Tengo 67 años. Norteamericano
hijo de militar, nací en Panamá y vivo en Colorado. Viví 30 años en
Asia, impartiendo filosofía en las universidades de Singapur y Japón. Casado, tengo un hijo. Para resolver la crisis
política y económica necesitamos una revolución no violenta.
INTENCIONES
Ha ejercido de profesor universitario de Filosofía
Budista en Asia (15 años en Japón) y en Estados Unidos. En sus artículos y
libros reflexiona sobre el encuentro entre el budismo y el mundo occidemal
actual la editorial Kayrós ha traducido tres de ellos: No-dualidad, El gran
despertar (una teoría social budista) y Dinero, sexo, guerra y karma; y
ha organizado en Casa Ásia una conferencia sobre por qué el budismo y el mundo
moderno se necesitan mutuamente. Lo que ofrecen las enseñanzas de Buda es una
llave de oro con la que poder cambiar el mando, dice, y la clave es cambiar las
motivaciones. Cuando
cambias tus intenciones, todo cambia a tu alrededor.
¿Cómo llegó al budismo?
Vivia en Honolulu, y con un amigo me apunté a una
sesshin (retiro de meditación zen) sin saber dónde me metía. ¡Fue un infierno!
Le pusieron cara a la pared...
...Una semana y sin pronunciar palabra. Pero se me
abrieron nuevas perspectivas y supe la dirección que debía tomar.
Un largo camino.
Seguí haciendo retiros y se multiplicaron las
preguntas filosóficas, así que decidí volver a la universidad a realizar un
posgrado que comparaba la filosofía oriental y occidental y me doctoré.
¿Qué ha aprendido?
A
vivir una vida feliz. El mundo tal como lo percibimos es algo que hemos
construido en nuestra mente y que podemos deconstruir y reconstruir de otro
modo.
¿Qué desmontó usted?
Crecemos con la idea de que estamos separados del
mundo: Yo estoy aquí y el mundo está ahí fuera. Lo que el budismo llama
liberación es soltar esa identificación con el yo y darte cuenta de que no
existe la dualidad.
La teoría nos la sabemos...
Hay que experimentarlo. Nisargadatta, un maestro vedántico, decía: "Cuando miro en mi interior y veo que
no soy nada, eso es sabiduría. Cuando miro hacia fuera y veo que lo soy todo,
eso es amor. Entre ambos transcurre mi vida". Esa es la tarea
más dificil.
El budismo en occidente se ha convertido en una
herramienta para “yo estar mejor", lo del amor a los otros es secundario.
Cierto, aquí es antídoto del estrés derivado del
tipo de vida, y que con ciertas prácticas budistas, como el mindfulness, se
consigue apaciguar para así poder continuar en la rueda del consumismo y el individualismo.
Es perverso.
Sí, porque refuerza esa sensación de estar
separado del mundo, ya que sólo te preocupas de tu crecimiento personal.
Pese a ello el budismo nunca ha tenido una
dimensión social.
Tradicionalmente siempre ha puesto el énfasis en
la transformación personal, pero podemos aprovechar esa capacidad
transformadora y aplicarla a la dimensión social.
¿Cómo?
El budismo señala tres venenos: la codicia, la
agresividad y la ignorancia. Venenos que hoy están
institucionalizados: nuestro sistema económico ha institucionalizado la
codicia; en EE.UU. el militarismo es hostilidad institucionalizada, y los
medios de comunicación institucionalizan la ignorancia.
¿En qué sentido?
Normalizan
un estado de cosas que deberían ser cuestionadas.
Esos tres venenos son consustanciales al bicho
humano.
Cierto, por eso debemos contrarrestarlos. Durante
más de cien años, en los países desarrollados, el sistema económico corporativo
y el sistema político han sido la misma cosa, y los que se han beneficiado han
sido los pocos que lo controlan. Pero el sistema se está derrumbado.
Parece que repunta.
No se lo crea. Se ve claro en EE.UU., donde el
sueño americano se está convirtiendo en una pesadilla cada vez para más gente,
y eso plantea preguntas sobre el modelo.
¿Y cree que cambiaremos?
Por
un lado vemos que la crisis económica, social y ecológica se va agravando, y
por el otro, la evidencia de una transformación de la conciencia. Si la crisis
va a acabar ahogando esa transformación de la conciencia, es algo que veremos
en los próximos años.
¿Cómo se estructura políticamente el budismo
socialmente comprometido?
Conformando un sistema social que no agrave y
promueva los tres venenos. La transformación personal y la transformación social
han de ir juntas, se necesitan mutuamente.
Será un experimento, porque no existe en ningún
lugar del mundo.
Ya tenemos muchos experimentos a escala local que
están funcionando. El problema es que cuando esas iniciativas pasan a un plano
mayor, la corrupción y el desgaste fácilmente hacen mella.
Entonces volvemos al principio...
Sí,
a nuestra forma básica de ignorancia, esa percepción de estar separados del
mundo que lleva implícita la sensación de carencia, de que algo nos falta, y
que nos lleva a buscar fuera (más dinero, cosas,
reconocimiento..). Esa sensación de separación lo impregna todo, también es
colectiva.
Nos creemos el ombligo del universo.
En el núcleo de la crisis ecológica está esa
sensación de que los humanos estamos separados de la tierra. En realidad nos
une un cordón umbilical que no podemos cortar. Nuestra especie es un
experimento de la tierra: somos la autoconciencia de la tierra.
Pues menuda conciencia.
Hay algo radicalmente incompleto en nosotros, por
eso tantas tradiciones espirituales insisten en que debemos despertar, porque en la
medida en que estamos atrapados en la sensación de separación esa
autoconciencia no puede prosperar. Estas crisis son llamadas al despertar, si no lo
hacemos, puede que la tierra nos eche de aquí.
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