El tesoro más valioso que puede tener cualquier
ser humano se llama confianza, es algo muy vulnerable
que sin duda lleva largo tiempo para construirse, pero que se puede derrumbar
en cuestión de segundos.
La confianza en las relaciones humanas es como un
artículo de primera necesidad que utilizas en tu vida diaria, pero cuando ésta
es traicionada, el dolor que causa es muy grande, no te explicas por qué
sucedió.
Hablando de relaciones en general, la confianza se
puede perder de padres a hijos, entre hermanos, amigos y, lo que sucede más
común, entre parejas. Pero existen diferencias de con quién se pierda la
confianza, si te peleas con un amigo o con tu pareja, la relación puede
terminar y va a quedar un dolor y malestar para recordar, pero puedes decir que
has terminado. Cuando sucede la pérdida de confianza entre familia, la cuestión
se vuelve más complicada, porque ¿cómo puedes terminar la relación con tus padres o
hermanos?
Si la base de las relaciones humanas es la confianza, se puede decir que si uno
da, lo que desea es recibir una mínima parte de lo que está dando (hablamos de
afectos, no de cosas materiales); la confianza es un compromiso que se adquiere por ambas
partes, pero cuando éste es roto por alguna se genera un abismo
entre ambas personas.
La confianza se puede recuperar sólo si la persona
traicionada lo decide y siempre y cuando en esta decisión vaya consigo un
perdón absoluto y de corazón, porque no existen confianzas a medias.
La verdadera confianza se da cuando, aunque estés
en situaciones que te dan pie a traicionarla, siempre tienes la firme
convicción de ser leal y aunque las circunstancias sean el momento perfecto
para hacerlo y pienses que nunca nadie se enterará, hay una verdad que siempre
sale a la luz.
Algo básico que debe existir para fortalecer la
confianza es la "honestidad",
las personas honestas que dicen siempre las verdades, aunque éstas sean
dolorosas, demuestran que son capaces de decir lo que nos duele pero que saben
que es por nuestro bien; este es el más grande acto de confianza que pueden darte.
Perder la confianza en cualquier persona es algo
doloroso y en algunas ocasiones inexplicable, porque con ella se van grandes
años de relaciones, o muchos momentos vividos, y con eso llegan los miedos y el
no querer volver a confiar en nadie más; pero no porque una persona te falló significa
que todos lo harán.
Como seres humanos debemos aprender a no vivir con
rencores y odios, porque más que
hacer mal a la persona que nos causó el daño,
nos afecta sentimentalmente a nuestras vidas. Perdonar de corazón a aquella o
aquellas personas que han actuado de alguna forma inadecuada, por la que la
confianza se ha perdido, puede durar
largos años o no suceder nunca, esto debido al orgullo y a la capacidad de
perdonar que tenemos los seres humanos, pero lo que nunca debemos permitir es que ese
daño nos arruine la felicidad.
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