Vicenç
Alujas (Barcelona, 1962) está convencido de que el cambio que esperamos en el mundo “está
en nosotros mismos”. Por tal de alcanzar este propósito compagina la
coordinación del único hospital psiquiátrico penitenciario de España, el de
Brians, con la meditación y el coaching. Alujas es sociólogo y ha cursado
estudios de psicología, Desarrollo Personal y Liderazgo, meditación y mindfulness.
También es creador y divulgador de un nuevo método para liberar la mente,
práctica que explica en el libro Meditación
inmediata (Angle Editorial). “Para que el
cambio se produzca tenemos que tener la mente calmada”, asegura.
- ¿Qué resquebraja nuestra
paz interior?
-
El día a día
y el hecho de que nos da miedo conocernos a nosotros mismos: estar parados,
en silencio y calmados nos produce terror. También nos quita mucha
energía y ataca el sistema inmunitario lo que llamamos mente errante o mente de
mono, aquella situación en que los pensamientos se van por las ramas, saltan de
un sitio a otro y pensamos cincuenta mil cosas a la vez.
- ¿Qué provoca la mente
errante?
-
La falta de conciencia.
- Entonces, se trata de
conseguir llegar al estado de presencia…
-
Que es lo que culmina la meditación, que se consigue con conciencia plena, dándonos cuenta en
cada momento del aquí y del ahora.
- ¿Cuando no nos damos
cuenta de lo que hacemos somos infelices?
-
Correcto. La felicidad está vinculada a las emociones positivas y negativas;
muchas veces donde está la felicidad, está la infelicidad, pero yo aconsejo el
estado medio, el de equilibrio, el de bienestar. La meditación nos lleva a
vivir sin expectativas ni ambiciones, que no conducen absolutamente a nada. Hay que vivir
el día a día, el segundo a segundo, el aquí y el ahora.
- Pero, ¿por qué nos
empecinamos a menudo en ponernos metas que nos superan?
-
Por nuestro ego, un mecanismo de supervivencia emocional que nos impone
objetivos que no son lógicos ni están dentro de un contexto real, mientras que
la meditación nos ayuda a ser nosotros mismos. Simplemente, podría decirse que necesitamos
un cambio de enfoque, del exterior al interior.
- ¿Qué le llevó a
meditar?
-
Me di cuenta de que había otra manera de vivir mucho más calmada y consciente y
que podía conseguirlo a través de la meditación. Al principio, no meditaba
asiduamente porque erróneamente lo vinculaba a religiones y sectas, pero cuando
me di cuenta de que en el yoga, que yo también practico, se hacía meditación,
me fui involucrando cada vez más.
- Uno de los
principales inconvenientes de la meditación a menudo es la falta de tiempo,
¿qué es lo que propone para solucionarlo?
-
Un monje budista muy importante del siglo XX dijo: “Quien
no tiene tiempo para meditar, no tiene tiempo para respirar”. La
meditación está muy relacionada con la respiración y el estado vital, existe
desde hace 2.500 años, pero como todo en la vida, va evolucionando. La
meditación inmediata, que no quiere decir rápida, sino aquí y ahora, aprovecha
cualquier circunstancia para practicar.
- ¿En qué la diferencia
de otro tipo de meditación?
-
En la sencillez, que es muy fácil y práctica. Quiero demostrar a todo el mundo
que le interese que no hace falta hacer movimientos extravagantes, ir a
monasterios o a la India y al Nepal para meditar.
- ¿En qué partes se
divide?
-
Parar (1 minuto), aceptar (5 minutos), discernir (10 minutos) y soltar –la
liberación plena- (20 minutos).
- ¿Cualquier lugar es
bueno para hacerlo?
-
Sí, podemos meditar en un parque, en un coche, mientras esperamos a alguien o
estamos atrapados en una retención de tráfico, también se puede hacer mientras
andamos o corremos dándonos cuenta de
las sensaciones al pisar el suelo, de cómo nos da el aire en la cara, de cómo
respiramos... De esta manera podremos llegar a hacer muchos kilómetros,
incluso, un maratón, yo lo he conseguido.
- ¿Cuál es el sitio más
raro donde ha meditado?
-
Lavándome las manos, en la ducha, en el metro, en el autobús y en un avión,
donde hice una meditación muy bonita: puse el asiento en posición vertical, los
pies en el suelo, me centré en la ubicación –el asiento-, después en el trozo
de avión, después en todo el avión y cuando fui ampliando me di cuenta de que
estaba en el cielo, fui haciendo ondas y parecía que estaba mediando en el
universo.
- ¿Pasó desapercibido
para los demás pasajeros?
-
Ahí está uno de las grandes ventajas de la meditación inmediata, que puedes
hacerla sin que nadie se de cuenta. La gente se piensa que estás adormecido,
pero eres plenamente consciente de lo que estás haciendo.
- ¿En qué nos beneficia
la meditación?
- En
todo: nos conoceremos
a nosotros mismos, conseguiremos más paz, seguridad, salud, el espacio interior
que necesitamos, calma, ser lo que realmente somos.
- ¿Lo pone en práctica
en su trabajo?
-
Sí, aconsejo a la gente que cada hora o cada dos horas mire de parar un minuto.
Creo que es vital, clave, hace que la jornada laboral sea diferente de lo que
era antes.
- ¿También lo aconseja
a los presos a los que trata?
-
No, trabajo con enfermos mentales y según para qué tipo de psicopatía
–psicóticos y trastornos de la personalidad- no es aconsejable; para los
neuróticos –es el que tiene la desgracia o el defecto de complicarse la vida-,
sí.
- Explíquese.
- Hay
mucha gente que tropieza varias veces con la misma piedra: necesitan calmar la
mente, sentarse y tener conciencia de ella misma. La meditación inmediata es el
mejor remedio para acabar con esa neurosis. Automáticamente minimizas los
problemas exteriores. La clave es aceptarlos; las cosas son como son.
- Puede parecer una
actitud conformista…
-
Quiere decir
simplemente aceptar, no resignarse. Si tengo un trabajo que no me
gusta, lo acepto, pero no me resigno a no encontrar uno mejor. Aceptar es
clave, hay que olvidarse del yo, que existe porque existen los demás.
- ¿De esta forma el
sufrimiento se amortigua?
-
Hay que saber diferenciar dolor y sufrimiento. Por ejemplo, si te pego un
martillazo en la mano te producirá dolor, pero si de aquí a tres meses piensas
todavía en ello, eso es sufrimiento. El dolor no tiene remedio, hay que pasarlo; el
sufrimiento es opcional y hay que evitarlo.
- ¿La meditación puede
convertirse en una adicción?
-
No. Hay varias falacias sobre la meditación y una es esta. La adicción es el
grado máximo de la costumbre malentendida –como pueden ser el tabaco, el
alcohol o el gimnasio-. Simplemente, la meditación calma la mente; una vez que
está calmada, no te pide más, es un estado de petición por parte de una causa
externa a tu yo interno.
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