El móvil es una gran fuente de
placer, pero también de distracción. El teléfono se ha convertido en un carro
de feria: lleva de todo incorporado, no le falta el más mínimo detalle. Cada
vez que compaginas el móvil con otra actividad, estás dividiendo la atención.
Estás presente de cuerpo pero no de mente. A continuación te planteo diez
situaciones en las que deberías aprender a vivir sin móvil. Por tu seguridad,
por tu bienestar y por el de los demás.
1. En
las interacciones sociales.
Escuchar
es atención plena en lo que te están contando. Ningún WhatsApp es tan
importante como para dejar de prestar atención a lo que te dicen. Si de verdad
hubiera una urgencia, te llamarían. Disfruta de la conversación, del momento, de la persona,
de su cara, de su preocupación o de su alegría.
2. Cuando
estás descansando.
Siesta, fin de semana o por la noche cuando decides relajarte después de cenar.
Pon el móvil
en silencio. Cada vez que lo escuchas, te sientes con la necesidad
de comprobar si es algo urgente. Porque ahora son urgentes cosas que hace
quince años no lo eran. Si de verdad esperas una llamada vital, crea un grupo
en el que estén los SOS. Y que solo puedas escuchar esas llamadas.
3. Durante el sexo. ¡Por Dios,
cómo se te ocurre! Gatillazo asegurado si en el momento de máxima pasión suena
el móvil. ¿Será mi madre que se ha caído, será del colegio de los niños, será
del trabajo? Tranquilo, aunque seas Nacho Vidal, más de 30 minutos no vas a
invertir haciendo el amor, así que el que llame, que espere.
4. Cuando desayunas, comes o cenas. Aprende a
disfrutar de lo que comes y de con quién comes. Compórtate con educación y sé
un modelo de conducta para los que se sientan contigo, ya sea tu pareja o tus
hijos. Si tú empiezas a tontear con el móvil, los demás se aburrirán y harán lo
mismo. O entenderán que es lo normal. Dejas de saborear lo que comes y lo que
bebes porque tu
cerebro está en el mensaje, en lugar de degustar y oler la comida.
5. Cuando estás disfrutando de tu hobby. Sobran las
explicaciones. Estás disfrutando de tu hobby, ¿de verdad que te apetecería
atender una llamada que te distrajera de algo tan placentero como es tu estado
de flow?
6. Cuando te acuestas a dormir. Igual algún
familiar mayor depende de ti. Pues crea ese grupo de urgencias. Salvo en esta ocasión,
todos los pitidos entrantes de mensajes de Tuiter, Apalabrados, WhatsApp y
demás aplicaciones, te impiden tener un sueño reparador y profundo.
El teléfono hasta hoy en día no era motivo de insomnio, pero si seguimos a este
ritmo habrá que incluirlo en los libros de trastornos mentales como causa de
problemas del sueño.
7. Cuando estás concentrado en una tarea del
trabajo.
Si estás redactando un informe, contestando a un correo que necesita toda tu
atención o si estás en una reunión, silencia el móvil. Hay que ir educando poco
a poco a la gente. Tener móvil no significa tener que estar todo el día
disponible. Hay que saber esperar y que cuando contestes, lo hagas con
capacidad de escuchar atentamente. Si estás concentrado en algo, la llamada te
incomodará tanto, que incluso puede que contestes de mal humor. Cada cosa en su
momento. La regla que mejor funciona es una cosa a la vez, incluso
para las mujeres :)
8. Cuando quieras disfrutar de la familia, tu
pareja, los hijos o un paseo con tu mascota. Imagina que sales a pasear con
el perro, mientras el pobre hace sus necesidades, tú estás atendiendo llamadas
y luego no sabes ni dónde tenías que recoger sus cositas. ¡Quedas como alguien
poco cívico!
¿Y si estás jugando con tus
hijos? Disfruta del juego, de las risas, de montar en bici con ellos, de
hablar, hablar y hablar. No puedes disfrutar de los peques si estás atendiendo el
teléfono. Y cuando esos niños sean adolescentes, tampoco les podrás
pedir que participen de la familia si no han tenido el ejemplo de pequeñitos.
9. Cuando el teléfono interfiera con otra
actividad que pone en peligro tu vida o la de los demás: conduciendo,
cruzando por una calle, comprando (se te puede caer la cartera, la tarjeta, el
DNI, lo que sea mientras hablas por el móvil), cocinando en casa (tú dando la
vuelta a la tortilla y atrapando el teléfono entre la oreja y el hombro, tarde
o temprano lo fríes con los huevos y la cebollita), en el cuarto de baño
(necesitas la mano para limpiarte o para sostener el pene al hacer pipí, deja
de hablar, que se te va a caer el teléfono dentro del retrete) y un largo
etcétera. Cualquier
situación en la que veas que fuerzas con el teléfono, o aplazas la situación, o
aplazas la llamada.
10. Cada vez que decidas dedicarte tiempo y no
estar disponible.
Tienes la libertad
de elegir si estás conectado o no.
Seguro que me dejo situaciones,
pero si eres capaz de empezar por estas, serás una máquina de la desconexión. Ánimo valiente,
que tú puedes y los demás te lo agradecerán muchísimo.
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