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dimecres, 17 d’abril del 2013

"Ama bien a tu pareja, dile: Sin ti también me iría bien'. Joan Garriga. La Contra de La Vanguardia.


Tengo 55 años. Nací en Bellpuig (Lleida) y vivo en Barcelona. Soy psicólogo. Tengo dos hijos, Aram (33) y Tomás (17) de dos matrimonios que acabaron en divorcio. ¿Política? ¡Espiritua­lidad al poder! ¿Creencias? Dios es más que yo mismo, como decía san Agustín

EL BUEN AMOR
"Yo soy yo y tú eres tú. No estoy en el mundo para colmar tus expecta­tivas, ni tú estás en el mundo para colmar las mías. Yo estoy para ser yo mismo y vivir mi vi­da, tu estas para ser tu mismo y vivir tu vida. Si nos encontramos, ¡será hermoso! Si no nos en­contramos, nada habrá que hacer". Es el pensa­miento de Frítz Peris -creador de la terapia Gestalt- al respecto de la relación amorosa de pareja, que Joan Garriga ha aplicado a miles de parejas desde que cofun­dó hace 26 años el Insti­tut Gestalt (www.insti­tutgestalt.com) de Barce­lona, especializado en gestalt, PNL y Constela­ciones Familiares. Garri­ga ha resumido su expe­riencia en El buen amor en la pareja (Destino).

Necesitamas pareja?
Anhelamos un vínculo que nos reporte pertenen­cia, intimidad, sexualidad y crecimiento.

¿Y la pareja nos lo da?
Sí, pero hoy queremos que la pareja sirva al yo..., y eso lo complica todo.

¿Puedo ser feliz sin pareja?
Sí: conozco a un monje feliz, sin sexo, pero con pertenencia, intimidad y crecimiento.

¿Y usted?
Me casé, me divorcié. Volví a casarme, apos­té fuerte..., y volví a divorciarme. Luego tu­ve una pareja muy amorosa con la que no convivía... ;y fue mí mejor relación!

¿Y qué sucedió?
Que a los siete años, ella quiso un hijo con­migo..., y yo no: motivo de ruptura segura.

¿Y hoy, qué tal anda?
Tengo amor, aunque sin vivir en pareja.

¿Mejor solo que mal acompañado?
Sí..., ¡pero casi todo el mundo prefiere mal acompañado! Solemos preferir algún víncu­lo..., ¡aunque sea de mal amor!

¿Qué hacer para tener buen amor?
Hay cuatro etapas. Primera, enamoramien­to: “Me mueves mucho..., pero te veo poco".
Segunda, relación: “Ya te veo mejor, ¡y aun así te elijo para caminar juntos!".

Tercera.
Compromiso: "Estamos creando algo más importante que nuestras familias de origen y parejas anteriores".

¿Y cuarta?
Entrega: "¡Te quiero a ti y a lo que a ti te diri­ge!". Este es ya un amor muy desarrollado...

¿Por qué?
Es el deseo espontáneo de que el otro sea feliz. ¡Eres feliz en la plenitud del otro!

Palabras mayores, ¿no?
¡Sí! Entre tanto, importa que sepamos esto: nadie, ¡nadie!, puede hacerte feliz. Y que na­die, ¡nadie!, puede hacerte infeliz.

¿Entonces...?
Tu felicidad sólo depende de tu conexión ín­tima con tu ser interior.

¿Y de qué depende esa conexión?
De estar en paz con tus figuras paternas y familiares para no cargar con nudos... que luego pretenderás ventilar en la pareja

¿Eso pasa?
Una pareja no son dos personas: son dos sis­temas familiares que se encuentran.

¿Qué coste y beneficio tiene la pareja?
"¿Es mejor casarse o permanecer soltero?", le preguntaron a Sócrates, que respondió: "Cásate. Si te va bien, serás un poco feliz. Y si te va mal..., ¡serás filósofo!".

Deme algún ejemplo de mal amor.
"Sin ti no podría vivir", le decimos a nuestra pareja, como si fuésemos niños. ¡Mal amor! Buen amor: "Sin ti también me iría bien"...

Ah.
... pero como adulto, elijo estar contigo. "Te quiero por ti mismo", decimos, ¡no es bue­no!: el buen amor consiste en "te quiero... a pesar de ti mismo", es decir, el buen amor acepta la sombras del otro, acoge y lima las asperezas de los egos que se encuentran.

Siga, siga...
"Quiero pareja": ¡mal amor! Abandona la de­manda... ¡actúa!: "Mejor me preparo para ser pareja". Encuentra tu modo de ser buen compañero..., y lo demás ya vendrá solo.

¿Algo muy intenso y emocional?
¡No! Esas turbulencias empobrecen y des­vitalizan, responden a heridas infantiles y viejos anhelos no colmados. ¡Lo enriquece­dor es que la relación fluya con facilidad!

Toda pareja es una relación de poder.
¡No! Es cooperar, es que uno y uno sean más que dos. Mal amar: "Te lo doy todo".

¿Por qué?
Dar mucho puede originar en el otro un sen­timiento de deuda, y empequeñecerlo. Ya no hay igualdad. ¡Da lo que el otro pueda de­volver sin que tenga que perder la dignidad!

¿Y si una parle pide: "Dame más"?
Puede que esté anclada en un guión de insa­tisfacción que se nutre de demanda: le des lo que le des, ¡será siempre insuficiente!

Otro ejemplo de mal amor.
Poner a tus padres o a tus hijos por delante de tu pareja. El buen amor es: "¡Primero nosotros!, antes que nuestras familias de origen y que nuestros hijos en común".

Otro ejemplo de buen amor.
Reír y llorar juntos ante cualquier adversi­dad: muertes, abortos, ruinas...

Qué dificil que la pareja dure, ¿no?
Pues que dure lo que dure: entrar en el amor de pareja significa también hacerse candidato al dolor de su eventual final.

¿Cuánto dura de promedio una pareja?
Podemos esperar entre tres y cuatro pare­jas a lo largo de nuestra pida..., ¡con el consi­guiente estrés emocional! Cada final nos en­seña el dolor, el desapego..., para luego vol­ver de nuevo al carril del amor y de la vida

Regale un último consejo para fomen­tar el buen amor en una pareja.
No deis por hecho que conocéis a vuestra pareja. Miradla cada día de nuevo como si fuera nueva, y veréis lo que no veíais. Nos relacionamos con la imagen que nos hemos hecho del otro, pero... ¿es el otro así hoy?

Conclusión amorosa.
Lo dicho: solemos reclamar al otro: "Hazme feliz", pero el buen amor consiste en sentir el deseo espontáneo de que el otro sea feliz.


2 comentaris:

  1. Muy interesante, Tira abajo los mitos sobre el amor y lo normaliza

    Saludos

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  2. Excelente revulsivo a todo lo que damos por hecho. Ama cada dia como si fuera tu ultimo dia. Amar sin apegos, solo amar por amor. Viva el amor sin condiciones.

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