La vida siempre tiene sus altas y sus
bajas, pero de alguna manera tiende a estabilizarse. Sentir la seguridad que te
da la estabilidad laboral, familiar y sentimental, es grandioso para estar
tranquilo y vivir sin el estrés que genera la incertidumbre.
Sin embargo, es necesario tener
presente que la forma como aceptemos la estabilidad, o zona de confort, puede
tener efectos negativos. Nos han educado para buscar la estabilidad, pero la
realidad es que nos
toca aprender a vivir en un eterno cambio, ya que aunque a veces
puede ser difícil de aceptar, nada es constante.
La zona de confort, a pesar de ser
placentera tiene varias consecuencias negativas que afectan tu capacidad para
aceptar cambios, para valorar las nuevas oportunidades, aumenta tu temor a los
cambios, limita tu visión a largo plazo y lo peor es que evita que evalúes
riesgos adecuadamente y por ende cuando las cosas cambian nunca estás
preparado. No estar preparado para los cambios casi siempre es catastrófico.
La zona de confort, como todo lo que
genere algún tipo de placer, puede generar adicción y quiero compartir contigo
algunos de los síntomas de que presentas un caso de adicción a la zona de
confort:
1.
Crees que has logrado todas tus metas.
El éxito mal manejado puede ser
contraproducente; creer que tienes todo, limita el sano inconformismo de pensar
en qué
puedes mejorar y más aún elimina la capacidad de crear e innovar.
2.
Crees que nada puede afectar negativamente tu estado actual.
La sensación de invulnerabilidad
generalmente es una forma de negar la existencias de riesgos. No es que nada te
pueda afectar, sino que decides ignorar lo que te preocupa y confiar
ciegamente en que nada va a pasar.
3.
Consideras que nada puede mejorar tu situación.
El conformismo es otra forma de negar
nuevas oportunidades y generalmente termina sirviendo para autojustificar tu decisión de no intentar
cosas nuevas por temor a perder lo que ya tienes.
4. Ves
algunas cosas que quisieras hacer, pero no actúas por "razones
justificadas".
A veces tu eres el obstáculo de tu
progreso. Eres un ser racional pero tu inteligencia se pierde explicándote
por qué dejaste de hacer algo, de una manera que te suene creíble.
5. Te
alejas de personas que no comparten tu visión de "estabilidad".
No es que los demás no tengan puntos
válidos; es que simplemente
no piensan como tú.
6. Te
parece bien verte en unos años haciendo lo mismo y recibiendo iguales
beneficios.
Al aceptar tu zona de confort, esto
implica creer que va a durar de manera indefinida, por lo que aceptas que al
hacer lo mismo, en
un futuro seguirás igual de "bien".
7.
Sientes que tienes talentos sin aprovechar, pero no te importa porque ya no los
necesitas.
Al convencerte de que ya tienes lo que
quieres, lo que no has usado, sin importar que tan bueno seas en ello ni que
tanto lo disfrutes; es simplemente innecesario. Dejas de hacer lo que disfrutas por lo que
simplemente necesitas.
8. Hay
personas cercanas que se asombran al saber que sigues igual.
Al estar encerrado en tu zona de
confort, quienes no están en ella o simplemente andan en la suya, pueden ver
fallas en tu visión de estabilidad. Esas personas son las que siempre dicen: ¿Aún sigues
ahí?…. Que bueno… eres muy estable.
9.
Aceptas tus limitaciones como absolutas y tolerables sin cuestionar.
El conformismo generado en la zona de
confort te lleva simplemente a vivir con lo que puedes, incluyendo lo que no
puedes hacer ni obtener. La resignación es muy fuerte y sirve para negarte que
puedes hacer algo por mejorar.
10.
Estás explicando constantemente a tus amigos y conocidos el motivo para seguir
como estás.
Si tu estado actual fuera aceptable, no deberías
estar justificando con nadie el por qué estás ahí.
11.
Tienes amigos que han actuado, cuando tu no lo has hecho y han logrado algo.
Has dejado de aprovechar oportunidades
que otros han tomado y para tí fue solo cuestión de suerte el que ellos
hubieran podido lograr una meta a la que tu pudiste llegar también. Pero no
importa, para
ti no justificaba el riesgo.
12.
Ves cualquier elemento que pueda afectar tu estado actual como una amenaza, sin
evaluarlo.
Ya sea una oportunidad o un riesgo, lo intentas
evitar porque amenaza tu estabilidad.
13.
Siempre piensas que no tienes los recursos o el conocimiento suficiente para
aprovechar algunas oportunidades.
Siempre dejas de intentar ideas porque
sientes que no tienes como lograrlas y aún cuando alguien te dice que puedes
hacer algo, siempre
encuentras la manera de explicar de una manera razonable, por qué no
te conviene actuar.
14. Te
quejas de muchas cosas y no haces nada para buscar mejorarlas.
La queja de adultos no es más que la
evolución del berrinche o pataleta de niños. Te sientes mal, lo expresas, pero
al final, eso
no te dará lo que quieres y seguirás igual.
15.
Has aceptado como ciertos muchos de los síntomas que has leído hasta aquí y aún
crees que todo está bien.
La racionalización es la forma como
nos autoexplicamos cosas para convencerte de que están como las deseas y te
ayuda a ignorar lo que no quieres aceptar. Al final todo, incluyendo lo malo, te suena
razonable, creíble y más aún te crees capaz de convencer a otros de
tener el criterio para tomar la decisión.
Buscar la estabilidad y disfrutarla no
está mal; lo que está mal es creer de manera absoluta en que nada se puede mejorar y
que no puedes hacer nada por ti y por los que te rodean, más que seguir
igual, quejándote por lo que no te
gusta, sin actuar.
Estar en la zona de confort no es
malo; pero creer que siempre va a ser así puede traer consecuencias
catastróficas, Aprovecha la estabilidad para buscar nuevas ideas de manera
tranquila, pero deseando siempre hallar una mejor manera de hacer las cosas y
progresar.
Germán Andrés Castaño Vásquez
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