La oportunidad, como el
concepto de aprovechar el momento propicio para que suceda algo en tu vida, es
un tema que periódicamente me esfuerzo en traer hasta el blog. Creo que resulta
vital estar preparado para cuando en un instante, muchas veces completamente
inesperado, se presenta ante nosotros la ocasión que tal vez hemos perseguido
con brío, y sin suerte, durante mucho tiempo.
Es como un atajo que nos brinda la vida para recorrer
en pocos minutos lo que nos llevaría años conseguir y,
por ello, estar ojo avizor para detectar cualquier posible coyuntura favorable
y aprovecharla, sin miedo y sin demora, resulta una ventaja fundamental.
Por decirlo de manera
gráfica, tenemos que estar permanentemente de guardia en la garita. Y sin duda
pasaremos muchos días esperando y esperando sin resultados, pero no deberemos
abandonar el puesto jamás y siempre habrá que estar alerta, prevenido y con
prismáticos a mano, para vigilar constantemente, porque, en realidad, nunca se sabe el momento en el
que la luz de la oportunidad decide brillar en el horizonte.
Uno de los más grandes
cantantes de todos los tiempos -el inolvidable Frank Sinatra-, se ganaba
la vida de camarero bastante antes de que el mundo tuviera noticia de su
prodigiosa voz. Quizá, porque a veces las cosas suceden así, toda su vida
hubiera seguido ejerciendo ese oficio de no mediar la visita al local en el que
trabajaba, de uno de los grandes próceres de la industria musical.
Sinatra, reconociendo la
oportunidad sentado frente a él en la mesa que atendía, se aclaró la voz y sin
mediar palabra empezó a cantar. Ignoraba con ello que si su apuesta no salía
bien debería de buscar trabajo en otra parte al terminar su canción. Por supuesto,
en este caso la historia concluyó bien, porque había que estar muy sordo para
no reconocer de inmediato las posibilidades de una de las voces más grandes de
todos los tiempos.
Nunca se sabe cuándo se presentará la oportunidad.
Para algunos la gran oportunidad llega temprano en la vida y para otros mucho
más adelante. Pero en todos aquellos que consiguen el éxito, existe una
simetría fundamental en sus vidas: estaban listos cuando se presentó su oportunidad. Y
por cada uno de los que estaban preparados, hubo miles que no lo estuvieron.
Reflexión final: la
oportunidad llegará, de hecho llega para todos alguna vez. Y no hay que
preocuparse al respecto de si seremos capaces de reconocerla o no. Será como si
alguien nos diera un billete de tren en la mano y nos dijera: “Ponte en marcha
hacia tu sueño”.
Ostres... una veritat de grosses!!! I és una de les frases que tinc sempre presents a l'hora d'afrontar nous reptes o de començar a caminar noves vies. No sempre és fàcil però... sobretot la part de la "palabra pronunciada" :)
ResponElimina