¿Y si levantarse para ir a la oficina
fuera algo apasionante? ¿Y si el dinero que percibimos fuera secundario? ¿Y si
trabajar nos sirviera para ser más felices? Creedme, aunque parezca un tópico,
para algunas personas esto es una realidad, porque no se levantan para ir a
trabajar, sino que se levantan para ir a disfrutar. Dicho esto,
os lanzo otra pregunta: ¿Por qué no nos movemos para estar junto a esos
privilegiados? Desde luego que no es misión sencilla, pero se puede
lograr.
El último informe Gallup sobre
satisfacción laboral revelaba un dato bastante alarmante: Solo uno de cada ocho
trabajadores en todo el mundo está contento con su trabajo. Y no es una
encuesta realizada a la ligera, ya que se trata de resultados recogidos en 142
países y a 25 millones de trabajadores a lo largo del planeta. Los hay peores,
pero España no sale muy bien parada. Hasta un 62 por ciento de los encuestados
se muestran desconectados del trabajo que desempeñan, mientras que un 20 por
ciento afirman sentirse muy desconectados. Solo un 18 por ciento está
satisfecho. A nivel mundial el dato alcanza el 87 por ciento de personas “desconectadas emocionalmente de sus puestos de trabajo y
con menos posibilidades de ser productivas”. En tu caso, ¿dónde
te sitúas? Si estás en el primer grupo, sinceramente te felicito. Realmente no
es fácil y es un motivo de alegría. En el caso de alinearte con los
descontentos, todavía hay solución, no desesperes.
El primer paso es bien sencillo:
Sentarse con uno mismo y hacer un ejercicio de análisis. Actuar por impulsos y
mandarlo todo al garete no es la solución, primero hay que buscar dónde se
esconde nuestra felicidad y, una vez encontrada, abandona pero con
red. Ningún trapecista medio cuerdo está dispuesto a caer al vacío.
Ese tiempo de introspección es básico.
Busca tu momento, se trata de pensar qué queremos hacer con una porción
importante de nuestra vida, al fin y al cabo el trabajo es ese lugar donde
pasamos la mayor parte de la semana, no es un tema menor. El trabajo es fuente
de vida y satisfacción personal, o debiera ser así, en el momento que su
desempeño provoca frustración, debemos pensar qué estamos enfocando mal. No se
trata de buscar la felicidad en no hacer nada, o ser como el cómico Jerome Kaplka cuando dijo que “me gusta y me
fascina el trabajo. Podría estar sentado horas y horas mirando a otros cómo lo
hacen”. La cuestión es buscar nuestra felicidad en alguna tarea, y
solo se encuentra en aquello que nos apasiona. Busquemos.
Scott
Dinsmore’s
es uno de ese grupo de elegidos que vive con pasión su trabajo, que no es otro
que, precisamente, ayudar a los demás a encontrar su pasión. Porque todos la
tenemos aunque a veces se refugie entre problemas, crisis, lamentos o vidas
complicadas. En ese difícil camino, Dinsmore’s plantea tres pasos indispensables
para localizar aquello que amamos, aquello que más nos gusta, o que mejor se
nos da hacer. Pero antes nos invita a hacernos esta pregunta: ¿Por qué trabajas
en lo que trabajas?
Una vez que tenemos una respuesta más
o menos clara, nos marca tres pasos a seguir:
1. Conviértete en un experto de ti mismo.
Si no sabes lo que quieres, nunca vas a encontrarlo. Debemos saber qué
actividad nos gusta tanto que haríamos incluso sin que nos pagaran. Para ello
podemos mirar atrás en nuestra vida y analizar en qué somos buenos. Normalmente
se nos da bien esa tarea con la que más disfrutamos. Porque para Dinsmore’s la
definición del éxito es una conjugación de fortalezas únicas, valores y
experiencias. Hacemos las cosas que se supone que tenemos que hacer, que nos
dicen que tenemos que hacer, pero debemos saber qué cosas nos hacen estar
vivos.
2. Haz lo imposible. Olvida esa
palabra porque todo es imposible hasta que alguien lo hace. Pero para
conseguirlo, debemos atrevernos. Da vértigo, pero si quieres comprobarlo
empieza por pequeñas metas. Comienza por medir tus límites y hacer realidad
pequeños logros que pensabas imposibles. Adelgaza, finaliza esa carrera de 10
kilómetros, escribe ese libro que te gustaría, deja de fumar… Lo que te guste,
lo que llevas tiempo pensando y no acabas por llevar a cabo. Son pequeños
pasos, pero los bebés comienzan a andar así.
3. Rodéate de gente apasionada.
Está demostrado que en equipo se puede conseguir mucho más. La energía se
transmite, al igual que la negatividad. Busca energía y no toxicidad como
empujón.
Búscate a ti mismo, da el paso y
rodéate de corazones para encontrar tu ocupación, o como dice el autor Louis Barajas en su libro ‘Agotado,
agobiado y mal pagado’ tu ocu-pasión. No
hace falta pasar a la historia con nuestro desempeño diario. No
pretendamos ser Michael Jordan o Steve Jobs, simplemente hagamos algo
que nos importe. Da igual si es pronto o es tarde, si eres joven o viejo, no
pongas más excusas porque vivimos una vez. Si no estás feliz da el paso porque al final lo que
importa no son los años de la vida, sino la vida de los años.
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