te apetece más, solo tienes la primera. Tienes que hacer el
informe sí o sí. Ya está, no tienes que darle más vueltas, es el informe. PONTE y HAZLO. ¿Sabes cuánto tiempo pierdes pensando?
"Lo hago, no, no me apetece, dentro de un rato... ya pero es que tengo que
hacerlo, venga va, me pongo... ayyy, pero si es que no sé ni por dónde
empezar... hala, va, en un ratito me pongo".
Con todo estos argumentos, ya estarías sentado delante del
ordenador y generando ideas.
Si fueras capaz
de "meterle mano" a lo que acontece en el tiempo, de forma
organizada, tu vida ganaría en calidad y en orden. Tu nivel de ansiedad
y apatía aumenta a medida que dejas para mañana lo que tenías que hacer hoy.
¿Por qué tiendes a ser perezoso? Sólo porque
priorizas el placer inmediato por encima de emociones negativas, que de todas
formas vas a tener que lidiar con ellas tarde o temprano. Las emociones
negativas no son tan negativas, solo forman parte del proceso y te ayudan a
darle más valor a los "buenos ratos". No
huyas, atrévete con ellas. Mientras estás en el proceso, te das cuenta de que no tenían
tanto valor negativo como les otorgabas al principio. Las cosas parecen más tremendas cuando se contemplan desde
fuera, una vez que decides intervenir, pierden tremendismo.
Postergar tiene además otro efecto secundario: coger la experiencia de postergar. Una vez que te
acostumbras a hacerlo, una vez que sientas el precedente, empieza a formar
parte de tu modus
vivendi. Lo harás también mañana y se convertirá en una rutina. Los malos hábitos te impiden tener paz interior y necesitas
romperlos cuanto antes para tener orden... orden que te hará sentirte bien
contigo mismo.
Recuerda, para dejar de postergar deja de atender al debate
interno y ACTÚA. La fuerza de
voluntad ha conseguido milagros en personas que jamás pensaron que podrían
llegar tan lejos. No permitas que el Diablito de turno te cuestione si la
tienes o no. Tú la tienes igual que todo el mundo, sácale partido. ¡QUE LA FUERZA (DE VOLUNTAD) TE ACOMPAÑE!
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