Un
día, un becerro tuvo que atravesar un bosque virgen para volver a su pastura.
Como era un animal irracional, abrió un sendero tortuoso, lleno de curvas,
subiendo y bajando colinas.
Al
día siguiente, un perro que pasaba por allí usó ese mismo sendero para
atravesar el bosque. Después fue el turno de un carnero, jefe de un rebaño, que
viendo el espacio ya abierto hizo a sus compañeros seguir por allí.
Más
tarde, los hombres comenzaron a usar ese sendero: entraban y salían, giraban a
la derecha y a la izquierda, descendían, se desviaban de obstáculos, quejándose
y maldiciendo, con toda razón. Pero no hacían nada para crear una nueva alternativa.
Después
de tanto uso, el sendero acabó convertido en un amplio camino donde los pobres
animales se cansaban bajo pesadas cargas, obligados a recorrer en tres horas
una distancia que podría haber sido vencida en treinta minutos si no hubieran
seguido la vía abierta por el becerro.
Pasaron
muchos años y el camino se convirtió en la calle principal de un poblado y,
finalmente, en la avenida principal de una ciudad. Todos se quejaban del
tránsito, porque el trayecto era el peor posible.
Mientras
tanto, el viejo y sabio bosque se reía, al ver que los hombres tienen la
tendencia a seguir como ciegos el camino que ya está abierto, sin preguntarse
nunca si esa es la mejor elección.
(Basado en un cuento
tradicional de Portugal). Paulo Coelho
Reflexión
Demasiadas
veces, me temo, nos
limitamos a seguir la senda marcada sin preguntarnos jamás si esa es la vía más
adecuada para alcanzar nuestros sueños.
La
mayor pare de las veces no disponemos ni del coraje ni del ánimo
ni de la fuerza
para salirnos del camino ya instituido en busca de una nueva senda en la que
quizá todo resultara más factible y mejor. Y sin embargo, si miramos hacia
atrás comprobaremos que una y otra vez en la historia del ser humano, son los
que abandonaron el camino principal aquellos que acabaron encontrando algo nuevo
y maravilloso
para el mundo y para sí mismos.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada