Coincidí en cierta ocasión con Deepak Chopra, y apenas
conversamos durante 20 minutos en la sala de espera previa al lugar donde cada
uno de los dos, respectiva y sucesivamente, íbamos a impartir una conferencia.
Introvertido y amable, con un hablar pausado y reposado, parecía elegir cada
una de sus palabras delicadamente.
Recuerdo que hablamos sobre la seguridad. Y ambos
concluimos, estando de acuerdo, en que ésta es una ilusión. Porque no deja
de ser un apego a lo conocido, y lo conocido es, necesariamente, nuestro
pasado. Luego la seguridad es un apego al pasado, y en consecuencia, es un
condicionamiento.
Sí, el pasado nos ayuda a aprender (para aquel que quiere
aprender de la experiencia, porque hay quien no quiere aprender de la
experiencia… ). Pero si reclamamos una seguridad permanente, estamos
encadenándonos a una fantasía que se ancla en el pasado.
Toda evolución implica, nos guste o no, abrirse a lo incierto, a lo
inesperado, a lo desconocido. Por ello merece la pena estar muy atentos al presente e
imaginar el futuro deseado. Desde el presente y desde nuestra imaginación para
crear la realidad y nuestra voluntad para trabajar, podemos abrir nuevos
caminos a la vida, aunque nada ni nadie pueda garantizarnos que lograremos
exactamente eso que deseamos. Pero quizás en el camino veremos que eso que
deseamos no es tan importante, y nos abriremos de nuevo a horizontes
inesperados, inconcebibles en el pasado.
Así es la vida, un camino en el que mientras avanzas se va bifurcando
continuamente y donde tienes que elegir. ¿Te imaginas un camino que
fuera un circuito cerrado en el que una y otra vez estuvieras obligado a pasar
por el mismo lugar, como en una condena, hasta el fin de tus días? Ese camino
acabaría convirtiéndose en un surco, e incluso en un foso, cada vez más
profundo por el desgaste de nuestros propios pasos y del que sería cada vez más
difícil salir.
Y precisamente porque es imposible garantizar el futuro, solo es posible
perder el presente. En realidad, la incertidumbre implica zambullirse en lo
desconocido, ya que allí todo es nuevo y el campo de posibilidades y de
creación es mucho mayor que lo que nuestro pasado condicionado nos hace ver, y
de lo que nuestros miedos se encargan de reforzar. Sin incertidumbre y sin lo desconocido,
dijo Deepak en su charla, la vida no es más que una repetición trillada de
recuerdos que te pueden acabar desgastando. Y tenía razón. Una buena
parte de la sabiduría de vivir consiste en aceptar la inseguridad.
Podemos elegir ser víctimas del pasado y
hacer de él nuestro verdugo del presente, o podemos elegir ser actores
conscientes del presente y crear un futuro que vaya más allá de lo que hoy
somos capaces de concebir.
A vivir.
Besos y abrazos,
Álex
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