Aunque la imagen
del cerebro que ilustra el corto, dividido en dos mitades, no se ajusta a la
realidad, sí es cierto que en el cerebro enamorado colisionan diversos
mecanismos biológicos que pueden ocasionarnos un auténtico quebradero de cabeza
(nunca mejor dicho).
Durante una cita
estamos dispuestos a tomar riesgos que, de no estar enamorados, nunca
tomaríamos.
Si nuestro
cerebro fuera una nave, tal como se muestra en el vídeo, en el córtex
prefrontal estaría el puente de mando, pero no estaría divido en dos mitades.
Esta área es responsable de la planificación de comportamientos complejos y de
la coordinación de nuestras acciones. Cuando estamos enamorados su rendimiento
disminuye. Por si fuera poco, el amor también ralentiza el trabajo de la
amígdala cerebral, fundamental en la respuesta ante las amenazas. Esto hace que
seamos menos racionales en nuestras decisiones y estemos dispuestos a tomar riesgos que, de
no estar enamorados, nunca tomaríamos.
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