Joshua Buckholtz,
director del laboratorio de Neurociencia y Psicopatología de Harvard.
Tengo
35 años y mucha suerte, porque lo mejor en neurociencia –conocer cómo funciona
el cerebro en red– acaba de empezar. Casado con una
pelirroja muy lista: un hijo de cinco años que nos da clases. La
neurociencia aún es inaplicable a la justicia. Colaboro
con CosmoCaixa
Recordar es triunfar
Las oposiciones confucianas, que exigen
memorizar ingentes temarios, consagran aquí profesiones inexistentes en otros
países avanzados, como la de los registradores, que pronto nos extraerán
cientos de euros por certificados de nacimiento o defunción, hoy gratuitos. El
opositor aprende a cumplir objetivos a largo plazo y se quema las pestañas por
ellos, mientras que otros simplemente ejercemos nuestra profesión. Ahora el
doctor Buckholtz –aun sin haber aprobado oposiciones memorísticas– aporta
pruebas de que ejercitar la memoria planificadora mejora el autocontrol. Así que, si quieren cumplir sus buenos
propósitos para el 2013, empiecen por memorizarlos. ¡Suerte, amigos!
Mi laboratorio de Neurociencia de Sistemas de Psicopatología (SNPlab) de Harvard investiga cómo imponemos nuestra voluntad a nuestro instinto.
¿Por qué le interesa el
autocontrol?
Porque es la
habilidad madre de todas las demás y, cuando nos falla, también lo es de
nuestros problemas de conducta
y, para muchos, de criminalidad. Los delincuentes lo son por su falta de
autocontrol de sus impulsos e instintos primarios.
¿Los mejores se autocontrolan
más?
Han
ejercitado la capacidad de esforzarse y sacrificarse por una gratificación no
inmediata. Habrá oído hablar de un experimento muy citado en pedagogía...
¿Elegir o caramelo hoy o dos
mañana?
Sí,
es un clásico, pero ilustrativo: darle un caramelo a un niño por un esfuerzo
inmediato y prometerle que, si es capaz de esperar a mañana para comérselo, le
darás dos.
El niño que sabe esperar será más
feliz.
Pues
sí, porque ya tiene más autocontrol.
¿Cuestión de genética?
No
sólo de herencia. Y esa es una buena noticia. Hemos demostrado que el autocontrol
está relacionado con nuestra capacidad de memorizar y programar actos en el
tiempo. Y es muy mejorable con ejercicios.
¿Y...?
Por
lo tanto, si
ejercitamos la memoria planificadora, también mejoraremos nuestro autocontrol,
nuestra disciplina a largo plazo y, con esfuerzo y método, nuestras
habilidades: desde saber tocar el piano hasta adelgazar.
¡Estupendo! ¿Debo empezar por
memorizar y no escribir la lista de la compra?
No
hablo de una memoria tan sencilla ni tan mecánica. Nosotros sólo hemos
demostrado que existe una relación entre el autocontrol y la capacidad de
memorizar y programar actos que, luego, deben cumplirse.
¿Por qué están relacionados?
Todavía
no podemos describirlo con precisión, pero el cerebro habituado a memorizar
programas de acción es también más hábil para posponer la gratificación
inmediata, porque también pospone los instintos.
Por ejemplo.
Si
quiere adelgazar, la habilidad no es tanto ser capaz de sacrificarse y decir
"no" en plan héroe al trozo de tarta como la de memorizar una dieta
saludable y seguirla. Así, la memoria ayuda a superar el instinto.
¿Cómo se ejercita?
Lo
describimos como una especie de meditación de contacto permanente con tus
objetivos: tener presencia de tu programa mental y visualizar a menudo sus
etapas y el éxito -la gratificación final- de esos planes.
¿Por qué?
Los impulsivos
caen en la tentación porque su atención tiene dificultades para relegar la
gratificación inmediata.
Está tan focalizada en el placer inmediato de la comida, la droga, el sexo...
que son incapaces de posponerla a cambio de otras posteriores.
El pastel sin espera les sabe
mejor.
Y,
en cambio, les cuesta mucho acceder en ese instante a los circuitos de la
memoria donde almacenan sus objetivos futuros: ese cuerpo esbelto; el triunfo
tras el esfuerzo.
¿Por qué memorizar ayuda?
Porque
la memoria
de programación mejora la flexibilidad cognitiva para visualizar mejor los
objetivos a medio y largo plazo.
¿Hay ejercicios especiales?
Los
estamos perfeccionando.
¿Cómo experimentan con la
memoria?
Nuestro
laboratorio es conductual, pero contrastado con un escáner de las ya conocidas
imágenes por resonancia magnética funcional (FMRI) y otro de bioquímica con el
que medimos niveles de dopamina.
Un neurotransmisor clave.
Fundamental
para entender los mecanismos cerebrales de motivación de la conducta humana y
saber por qué cada uno de nosotros actuamos como actuamos y por qué cada uno de
nosotros actúa diferente.
¿La dopamina modula el
autocontrol?
Está muy
relacionada con la capacidad de cada uno para planificar su conducta para mantener
-o no- esfuerzos a largo plazo.
¿Si miden el autocontrol
podrían determinar la responsabilidad de cada uno?
Siempre
me he negado a que nuestras investigaciones se utilicen en los juzgados.
Tal vez en la selección de
personal.
Dejaré
algo muy claro: la ciencia y la justicia persiguen fines radicalmente
diferentes. La ciencia, a partir de promedios en resultados de experimentos
individuales, infiere resultados de validez para toda la especie.
¿Los resultados no sirven para
juzgar?
No,
porque el
cerebro de cada uno de nosotros es diferente y único, y esa responsabilidad
individual es precisamente la que es juzgada por la justicia, la moral o la
ética: los científicos no juzgamos nunca a cada uno de los seres humanos;
intentamos que cada uno nos enseñe algo de todos los demás.
Le veo preocupado.
Hemos
descubierto un área neuronal que se activa cuando mentimos. Y la prensa nos
persigue, pero yo dejo claro que su activación varía en cada individuo y, por
lo tanto, no
podemos probar de forma concluyente la sinceridad de cada persona.
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