Luchar en contra de nuestros pensamientos
negativos, dirige nuestra atención hacia ellos, dotándolos de importancia. ¿Y
si el origen o el mantenimiento de nuestros problemas y malestares estuviera
amarrado a ello? Os proponemos otra solución: la metáfora del autobús. A
menudo nos invaden pensamientos negativos como: “no tenía que haberme comprado un piso con
una hipoteca tan alta”, “he perdido el tiempo estudiando algo que no me va a
servir”, “no encontraré a nadie como ella”, “tenía que haber sido más
comprensiva, fui muy estricta” o “me siento mal desde que se lo dije anoche”.
Luchar contra los pensamientos negativos, teniéndolos en cuenta, es como ir
haciendo publicidad sobre ellos, ya que vamos alimentándolos, aumentando
nuestro malestar y ansiedad, es decir; los dejamos ir creciendo dentro de nosotros.
Si a uno le deja su pareja, puede empezar a pensar que no encontrará a nadie
como ella, y dejará de salir, o irá en busca de ligues, quizá para no sentirse
solo. Incluso, si creemos que un examen es difícil y no lo aprobaremos, o una
entrevista de trabajo será dura, nos iremos cubriendo de excusas para dedicar
menos tiempo a ello y poder sentirnos más tranquilos. Es curioso que no tenga
que pasar algo especialmente grave para que comencemos a dar vuelta a lo
ocurrido y que la charla con los pensamientos negativos se convierta en un modo
de vida afectando a nuestra toma de decisiones.
¿Cómo
enfrentar los pensamientos negativos?
Ante un pensamiento negativo, podemos seguir
conversando con él, como ya hemos visto anteriormente, intentando
racionalizar, convertirlo
en positivo expresando aquello que sí queremos o dejándolo estar,
sin intentar controlarlos, atendiendo a lo que tenemos o queremos hacer. Cada
uno tomará aquella opción que más le convenga, pero siempre, no os olvidéis de
tomar aquella que os produzca un mayor bienestar y crecimiento. Ante las tres
opciones, las dos últimas son las que nos beneficiaran en mayor medida, ya que
nos dirigen hacia aquello que queremos, solo que en la primera modificaremos
nuestro lenguaje negativo hacia uno más positivo y en la segunda, dejaremos de
prestar atención. Para entender mejor sobre que estamos hablando, hablaremos de
la metáfora del autobús y los pasajeros, que nos permitirá observar como
nuestros pensamientos o emociones negativas, pueden llegar a tomar el control
desviándonos de nuestros planes, nuestros caminos, y pudiéndonos hacer parar.
La metáfora
del autobús y los pasajeros.
“Imagínese que usted es el conductor de un autobús
con muchos pasajeros. Los pasajeros son pensamientos, sentimientos, recuerdos y
todas esas cosas que uno tiene en su vida. Es un autobús con una única puerta
de entrada, y sólo de entrada. Algunos de los pasajeros son muy desagradables y
con una apariencia peligrosa. Mientras usted conduce el autobús algunos
pasajeros comienzan a amenazarle diciéndole lo que tiene que hacer, dónde tiene
que ir, ahora gire a la derecha, ahora vaya más rápido, etc., incluso le
insultan y desaniman, eres un mal conductor, un fracasado, nadie te quiere…
Usted se siente muy mal y hace casi todo lo que le piden para que se callen, se
vayan al fondo del autobús durante un rato y así le dejen conducir tranquilo.
Pero algunos días se cansa de sus amenazas, y quiere echarlos del autobús, pero
no puede y discute y se enfrenta con ellos. Sin darse cuenta, la primera cosa que ha
hecho es parar, ha dejado de conducir y ahora no está yendo a
ninguna parte. Y además los pasajeros son muy fuertes, resisten y usted no
puede bajarlos del autobús. Así que resignado vuelve a su asiento y conduce por
donde ellos mandan para aplacarlos.
De esta forma, para que no le molesten y no
sentirse mal usted empieza a hacer todo lo que le dicen y a
dirigir el autobús por dónde le dicen, para no tener que discutir con ellos ni
verlos. Usted hace lo que le ordenan y cada vez lo hace antes, pensando en
sacarlos de su vida. Muy pronto, casi sin darse cuenta, ellos ni siquiera
tendrán que decirle “gire a la izquierda”, sino que usted girará a la izquierda
para evitar que los pasajeros se echen sobre usted y le amenacen. Así, sin
tardar mucho, empezará
a justificar sus decisiones de modo que casi cree que ellos no están
ya en el autobús y convenciéndose de que está llevando el autobús por la única
dirección posible. El poder de estos pasajeros se basa en amenazas del tipo “si no
haces lo que te decimos, apareceremos y haremos que nos mires, y te sentirás
mal”. Pero eso es todo lo que pueden hacer.
Es verdad que cuando aparecen estos pasajeros,
pensamientos y sentimientos muy negativos, parece que pueden hacer mucho daño,
y por eso usted acepta el trato y hace lo que le dicen para que le dejen
tranquilo y se vayan al final del autobús donde no les pueda ver. ¡Intentando
mantener el control de los pasajeros, en realidad ha perdido la dirección del
autobús! Ellos no giran el volante, ni manejan el acelerador ni el
freno, ni deciden dónde parar. El conductor es usted.”
Por lo tanto, siempre habrá un ruido de fondo,
pero nosotros
podemos decidir hacia dónde mirar, qué escuchar y si ese ruido será un
personaje principal o tan solo lo aceptaremos como algo más.
muy bien. me ha gustado. :)
ResponEliminaPara poner en practica, me lo llevo.
ResponEliminamuy interesante y practico
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