
Antes de nada, aclaremos algo: Cuando
decidimos, renunciamos. Si nosotros queremos estar con alguien, es
lógico que tengamos que renunciar a otras cosas que hacíamos de solteros o con
nuestras anteriores relaciones. Ahora bien, el problema surge cuando en una
pareja siempre hay una de las partes que está continuamente cediendo con tal de
agradar al otro. Si eso ocurre, deja de ser renuncia para convertirse en sacrificio.
Y un sacrificio en una relación tiene un precio demasiado alto para los dos.
Cuidarte a ti es cuidar también tu pareja. No te engañes con frases de: “si me da
igual”, “total”… todo ello, te puede llevar a un enfado silencioso
que de repente un día explota. Por dicho motivo, intenta frenarlo a tiempo.
Veamos algunas claves:
Identifica
cuáles son tus necesidades
El amor es muy bonito, pero este no existe si es a
costa de dejarte tú la piel. Haz un listado de qué es importante para ti:
aficiones, actividades, amigos, visitas a la familia… Valora en los últimos
tres meses cuánto has hecho de todo ello o cuánto habéis compartido. Hay
personas que se mimetizan
con el otro y llega un momento, en el que no saben ni qué es lo que realmente desean. Si
te ocurre a ti, acude a tu infancia o a tu adolescencia: ¿Qué te gustaba hacer?
Quizá de ese modo alcances algunas respuestas. Y si el motor por el que no
tienes en cuenta tus necesidades es el miedo al abandono, ten en cuenta algo: No vivas una
relación de pareja a costa de renunciar a ti mismo o a ti misma. El
precio es demasiado elevado y un amor así, “no es amor,
sino obsesión” (como decía la canción hace años) o egoísmo por
la otra parte… Todos tenemos el derecho (y la obligación) de
defender nuestras necesidades sin hacer daño a la otra persona. Anular dicho
derecho es matarnos a nosotros mismos de manera silenciosa.
Da espacio a
sus necesidades
Una relación es un juego bidireccional. Él o ella también
necesitan su tiempo. Identifica qué le gusta a tu pareja y aunque te cueste,
dale ese espacio y evita todos los juegos de chantaje emocional, tipo “qué lástima que no estés aquí” o no te llamo
porque te lo estarás pasando muy bien con tus amigos o amigas. Al igual que nos
merecemos cuidarnos, nuestras parejas también necesitan hacerlo. Cualquier
forma de culpabilidad o de chantaje encubierto es un terreno minado que no
suele acabar bien.
Negocia
No todo es blanco o negro. Existen fórmulas mixtas. Si tu
pareja quiere que vayáis a tal sitio y no te apetece, puedes aceptarlo a cambio
de algo. Sé creativo o creativa. Existen miles de opciones para salir los dos
ganando. Pero cuidado, que no sea siempre el mismo que cede.
Compensa
Los seres humanos tenemos una balanza interna en la que
medimos qué hacemos por alguien y recogemos lo que el otro u otra ha hecho por
nosotros. Si comenzamos una relación con una mochila demasiado pesada (cargas
familiares, difícil situación laboral, hijos pequeños…), hemos de ser sensibles
e intentar compensarlo de algún modo con otras decisiones, detalles y con un
sincero agradecimiento. De este modo, conseguiremos equilibrar nuestra balanza.
¿Vale la pena?

En definitiva, una renuncia continuada en el
tiempo es un sacrificio que nos daña a nosotros y a nuestras parejas.
Saber identificarlo a tiempo es un buen método para mejorar nuestra relación y
por tanto, nuestra felicidad.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada