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diumenge, 22 de juny del 2014

¿POR QUE LLORAMOS?. Yaiza Saiz

El llanto no es sólo un desahogo para liberar rabias y tensiones, sino también una forma de comunicar. Las lágrimas hablan su propio lenguaje, un idioma lleno de misterios que la ciencia trata de resolver.
La humana es la única especie que expresa emociones con lágrimas.
La cultura determina cuando y porque las personas lloran.
Las neuronas espejo se activan al imaginar o ver al otro llorar el llanto busca conseguir el consuelo de otra persona un desahogo hormonal
Llorar de alegría, de pena, de rabia. Distintos sentimientos son los que desencadenan el llanto. Se vierten lágrimas para desahogar, liberar o aliviar. Pero también para comunicar. Marcel Proust dijo una vez que "el pueblo se inquieta al ver llorar, como si un sollozo fuera más grave que una hemorragia”. Con una sola lágrima, el ser humano revela su vulnerabilidad, pide ayuda o intenta manipular al otro. La función comunicativa del llanto es tan fuerte, que al contrarío de la creencia popular, llorar no siempre facilita el desahogo: sólo el consuelo de los demás levanta el ánimo del apesadumbrado. Las lágrimas esconden siempre una intención, y también un significado. Si hablan un idioma propio, ¿cuál sería entonces el lenguaje de las lágrimas?
"El llanto es un fenómeno biopsicológico", explica Mara Dierssen, neurobióloga del Centro de Regulación Genómica de Barcelona. Aunque algunos animales mamíferos lloran emitiendo aullidos de angustia, "la especie humana es la única que llora de emoción con lágrimas en los ojos", asegura. Todos los mamíferos terrestres producen algún fluido para prevenir que la cornea se deseque y originan lágrimas para liberarse de los cuerpos extraños, pero sólo las personas lloran por razones emocionales. "Es el resultado de la evolución humana", afirma Dierssen.

LLORAR PARA SOBREVIVIR
El ser humano ha tenido siempre la necesidad de comunicar para poder sobrevivir, de ahí que haya incorporado para su defensa complejos mecanismos comunicativos. Cuando los primeros hombres comenzaron a perder el pelo de la zona facial, desarrollaron glándulas lagrimales y nuevos músculos que expresaban emociones a través del rostro. Dos estados psíquicos necesitaron de señales adicionales: llorar, que se exterioriza a través de las lágrimas, y sonrojarse. Curiosamente, ambos dispositivos de defensa para inhibir la agresión.
Llorar revela indefensión, impotencia o necesidad de socorro. “La función natural del llanto siempre ha sido garantizar la supervivencia del bebé indefenso", afirma Enrique García Fernández-Abascal, catedrático de Psicología de la Emoción de la UNED, quien ha investigado sobre las expresiones faciales de los bebés. El niño al nacer dispone sólo del llanto como instrumento de comunicación, y lo utiliza cano un lenguaje propio que los padres son capaces de comprender. “Biológicamente estamos preparados para entender, por los diferentes timbres acústicos del llanto, si un bebé tiene hambre o simplemente está asustado", explica el psicólogo.
El llanto infantil es diferente al del adulto, los recién nacidos lloran sin lágrimas en los ojos. "Nacemos preparados para llorar con lágrimas, pero necesitamos madurar y desarrollar el mecanismo durante los primeros seis meses de vida", explica el psicólogo. Los gritos de lloro del bebé comunican que siente necesidad de calor, hambre o atención. "Incluso, lo hace en el idioma materno", puntualiza Enrique García Fernández-Abascal. Un estudio de la Universidad de Wurzburgo, en Alemania, demostró que los pequeños franceses lloran con una entonación creciente, mientras que los bebés alemanes mantienen una inflexión decreciente en su acento al lloran. Es el primer paso en el proceso de socialización humana.
"Con el paso de los años, las influencias culturales van adquiriendo cada vez más importancia en el llanto", afirma Ad Vingerhoets, psicólogo de la Universidad de Tilburgo, que investiga desde hace años las emociones humanas. Según Vingerhoets, en la adultez aunque "sentirnos indefensos puede invocar el sollozo, la cultura es la que más determina cuando y por qué las personas lloran".

DIFERENTES IDIOMAS DE LLANTO
Cada cultura posee su propio lenguaje de lágrimas. En algunas tribus indígenas americanas -como los indios tupí, localizados al nordeste de Brasil- es costumbre derramar ríos de lágrimas como señal de bienvenida ante la llegada de un extraño. También es tradición entre los nativos de algunas tribus de la selva Chaco, en Paraguay, que emplean las lágrimas como saludo. Para ellos, llorar es una señal de cortesía antes de dirigir la palabra al otro, y el no estallar en llanto es visto como un insulto. "En culturas primitivas, son muy importantes las expresiones corporales como manifestación de los diferentes estados emocionales -afirma Mara Dierssen-; en occidente verbalizamos mucho más".
Culturalmente hay lágrimas de placer, de egoísmo, de duelo, de venganza, de seducción. El hombre tiene más control sobre el llanto de lo que piensa Para Vingerhoets, "aunque muchas veces se llora sin querer, el llanto está bajo el control de nuestra propia voluntad". Tanto es así, que hasta existen pueblos en los que está prohibido llorar. En la tribu tonja, en Indonesia, los adultos deben evitar hacer audible el llanto, salvo en funerales. O en Turquía, por ejemplo, aunque es natural llorar durante las exequias fúnebres, está totalmente prohibido hacerlo en el momento del entierro.
En la cultura occidental, "el llanto ha alcanzado el status de ser un signo de debilidad y de inseguridad, algo primitivo. Que la gente llore nos incomoda", explica Dierssen. Aunque en la antigua Grecia, cuna de nuestra cultura, a los héroes se les permitía llorar -como leemos en La odisea, cuando Ulises retornó a los brazos de su mujer Penélope y “llorando de tristeza, abrazó a su fiel y bienamada esposa"-, en los tiempos mordernos que corren no está bien visto estallar en llanto, salvo en situaciones en las que se dispone del permiso social. Ocasiones tales como funerales, bodas u otros muchos rituales eclesiásticos, coma los lloros y lamentos de las procesiones de Semana Santa (en las que hasta se ha llegado al punto de introducir la antigua figura de las plañideras, las mujeres egipcias que eran pagadas por llorar en los entierros), son los momentos escogidos culturalmente para poder desahogarse en público. Incluso, en algunos lugares o situaciones determinadas derramar lágrimas, como por ejemplo en el trabajo, se puede interpretar como símbolo de manipulación.

LÁGRIMAS DE COCODRILO
¿Es posible manipular a los demás a través del llanto? "Un estudio en el que se trató de asociar el lenguaje corporal, verbal y facial con la alteración emocional que produce el remordimiento, demostró que cuando una persona trataba de mentir negando sus propios delitos acompañaba las palabras con lágrimas para reforzar su argumento", explica Mara Dierssen. Es el caso de las famosas lágrimas de cocodrilo, que pretenden infundir pena en el otro para obtener su compasión. Según el psicólogo Enrique García Fernández-Abascal, "son llantos plenamente sociales que no tienen ninguna base emocional".
Cuando el ser humano ve a otra persona llorar inmediatamente siente la necesidad de consolarla. Esto es consecuencia de la activación cerebral de unas células llamadas neuronas espejo que tienen por objeto generar empatía, ayudan do al hombre a ponerse en el lugar del otro. "Estas neuronas no sólo se activan cuando vemos llorar a alguien, sino también cuando nos imaginamos que alguien lo hace", explica Mara Dierssen. La empatía también es la responsable de que el hombre llore mientras visualiza una película. Está demostrado, según señala Vingerhoets, que "a través de las neuronas espejo nos identificamos con los personajes y podemos sentir su dolor".

CONTAGIAR EL LLANTO 
Cuando la escritora estadounidense Ella Wheeler Wilcox, al inicio de uno de sus poemas citó: "Ríe y el mundo reirá contigo. Llora, y llorarás solo", no tuvo en cuenta que el llanto es igual o más contagioso que la risa. Sobretodo en edades tempranas, "cuando todavía no hay ningún control social que haga al niño inhibirse emocionalmente", afirma Enrique García Femández Abascal. El contagio es resultado de la empatía, y según el psicólogo de la UNED, la mejor forma de definir al hombre y la mujer es como "ser altamente empático". El ser humano intenta contagiar su dolor, buscando así en el otro el consuelo, el alivio. Al llorar supuestamente se canalizan emociones y se liberan tensiones, pero "ante todo se trasmite vulnerabilidad", explica Mara Dierssen, se trata de "conseguir un acercamiento por parte del otro”. Lo que más se evalúa a la hora de definir si uno se siente consolado y desahogado tras segregar un río de lágrimas son las reacciones que han tenido las otras personas al vernos llorar. "Por eso, las personas que padecen depresión nunca dicen que llorar les traiga alivio", explica Vingerhoets.
Entonces, ¿quiere decir esto que la creencia popular de que el llanto tiene algo de efecto catártico no es cierta? Según la tradicional teoría freudiana, llorar liberaría las energías de las emociones reprimidas que no han sido canalizadas adecuada y concretamente. Pues bien, esta teoría ha quedado desbancada por la ciencia. Un estudio publicado por el Journal of Reseach in Personality, desarrollado por investigadores de la Universidad de Florida del Sur en Estados Unidos, ha concluido que derramar algunas lágrimas no tendría dicho efecto liberador y catártico. Llorar no aporta beneficios psicológicos a la persona, según los investigadores. "Cuando lloramos, la utilidad que ello supone está más relacionada con que llamamos la atención de nuestro entorno y recíbimos apoyo social que con el hecho en sí mismo de derramar lágrimas", explicaba Jonathan Rottenberg, director de la investigación, a la publicación.

Dicen que no se deben reprimir los sentimientos, pero parece ser que todo apunta a que acogerse al antiguo mito de que "las lágrimas limpian el alma" tampoco sirve de mucho. Evidentemente, tenían razón los latinos al decir que in medio estat vírtus -en el medio está la virtud-. Si llorar no es catártico, si no se liberan tensiones, si no purifica, si tampoco se canalizan los sentimientos, si su función es simplemente comunicativa, ¿por qué estallamos en llanto cuando estamos solos? o "¿por qué cuando lloramos porque estamos tristes, nos sentimos más tristes porque estamos llorando?", plantea la neurobióloga Mara Dierssen. Como estos, todavía existen muchos misterios e incógnitas en cuanto al llanto que la ciencia tendrá que resolver. Y cuando todos los entresijos que rodean al arte de llorar queden resueltos, por fin tal vez será posible comprender en su totalidad el lenguaje de las lágrimas.

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