Tengo 64 años. De San Sebastián, vivo en Madrid, soy catedrático de
metafísica de la universidad Autónoma de Madrid. En pareja. Tengo dos hijos. Los tiempos difíciles hay que
abordarlos y aceptar el desafío. En la economía
debe haber cultura y corazón. Creo que hay algo más que lo visible
COMIDA PARA EL ALMA
Su paso por la política (fue
ministro de Educación del 2009 al 2011) no le ha cambiado, sigue siendo un
ciudadano comprometido e ilusionado y un profesor vocacional que aspira a
acompañar a sus alumnos en la búsqueda de sabiduría, palabra difícil sin la
ayuda de maestros como André Comte-Sponvílle, que la definió como el máximo de felicidad con el máximo de
lucidez; pero probablemente Gabilondo me diría que felicidad es una palabra
demasiado ambiciosa y que sus fecundas reflexiones sobre el vivir no son en él
hechos consumados, sino aspiraciones. Acaba de publicar un libro de máximas y
mínimas, Por si acaso (Espasa): buen
material para el alma.
¿Qué ha aprendido de la vida?
Solemos esperar que sucedan cosas que no acaban de
llegar. La única manera es hacer fecundo cada momento y vivirlo intensamente.
Pero eso es muy difícil…
Nos refugiamos en los tópicos, en la tranquilidad, y ahí
hacemos una casita.
Pocas veces somos
arriesgados.
Kant decía que el pensamiento
es un atrevimiento.
Pero se ha de convertir en
acción.
La palabra dice y hace lo que
dice, pero
hablamos mucho y decimos poco. Decir es una forma de vivir. La verdadera
belleza es ser bello por la forma de vivir, y la mentira es vivir lo contrario
de lo que uno dice.
Vivimos rodeados de
palabrería.
Me pregunto si alguno de
nuestros males de hoy no tienen que ver con la pérdida de la palabra, con que
ya no hay seres de palabra.
…
Y creo que hay cosas que sólo
se tienen si se dan: por ejemplo, las gracias, el amor, el conocimiento o la
palabra. Cuando das la palabra te conviertes en un ser de palabra. El
agradecido es el agraciado. No querer poseer, conquistar, dominar, asegurar; frente a
eso la idea de abrirse al otro, darse.
¿Feliz?
Esa es una palabra demasiado
grande, pero sí dichoso
y gozoso de vivir.
¿Todo el rato?
Todo el rato no tengo nada.
Cuantos más años cumplimos
¿más nos parecemos al niño que éramos?
La infancia sólo se tiene de mayor, de niño se vive.
¿Un niño triste es un adulto
triste? .
La tristeza forma parte de
uno. Nietzsche decía que el fastidio es un estado de ánimo que obedece a unas
causas, eliminadas las cuales no se elimina el fastidio. Uno tiene que aprender a vivir un poco
fastidiado sin echar la culpa a los demás.
¿Por qué es tan dificil
entenderse con uno mismo?
Nos falta sencillez, somos retorcidos y tenemos muy poca
tendencia a aceptar con humildad que esto es lo que hay y vivirlo con frescura. Tengo la sospecha de que estamos un poco confundidos, viviendo por aquello que no merece la pena
y descuidando aquello que verdaderamente es interesante.
¿Qué merecee para usted la
pena?
Luchar con alguien por algo. Es mejor perder con otros
que ganar solo. El verdadero amor es ir con alguien tras algo.
La soledad nos persigue.
No se quita: es la relación
con uno mismo, pero con otros es más llevadera. Saber vivir con ella te facilita la
relación con los otros. Yo ahora ando más obsesionado con si soy
capaz de querer y de dejarme querer.
¿Qué ha aprendido de la
convivencia?
Quienes no se soportan a sí
mismos son insoportables.
En este mundo injusto vivimos
unos a costa de los otros…
Lo sensato es vivir con una
cierta percepción de que somos muy vulnerables, influenciables, débiles. Hay que asumir
la propia fragilidad, y para eso hay que ser fuerte.
De acuerdo.
A mí la arrogancia me
molesta. Pero, como dice Eduardo Galeano, guardemos el pesimismo para tiempos
mejores. Creer
en los demás y luchar con ellos es una decisión.
¿Qué ha aprendido en la
política?
Que hay una dimensión social,
política y pública en todos nosotros que a veces no cultivamos y queremos que
otros nos lo resuelvan, y así creamos un gran ejército de culpables. Todos debemos
participar en nuestros entornos y comprometernos en la gestión de nuestros
asuntos.
Le cuesta quejarse.
Creo que hay que ser crítico, disentir e incluso
impugnar, pero no llenarlo todo de quejas paralizadoras infecundas.
Parece que en lo esencial la
especie humana no ha evolucionado mucho.
Somos un poco patéticos, pero
esa convicción de ser el ombligo del universo a mí me inspira ternura. Quizá,
en definitiva, hacia mí mismo. Me doy un poca de risa.
Eso nos salva.
El sentido del humor es la distancia de uno respecto de
sí mismo. Sin sentido del humor los otros sentidos son vulgares.
¿Se plantea el después de la
muerte?
No, pero sí me planteo sobrevivirme cada día, que al
acabar el día pueda decir como Séneca: "¡Qué alegría, hoy he
vivido!".
Hacer de lo cotidiano algo
sublime es casi una utopía.
Reducir la vida a los momentos memorables o a la
consecución de tus grandes objetivos es no vivirla. No es lo mismo la medianía que la mediocridad.
¿Dónde pone usted la pasión?
En casi todo. Es más la
insistencia, la persistencia y la resistencia que la exaltación. A mí me
gustaría ser insistente en las convicciones. Cada día creo en menos cosas pero creo más
en ellas.
Es usted un raro. ¿Le gustan
los raros?
"Desarrollad vuestra legítima rareza", decía
René Char. Sí, a mí me gusta la gente rara, la diversidadd y la diferencia.
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