Puede que lleves una vida
normal, plena y hasta feliz. Dispones de aquello que día a día te ayuda a
mantener una existencia normal sin excesivas preocupaciones… sin embargo, hay
algo que emerge de pronto en esos momentos en que te miras al espejo. En que te
detienes y echas esa mirada hacia el interior de ti mismo. Hay algo que falla,
algo que te embarga y te envuelve con una sensación a medio camino entre la tristeza y la
desesperación.
Es un vacío. En ocasiones tiene la forma de la frustración,
el relieve de todo aquello que deseabas haber hecho o conseguido y que, por
la razón que fuera nunca pudo ser. También suele ocurrir que dicho abismo en el
corazón tenga la silueta de algo o alguien que perdiste, pero también, y es algo
innegable, dicho hueco responde a un vacío existencial que es difícil traducir en
palabras. ¿Es esto lo que la vida guardaba para mí? ¿Es esto todo lo que de
verdad quería para mí, o me espera algo más a la vuelta de la esquina? ¿Qué
sentido tiene en realidad esa dimensión a la que llamamos “vida”?
UN
VACÍO EN EL CORAZÓN, UN PROBLEMA ACTUAL
Puede que al escuchar la
palabra “vacío
existencial”, pienses en esas personas que emprenden viajes de
auto-realización a la India para encontrar respuestas a esos espíritus
inquietos. A esas personalidades que buscan nuevas experiencias que den un
contexto a sus necesidades personales y emocionales.
Pero la dimensión del tema va
más allá. Es un problema emocional e incluso una auténtica crisis de valores
donde de pronto, todo empieza a cuestionarse. Anteriormente dábamos el
ejemplo de personas que, pueden estar llevando una vida aparentemente normal,
hasta que un día, puede surgir un desencadenante que empiece a poner en tela de
juicio esa existencia plácida. Puede que pierdas a alguien querido y te surjan
esas preguntas sobre el sentido de la vida, sobre el por qué solo
somos breves pasajeros en una vida en ocasiones demasiado breve.
El vacío en el corazón puede
además llevar el nombre de esa relación afectiva que no pudiste conservar o
que, simplemente, te hizo demasiado daño como para volver a cicatrizar. Son
estados que pueden convertirse en un ansia punzante y dolorosa. Nos sentimos a
la deriva, perdidos en una realidad que carece sin sentido. Como en un libro
sin letras.
LOGOTERAPIA,
EL SENTIDO DE LA PROPIA VIDA
Hay una teoría psicoterapéutica
muy interesante desarrollada por un discípulo de Sigmund Freud llamada logoterapia: su autor, Viktor Frankl. Este psicólogo había sobrevivido al holocausto y
sabía muy bien cómo se hendía ese vacío existencial, ese hueco en la mente y el
corazón. ¿Cómo poder volver a confiar en el ser humano después de lo acontecido
en su vida? Lo superó y ayudó a muchos en su misma situación.
Su perspectiva teórica se
basaba en la idea de que las personas, necesitamos de una motivación diaria, de
una especie de “voluntad
de sentido” y una fe hacia un futuro mejor donde comprometernos en algún propósito.
Si nos sentimos útiles y motivados, avanzamos en esa transcendencia vital lejos
del vacío, lejos del abismo del sin saber existencial.
El sentido es lo que cada ser
humano busca. Hay personas, que por ejemplo, no tienen claro cuál es el
propósito que las motiva, lo olvidaron en el pasado cuando por ejemplo,
sufrieron esa pérdida, ese abandono. Esa traición o ese “sin saber”. Cumplen con su
trabajo, con la familia, con los amigos dejándose llevar por el piloto
automático… pero algo falla.
¿Qué podemos hacer?, ¿cómo se
encuentra el sentido? La logoterapia nos dice que debemos buscar el autoconocimiento,
la expresividad
y la creatividad,
debemos saber qué valores son los que nos identifican. Es
esencial que encontremos algo por lo que motivarnos cada día, ser valientes,
saber sonreír, aportar felicidad a quienes nos rodean. Y seguir creciendo como
personas. Apuesta por las cosas sencillas, sé humilde. La felicidad se esconde
en las cosas más básicas y elementales.
Si tienes miedo, no avanzas. Si tienes dudas busca las
respuestas en ti mismo. Motívate, transforma tu realidad dejando a un lado la
angustia. El
viaje para salir de ese vacío en tu corazón, puede ser una aventura que merezca
la pena vivir con toda la intensidad.
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