Autor: Platón
La Regla de Oro es un principio moral general que se sustancia en el siguiente precepto: trata a tus congéneres igual que tú quisieras ser tratado. Esta norma ética de conducta se encuentra, literalmente, reflejada en los textos sagrados de todas las religiones y culturas. Está considerada, de hecho, la base esencial del concepto moderno de los derechos humanos.
En la mayoría de sus diversos enunciados, la Regla de Oro adopta una forma pasiva, como la expresada en el Judaísmo: "Lo que es odioso para ti, no se lo hagas al prójimo." En la cultura occidental, sin embargo, la fórmula más conocida es la de Jesús en el Sermón de la Montaña: "Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos" (Mt. 7, 12). La Regla de Oro es el fundamento para la teoría ética de la ética de la reciprocidad.
En filosofía, por el contrario, esta norma ha llegado a ser considerada nociva por algunos autores. Kant, Nietzsche, Bertrand Russell, Karl Popper y George Bernard Shaw, entre otros, señalaron lo aberrante y peligroso de una interpretación de la Regla de Oro que justifique la coerción y el intervencionismo.
LA UNIVERSALIDAD DE LA REGLA DE ORO EN LAS RELIGIONES DEL MUNDO
- Cristianismo: Todas las cosas que quisierais que los hombres hicieran con vosotros, así también haced vosotros con ellos.
- Confucianismo: No hagas a otros lo que no te gustaría a ti mismo. Entonces, no habrá ningún resentimiento en contra de ti, ya sea en la familia o en el estado.
- Budismo: No hieras a los demás de una manera que tú encontrarías hiriente.
- Hinduismo: Esta es la suma del deber; no hacer nada a los demás que no quieras que te hagan a ti.
- Islamismo: Ninguno de vosotros es creyente hasta que no desee para su hermano lo que desea para sí mismo.
- Judaísmo: Lo que es odioso para ti, no lo hagas a tu prójimo. Esta es toda la ley, el resto es comentario.
- Taoísmo: Considera la mejora de tu prójimo como tu ganancia y la pérdida de tu vecino como tu propia pérdida.
- Zoroastrismo: La buena naturaleza es la que se abstiene de hacer a otro lo que no es bueno para uno mismo.
Esta norma universal no dice lo que debemos hacer, pero nos dice cómo, a través de ella, podemos saber lo que debemos hacer. La aplicación de la Regla de Oro demanda primeramente que nos preguntemos: "¿Qué quiero yo?" Por ejemplo: "Quiero que los demás sean amables conmigo. Si hago mal, quiero que me corrijan sin censura. No quiero que se aprovechen de mí. Quiero que me den un poco de reconocimiento por lo bueno que hago; que por lo menos me digan gracias, etc." La Regla de Oro dice:
Si esto es lo que quiero que los demás hagan conmigo, así también debo de hacer yo con ellos. Es lógico, ¿no? Es razonable. Es justo. Hago lo que hago y lo hago como lo hago, porque es lo que quiero que los demás hagan conmigo.
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