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dimecres, 7 d’agost del 2013

LES PROPONGO UN VIAJE HACIA SÍ MISMOS. Javier de las Heras. La Contra de La Vanguardia.



—A veces lo urgente me distrae de lo importante.
Casi todos vivimos detrás de lo urgente. Como si la vida transcurriera en una carrera de alegrías, satisfacciones y sinsabores sin saber muy bien por qué. Entonces, cuando se llega a cierta edad, se tiene la sensación de que uno no es del todo dueño de su destino.

—¿Lo somos?
Podemos serlo. Hay que prestar atención a lo importante, no vivir de concatenar objetivos inmediatos. Pero vivimos en la época de la urgencia.

—¿Y eso crea insatisfacción?
Y sensación de vacío. En nuestras sociedades ricas nos vamos creando cada vez más necesidades, y todas insustanciales. Eso nos hace insatisfechos e incluso amargos.

—¿Y qué propone?
Propongo un viaje hacia uno mismo. Pregúntese dónde quiere ir. Con qué posibilidades cuenta, cómo es, qué le interesa, cuáles son sus capacidades.

—Pura intimidad.
Sí, la intimidad es esa actividad psicológica que desarrollamos exclusivamente con nosotros mismos. Todos debemos mantener esa parcela de intimidad, es lo más misterioso que poseemos.

—Y lo que más atrae del otro.
Sí. Cuando intuyes que hay algo más de lo que se dice, algo más profundo y rico que descubrir en el otro, se te abre un universo magnético: Es la intimidad.

—¿Cuál es el precio para conquistarla?
Ratos de soledad. El hombre de nuestros días huye sistemáticamente de la soledad, pretende no enfrentarse a sí mismo. Ponemos la televisión o la radio para tener compañía y siempre ocupamos nuestro tiempo.

—La soledad asusta.
Es necesaria, pero en exceso y no buscada hace sufrir mucho. La excesiva soledad nos provoca trastornos y depresiones.

—¿Un mal común?
Frecuentísimo. La depresión deviene de una vida estresada por una sobrecarga emocional. Solemos confundir el estrés con el exceso de trabajo. Y muy a menudo la ansiedad procede de una discrepancia entre lo que somos y lo que queremos ser, entre cómo vivimos y cómo nos gustaría vivir.

—¿Y cómo averiguar quiénes somos?
Eso resulta muy difícil: La personalidad cambia, somos distintos de ayer. Debemos fijarnos en lo que hacemos, porque en nuestros comportamientos cotidianos está lo que somos; y registrar la opinión de los que nos conocen desde hace tiempo y nos aprecian.

—Pero esas opiniones no se suelen dar.
Llegan directa o indirectamente. Creemos que somos juzgados por nuestros comportamientos excepcionales, cuando realmente lo que nos define es lo cotidiano.

—¿Una vida feliz es una suma de sonrisas?
Sin duda, se hace y se disfruta en lo pequeño, la vida está hecha de detalles.

—Pero en los ratos difíciles se está solo.
En profundidad estamos solos. Por eso el ser humano siempre se encuentra algo indefenso ante la vida. El amor puede resolverlo, nos permite sentirnos comprendidos, acompañados.

—¿Amor es canjear dos soledades?
Sí, y así debe ser, es una forma de perder la angustia. Sentirnos acompañados, comprendidos. Hay quien muere de soledad.

—¿Esas relaciones hermosas son azar?
El azar existe, pero yo creo que se hacen. El egoísmo en el amor es muy común, tal vez porque el amor se toma con una actitud consumista: Esta persona me vale mientras me haga feliz.

—¿Y no le parece bien?
No, sólo la generosidad nos enriquece. Somos felices cuando nos sentimos parte de algo y nos olvidamos de nosotros mismos.

—Soñar a veces entristece.
Si utiliza la imaginación para huir de la realidad, se frustrará. A costa de imaginar algo que queremos, acabamos creyéndonos con derecho a tenerlo. Hay que disfrutar de lo que se hace en cada momento, y compartir ese bienestar es ser generoso. La imaginación al servicio de la realidad, de lo cotidiano, es enriquecedora.

—¿Cómo iniciar el viaje hacia uno mismo?
En días en que nos encontremos tranquilos y serenos, por ejemplo, en vacaciones. Nunca después de un fracaso, pues no somos objetivos.

—¿Siempre con la autoestima en su sitio?
Sí. La autoestima es un punto nuclear.

—¿Y cómo se conquista?
Para quererse a uno mismo hay que llegar a saber querer a los demás. La autoestima nace con nosotros, un bebé tiene una autoestima altísima, se cree con derecho a todo a cambio de nada. Luego el niño se da cuenta de que debe ganarse el cariño, salvo los que no crecen nunca o los neuróticos.

—¿Cómo se accede a uno mismo?
Siendo sinceros con nosotros mismos, lo más importante en la vida y lo más difícil. Porque la mente tiende a justificarse. Hay que ser auténtico, ser uno mismo y perfeccionarse.

—¿Por dónde empezar?
Por conocerse, no resignarse a la vida, tener recursos para que las fuentes de angustia del mundo exterior nos perturben poco, el humor por ejemplo, intentar hacer lo que creemos que debemos hacer y no únicamente lo que nos satisface. Intentar llegar a nuestro objetivo, aunque no lo consigamos, da tranquilidad.

—¿Qué es eso del sentido de la vida?

Sentido es dirección, saber por dónde queremos discurrir, nunca buscar una justificación para vivir.

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