En 1953 se secuenció la hormona por la
que nos sentimos en las nubes cuando estamos enamorados o que las mujeres
generamos en cantidades industriales cuando damos a luz. Esta hormona es la oxitocina,
responsable de las conexiones humanas, del optimismo, de la confianza, de la
generosidad, del placer… Y de un largo etcétera de bondades. Y es también la
responsable de ciertas curiosidades cotidianas, que nos pasan en el día a día.
Veamos algunas de ellas.
Por qué una caricia sutil ayuda a sacar a
bailar a un(a) extraño(a)
La oxitocina nos hace sentirnos bien. Nuestro
cerebro la genera pero nosotros conscientemente también somos capaces de
producirla como demuestra la ciencia. Cuando recibimos un abrazo o simplemente,
cuando estrechamos la mano de alguien que nos agrada, generamos una pequeñas
dosis de nuestra hormona protagonista. De ahí que en general, si deseas sacar a
bailar a alguien, existan más probabilidades de que acepte si le tocas
ligeramente el codo, según el doctor Albert Figueras (obviamente, el contexto
ha de ayudar un poco y la forma en que se haga, también).
Por
qué los hombres se quedan dormidos después del orgasmo
La oxitocina se relaciona también con
el deseo sexual. Todavía quedan mucho por avanzar en estos estudios, pero
parece que nuestra hormona protagonista está correlacionada con el deseo de
mirar al otro, de estar con la pareja e incluso, de la erección. El orgasmo
genera además altas dosis de oxitocina, pero lo que es curioso es que las
respuesta de hombres y mujeres difiere, como seguro que más de uno habrá
“sufrido”. El neurocientífico francés, Serge
Stolerú, escaneó el cerebro de hombres antes, durante y después del acto
sexual. Su conclusión fue reveladora: Cuando llegamos al orgasmo, comienza una
secreción masiva de oxitocina y serotonina, que en el caso de los hombres les
sumerge en un profundo sueño a diferencia de sus compañeras, que no se ven tan
sucumbidas por Morfeo… al menos, según las estadísticas. Conforme a un estudio
a nivel europeo realizado por The Vitality Show a 10.000 hombres, el 80
reconocieron que se quedaban dormidos tras el orgasmo e incluso, un 48 por
cierto admitieron haberlo hecho alguna vez durante el acto… En fin, ya tenemos
la explicación científica.
Por
qué de enamorados somos más generosos
Nos vamos a otra investigación. En
este caso nos centramos en una en la que se pidió a un grupo de voluntarios que
negociaran dinero con un extraño. A unos de ellos, se les suministró dosis de
oxitocina, mientras que a otro se les dio un placebo. Los investigadores
observaron cómo era la negociación que hicieron ambos grupos y aquellos que
tomaron oxitocina fueron un 80 por cierto más generosos que a los que
simplemente se les proporcionó un placebo. Por ello, no es de extrañar que
cuando uno está enamorado sea más desprendido en sus actos. Nuestra hormona
nos ayuda a ser más empáticos con el resto… incluyendo cuestiones monetarias.
Por
qué los masajes reducen el estrés
Cuando uno se sumerge en el incómodo
mundo del estrés, aumenta su presión sanguínea y el nivel de cortisol en
sangre, lo que nos hace más proclives a las enfermedades, como hemos hablado en
alguna ocasión. La oxitocina es un buen antídoto, porque es capaz de reducir
los niveles anteriores. Por eso, los masajes, que despiertan dicha hormona, son
un buen remedio. Pero aún hay más con respecto a sus dulces efectos en nuestro
cuerpo. Para los que sufren de problemas digestivos, el doctor Michael Gershon tiene una buena
noticia. Según el presidente del departamento de anatomía de la Universidad de
Columbia y después de un estudio publicado en 2010, la oxitocina ayuda también
a calmar la inflamación gastrointestinal y reduce en gran medida el riesgo de
sensibilidad a los alimentos.
Por
qué algunas mujeres pueden sufrir depresión post-parto
Nuestra hormona protagonista es la
responsable de que el cuerpo de la mujer se prepare para el parto y para la
lactancia, y de generar además emociones agradables durante la maternidad. Las
mujeres con mayores dosis de oxitocina resultan más proclives a sonreír y a
jugar alegremente con sus bebés, según James
F. Leckman, de la Universidad de Yale en New Haven. Sin embargo, las
mujeres con bajas dosis tienen más riesgos de contraer depresión después de dar
a luz.
La oxitocina actúa en los lazos
parentales y no solo en las madres, sino también en los padres. De hecho, según
otra investigación, los hombres que recibieron una bocanada de aerosol de oxitocina
fueron más propensos a animar a sus hijos para que exploraran cosas nuevas
mientras jugaban y a ser menos hostiles, comparados con los padres que
recibieron una bocanada de placebo.
En resumen, la oxitocina nos ayuda a generar confianza,
es saludable y nos introduce en
emociones positivas, ¿por qué no generarla
nosotros? Para ello, una buena propuesta que nos sugiere el doctor Albert Figueras consiste en darnos
pequeños placeres como masajes, abrazos, una buena conversación o un poco de
chocolate. Con todo ello, no resolveremos nuestros problemas, pero al menos y
gracias a la oxitocina, la vida la veremos un poquito más fácil.
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