¿Cansado del trepa, del
que espera que tropieces para hacerse con tu puesto, del que sabes que te pone
buena cara y al girarte te está poniendo verde, del que solo piensa en él mismo
y carece de empatía? Esto es la selva. La experiencia nos
dice que hay deshonestos, desleales, corruptos, imbéciles, desagradecidos,
oportunistas, imitadores y un sinfín de especímenes que a veces no sabes ni
cómo clasificar. Pero tú no eres así, por eso estás leyendo este artículo.
Tiendes a replantearte tu forma de ser y actuar porque cada vez que te
comportas conforme a tu escala de valores y eres benevolente, alguna de esas
fieras te hace dudar. Mucha gente te dirá: "Tú es que eres tonto, de bueno eres tonto de
remate, así no llegarás a ningún sitio porque siempre habrá uno que te quiera
hacer daño. Espabila que este mundo es para los listos". Pues
queridos, yo me he llevado en la vida una hostia detrás de otra, y las que me
quedan por enchufarme. Pero me niego a sucumbir al poder de los insensibles,
a los que practican la crítica despiadada porque es la única herramienta que
tienen para hacerse valer. No serían nada si no desacreditaran a quien
bienintenta ganarse la vida. Son unos amargados, que necesitan contagiar su ira
y avinagramiento al resto de la humanidad. Porque cuando los demás comparten y
son generosos, la rabia les mata por dentro. Y si pudieran, desaparecerían del
mapa y se desintegrarían con tal de perderse tu victoria.
¡No desistas! Ni se te ocurra, no te cambies de
bando. ¿Y sabes por qué? Porque hay cambios que en lugar de enriquecerte, te
empobrecen y te convierten en tan mediocre como los buitres. Lo bueno de ser
bueno, es que en algún momento tiene su recompensa, y el que es como
tú, te descubre, se pega a ti y generas sinergias. Yo he conocido a gente
maravillosa, con ganas de compartir, de sumar, de ofrecerse. Y solo por esto,
vale la pena cualquiera de las puñaladas recibidas. Si buscas que tus actos
tengan un efecto bidireccional, igual equivocas el objetivo. Aquí no se trata
de recibir, sino
de comportarte de forma honesta y coherente con tu escala de valores.
Nada más. No
busques recoger, solo sembrar. Tarde o temprano, algo vuelve a ti.
Porque la buena gente se siente cómoda con los de su misma escala de valores y
poco a poco os iréis encontrando. Es cuestión de selección de personal.
1. Agradece a quien te ayuda y agradece el trabajo que te dan.
Los valores, las fortalezas, la bondad de las personas se mantiene porque
alguien, en algún momento, lo valora. Si actúas pensando que te lo mereces
todo, en poco tiempo te encontrarás solo.
2. Ofrécete. No esperes que la gente te
pida ayuda. Si ves que puedes echar una mano, si ves que tu consejo o
experiencia puede servir a alguien, ¿a qué esperas? Las personas, aunque no
juguemos a fútbol o baloncesto, también podemos trabajar en equipo.
3. Presta lo tuyo y deja que te copien.
Nadie quiere copiar algo malo. Lo honesto sería que te citaran si utilizan tu
trabajo, tus contenidos, metodología o tus ideas.
4. Espera cosas buenas de los demás.
Cuando esperas cosas buenas, las encuentras. Tu cerebro está más pendiente de
quien te ayuda que de quien te falla. Hay de todo en este mundo. Trata de
prestar atención a quien suma contigo.
5. Ignora la crítica sin fundamento. Solo
trata de destrozarte. Ni siquiera la analices. Analiza la crítica de quien bien
te quiera. Cuando las personas no saben cómo crecer por sí mismas, necesitan
destruir a los que tienen alrededor para sentirse ellos más valiosos.
6. No entres al trapo. Habrá mucha gente
que quiera despiezar tu trabajo y tus buenas intenciones. "Cartucho, cartucho que no te
escucho".
7. Sonríe, es gratis.
8. Deja la conveniencia en tu casa. Puedes
hacer cosas por los demás sin que haya un intercambio. Si lo hay, mejor. Pero
no es el objetivo principal.
9. No critiques ni descargues tu rabia sobre
los demás. Si te superan, valóralos y trata tú de crecer y superarte. Pero
no te los cargues, joder, que así no se funciona. Las personas criticonas pierden
toda la credibilidad.
10. No permitas que critiquen a otros delante
de ti. Pregúntales algo así como: "¿Estás seguro que la persona de la que estás
hablando desearía que me contaras lo que estás diciendo sobre ella?"
11. Si en algún momento sientes envidia, no
sufras. Acepta esa emoción y transfórmala pensando algo como "es normal
anhelar lo que deseo cuando otros lo obtienen. Voy a tratar de aprender cómo lo
hicieron y trabajar en ellos para conseguirlo".
12. Contra los ataques verbales, ignora. No
hay mayor desprecio que no hacer aprecio. Los mediocres no pueden ser tu
caballo de batalla. Hay batallas que debes elegir no tener. Sencillamente, ni
valen la pena ni conseguirás tu objetivo.
13. Guardar un as en la manga es una función de
magia, pero no de la buena gente. Sé prudente con lo que compartes, pero
comparte.
Que no te dé pena perder a la gente
que no vale la pena. Mantener este tipo de relaciones por no estar solo o
porque te conviene es más tóxico que estar solo. Y siéntete increíblemente bien por no ser
una persona mediocre. Olé ahí.
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