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divendres, 9 d’agost del 2013

"Quiéreme cuando menos lo merezca, porque será cuando más lo necesite". Frases para cambiar vidas.

Autor: Robert Louis Stevenson (Frase de su personaje el Dr. Henry Jekyll.)
Si el ser humano fuera un artículo, tal que un televisor de 40" a la venta en un gran almacén, probablemente no superaría los periodos de garantía y lo devolveríamos, perfectamente empaquetado, de nuevo a quien nos lo vendió con el afán de que fueran otros, y no nosotros, quienes cargasen con un 'aparato' tan imperfecto y defectuoso. Y es que el fallo y la equivocación; el yerro y el desacierto, son consustanciales al ser humano y es un hecho que cuanto antes admitamos más podremos utilizar en nuestro beneficio.
Cometer errores es una manera un tanto desagradable, pero a la vez bastante segura, de progresar. Y respecto a ello no es bueno dramatizar, porque el error nos enseña una lección que teníamos en deuda con la vida aprender. Cuando suceden los computamos en la memoria y los llamamos experiencia, ya que la idea básica es poder salir adelante en una situación similar que se nos pueda plantear mañana no olvidando en lo qué fallamos y qué es lo que no debemos repetir.
Ahora bien, llegado el momento en el cual nos damos cuenta de hasta qué punto nos hemos equivocado y reconocemos lo mal que hemos resuelto tal o cual situación, lo importante es no martirizarse ni flagelarse uno mismo y, más allá, y fundamental, encontrar a nuestro alrededor personas capaces de apoyarnos, comprendernos y reconfortarnos. Gente afín y cercana en la que podamos hallar consuelo y, mejor aún, con quienes poder analizar y sopesar lo que ha pasado.
A ello alude la frase de hoy. Cuando damos la peor versión de nosotros mismos nos sentimos tristes, desazonados y enormemente doloridos por no haber sabido estar a la altura. Quererse y ser un poco menos severos dando una importancia relativa a las cosas que nos ocurren es importante, pero también lo es el consuelo y la aceptación de los que nos aprecian, porque ello nos ayudará más fácilmente a remontar.


Reflexión final: Y por último, ser práctico. El arrepentimiento, con ser loable, no cambia las cosas. Lo que las cambia es nuestra futura actitud, ¿verdad?


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