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dilluns, 26 d’agost del 2013

Dos frases que condicionan el estado de ánimo. Patricia Ramírez.

Lo que nos decimos a nosotros mismos condiciona lo que hacemos, cómo actuamos y también nuestra relación con los demás. Pero sobre todo, condiciona nuestras emociones. Si te encuentras con alguien por la calle y te pregunta "¿cómo estás?" y le contestas "BIEN, PERO...". No es lo mismo que cuando le contestas "estoy genial". Piensa por un momento en cómo sería la expresión de tu cara en ambas respuestas.
En la primera, no hay alegría, porque a pesar de estar bien, siempre hay un pero detrás que lo estropea todo. Ni tu cara es de felicidad ni la de la persona que te está escuchando.
Pero en la otra versión, "estoy genial", tú sonríes, muestras tu alegría y la persona con la que estás, también. Hay una transmisión de sentimientos positivos, las dos personas os sentís bien.
Fíjate ahora en esta otra conversación, también muy típica. Se encuentran dos amigas y una le dice a la otra "oye chica, enhorabuena, qué bien el trabajo que tienes ahora, cuánto me alegro de que te hayan cogido...", y la amiga le contesta "si, la verdad, está bien...pero hija, está todo tan mal, Y SI me largan dentro de seis meses". El "Y SI..." famoso.
Estar bien y ser feliz no es un pecado, es casi una obligación. Es tu misión. ¿Para qué estás en la tierra? Para ser feliz. Entre el "y si" y el "bien, pero..." no hay manera de disfrutar y de recrearnos en el presente. Porque en lugar de sentir plenamente lo que tienes ahora, el trabajo, o estar bien, o tener una situación medio cómoda, solo estás pensando en qué puede pasar si pierdes lo que ahora tienes, si algo sale mal, si te fallan, si enfermas, si, si, si...
¿Has pensado qué es lo peor que podría pasar si te abandonaras al bienestar? Si simplemente te quedaras en "estoy genial, todo nos va bien" ... o si contestaras "chica, una maravilla mi trabajo, qué bien que me han cogido, ahora a disfrutarlo"... ¿no crees que de alguna manera condicionarías tu felicidad?
Es cierto que el estado de felicidad no es eterno, ni siempre es el mismo, pero anticipar lo que puede fracasar no te previene de nada. No eres mejor persona ni más responsable por anticipar las consecuencias de perder lo que ahora tienes. Deja de prevenirte de lo que no deseas que ocurra. Así impides dirigir toda tu atención a lo que sí depende de ti en este momento.
Otro motivo por el que puede que no acabes tus frases transmitiendo tu estado de bienestar es la superstición. Muchas personas piensan que si se recrean en que están bien, si lo comunican... "vendrá una plaga o un castigo divino y les quitará lo que más desean, la felicidad". FALSO, rotundamente FALSO. Puedes hartarte de decir que estás bien, que tu vida es genial, que te sientes pletórico, que nada de eso condiciona la felicidad futura. Al revés, igual te metes en un bucle en el que cada vez estás más pendiente de lo que sí funciona en lugar de lo que no. ¿Por qué deseas prepararte para lo peor? ¿Y si lo peor no llega? ¿Qué haces pensando en lo que no quieres que pase?
Un tercer motivo es llamar la atención. Desde pequeñitos nos enseñaron que el que no llora no mama. Así que si vas por la vida de persona feliz, contento, enérgico, intuyes que nadie te va a llamar, que no te van a preguntar cómo estás y que dejarás de tener atención. Falso, REFALSO. Las personas están deseando llamar a los que se sienten bien, porque son una fuente de energía positiva para los demás. Nadie quiere mantener una conversación, por norma general, con personas que solo hablan de lamentaciones, desgracias, de crisis y de problemas. Esto quema y te contagia. La energía positiva genera fuerza, inspira a otros, los motiva, los alienta y hace que se sientan bien. Yo quiero tener al lado gente que me haga sentir bien.
A partir de ahora, cuando te pregunten ¿cómo estás?, trata de focalizar la atención en lo que sí marcha: "Bien, los niños bien, yo estoy haciendo deporte, ah... y ¿sabes que me llamó el otro día aquella amiga que hace tanto tiempo que no hablaba con ella? Fue genial". De verdad, no aproveches cada interacción para contagiar que eres un alma en pena o que siempre hay un fallo. Vivir así te condiciona a ti y a los tuyos. Cada vez que contestas de esta manera, la persona que interactúa contigo, piensa "madre mía, no hay un día en que pregunte a fulanita qué tal y no tenga un pero". Uno se cansa de los "Y SI..." y de los "BIEN, PERO...".
  • ¿Y si miras a la vida con soluciones?
  • ¿Y si las cosas salen mejor de lo que esperabas?
  • ¿Y si terminas teniendo éxito?
  • ¿Y si te responden al mensaje que estás esperando?
  • ¿Y si no es nada grave?


BIEN, PERO sería demasiado bonito :)


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