El tema de la autoestima es una cuestión que hoy
en día interesa bastante a las personas y sobre el que existen múltiples
escritos y teorías. Sin embargo, por otra parte, el auto-respeto puede ser una
clave fundamental para alcanzar esa paz interior que todos buscamos. Si bien los dos
conceptos pueden parecer muy similares, las diferencias entre ellos son
cruciales.
Estimar algo significa evaluarlo positivamente y mantenerlo en
alta consideración, pero esa evaluación puede meternos en problemas
porque implica que a veces se gane y a veces también se pierda. Si hay
evaluación es porque se considera que hay algo positivo y algo no tanto,
basando el análisis en ciertos grados, escalas o diferencias. Respetar algo,
en cambio, es aceptarlo.
Si te gusta mucho bailar, por ejemplo, es
importante que lo hagas, aunque seas capaz de reconocer que no posees un gran
talento para tal actividad. Si es algo que te agrada y te hace sentir bien, no
dejes de disfrutarlo. Por el contrario, debes hacerlo con tanta frecuencia como
te sea posible. ¿No eres bueno en el baile? Pues no estés triste por tu falta
de talento, simplemente acepta tu forma de bailar. Si eres capaz de
experimentar esa aceptación, podrás bailar sin evaluarte a ti mismo en forma
constante y sin estar preocupado por lo que otros piensen.
La palabra aceptación nos sugiere, en efecto, esta idea
de autorespeto
o respeto a sí mismo. Después de todo, ¿no tenemos el concepto de que es
importante aceptar nuestras limitaciones? ¿No hemos sido alentados muchos de
nosotros a "cambiar las cosas que
podemos cambiar, aceptar las cosas que no podemos cambiar y reconocer la
diferencia entre las dos?"
Si crees que podrías aprender a bailar mejor,
entonces tu aceptación no se basa en tus limitaciones. Tampoco está basada en
la renuncia, ya que no te resignas a pensar que no puedes bailar mejor y no
estás comprometido con ninguna creencia en particular acerca de tu voz en el
futuro.
La persona con auto-respeto simplemente se gusta a sí
mismo. El auto-respeto al que hacemos referencia no depende del
éxito, pues siempre habrá fracasos con que lidiar. Tampoco es el resultado de
compararnos con los demás, porque siempre existirá alguien mejor.
Esas son algunas de las tácticas empleadas habitualmente para aumentar la autoestima.
El auto-respeto, en cambio, es un hecho.
Simplemente nos
gustamos a nosotros mismos o no. Con el auto-respeto, nos gustamos a
nosotros mismos por
lo que somos y no por lo que podemos o no podemos hacer.
Considera la posibilidad de realizar una prueba
interesante en el auto-respeto. Si alguien nos elogia, ¿cuál es nuestra
reacción? Si estamos muy contentos, ello sugiere un cierto grado de
incertidumbre acerca de nuestra habilidad. Pero si no nos evaluamos a nosotros
mismos, el elogio no es importante.
Una investigación reciente –realizada en la
Universidad de Harvard- señala las ventajas del auto-respeto. En comparación
con aquellas personas con una alta dosis de autoestima, que se encuentran
atrapadas en una dinámica de autoevaluación, los que tienen auto-respeto son menos
propensos a culpar a los demás, a sentir culpa o remordimiento, a mentir, a
mantener secretos y a sufrir de estrés.
Nunca conseguiremos un sentimiento estable de
auto-respeto si dependemos de las opiniones de los demás, porque esas opiniones
varían constantemente. Quizás hoy alguien nos ame y mañana nos rechace. Por lo
tanto, no
podemos depender psicológicamente de los demás, ni de la comparación con otros.
Para lograr un auto-respeto estable, es necesario
alimentar un entendimiento más profundo de nuestra identidad y contactarnos con
esa riqueza interna. Si abandonamos la autoevaluación constante, podríamos
tener una vida mucho más feliz y plena. Nada más ni nada menos que
eso.
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