Proyección psicológica. Este término desarrollado
ampliamente por la teoría freudiana, nos muestra una práctica familiar con la
que nos encontramos muy a menudo. Puede que incluso nosotros mismos, lo hayamos
hecho en alguna ocasión casi sin darnos cuenta.
¿Un ejemplo? Piensa en esa época en la que estabas
profundamente enamorado/a de alguien. De algún modo, y casi inconscientemente,
atribuiste a esa persona rasgos y virtudes que no se correspondían totalmente
con la realidad. Ensalzabas su bondad, su preocupación, sus aciertos y grandes
atributos por ese halo de perfección que tú mismo proyectabas en él/ella.
El
amor, es en ocasiones un contexto muy propicio en el cual desarrollar la
proyección psicológica. Pero el verdadero problema, el más complejo,
sucede cuando se pone en práctica una proyección claramente negativa. Ahí donde
la persona que la ejecuta, tiene unas evidentes carencias emocionales,
atribuyendo en otros, pensamientos llenos de rabia o ansiedad.
Hablemos hoy sobre los sentimientos de culpa, y de
cómo en ocasiones, lejos de asumirlos y afrontarlos, se apuntan al exterior con
la intención de herir a los demás. A los que tienen más cerca, a los que
supuestamente, más aprecian.
La proyección:
distorsionar la realidad en beneficio propio
Empecemos poniendo un ejemplo. Tu pareja es una
persona insegura que teme al compromiso. Lejos de asumir esa realidad, empieza
a castigarte a ti asegurándote que no le pones las cosas fáciles. Que siempre
estás dándole muestras de desconfianza y de claro deseo de hacerle daño.
El
problema no está en ti, está en él/ella. Pero lejos de afrontar que tiene un
problema de autoestima y autoconfianza, te castiga a ti poniendo en evidencia
cosas que no son verdad. Te dispara su rabia con afilados dardos, y proyecta sus
emociones negativas en tu persona porque de ese modo, consigue todas
estas dimensiones:
1. Ignorar el problema y atribuirlo a los demás.
2. Liberarse de esa carga interna y dejarla en el exterior,
en las personas que están a su alrededor.
3. Generando culpa en los demás, consigue una
clara posición de poder. “Yo NO tengo el problema”, lo tienen los demás,
el mundo es quien debe moverse mi alrededor, no yo.
4. Al interpretar que son los demás quienes tienen
el verdadero problema, logran distorsionar de tal modo su realidad que llegan a creerla.
A creer su fantasía, su error, negando así sus verdaderas carencias.
¿Cómo romper
las proyecciones psicológicas?
El tema de la proyección psicológica es realmente
complejo. Y tristemente frecuente. En ocasiones, muchas personas que viven
sometidas a maltratos físicos y psicológicos, siguen proyectando en sus parejas
una imagen positiva. ¿Por qué razón? Porque de ese modo se auto-protegen de la realidad.
“Si
mi pareja siente celos es porque me quiere”. “Mi pareja en el fondo me quiere, en
ocasiones comete errores, pero es la persona que más se preocupa por mí”.
Proyectar estas ideas es caer en una distorsión de la realidad, donde su mundo
es más inocuo. Ahí donde no aceptar la realidad con toda su crudeza, ahí donde
toda persona valiente, debería poder reaccionar y defenderse.
Pero entonces
¿Cómo romper estas proyecciones?
1. Darnos cuenta de que lo que proyectamos en los
demás, es en realidad un mecanismo de defensa. Un salvavidas en el cual
acogernos para no admitir algo determinado.
2. Hay que comprender que proyectar culpa y rabia
en quienes están a nuestro alrededor, no va a conseguir más que generar más emociones
negativas. Caeremos en un círculo vicioso donde esa falsa “sensación de
poder”, nos ocasionará a largo plazo una dura caída.
3. Si eres tú quien sufre esa proyección por parte
de otra persona, hazle ver claramente cómo te sientes. Adviértele que ese
comportamiento, no se podrá mantener durante mucho tiempo. Que te sientes mal,
humillado/a y manipulado/a.
4. Entiende también que en el momento en que la
persona asuma que su proyección psicológica esconde en realidad una carencia
personal, hará que pierdan su “sensación de control”. Sufrirán una especie
de caída personal en la cual, necesitarán ayuda y apoyo para “reconstruirse”.
Para afrontar dichos problemas, dichas carencias.
Pero en general no es nada fácil aceptar que todos
proyectamos en alguna ocasión. A veces, lo hacemos sin darnos cuenta, pensamos
que el defecto está ahí fuera y no en nosotros mismos. Pensar que la persona
que amamos es poco más que una criatura perfecta, por ejemplo…
Todos
tenemos defectos, todos tenemos carencias. Lo ideal, sería actuar siempre
con humildad y objetividad… Porque al fin y al cabo, todos somos bellísimos
seres imperfectos que intentamos sobrevivir en un mundo complejo para ser
felices. ¿Estás de acuerdo?
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