
Muchos viven la ruptura de forma irracional, como si
el mundo se acabase, como si después de esa persona amada, se hubiese acabado todo lo que se
tenía que vivir, incluso hay gente que llega a suicidarse y a matar a su pareja
por haberlos dejado. ¿Nos damos
cuenta del absurdo de estas reacciones? ¿Tan poco nos valoramos
como para perder la vida por otra persona o cometer un asesinato? La emoción
dominante en esos momentos es tan intensa que pensamos que nada puede
detenerla, que es la única verdad que existe y que si estamos sintiendo esa
tristeza es porque está plenamente justificada y por lo tanto no hay manera de
cambiarla. La forma de evaluar, de interpretar y de plantear la ruptura, junto
con los recursos de los que dispongamos, van a ser la clave para luchar y
seguir adelante dignamente. No
podemos obligar a estar a nuestro lado a una persona que no nos ama, ni
podemos obligar a alguien a que nos quiera, pero sí podemos obligarnos a
nosotros mismos a amarnos más, a estar pendientes de nuestro bienestar, de
nuestra felicidad. Eso no lo conseguiremos hasta que no dejemos de centrarnos en lo
miserables que nos sentimos por el abandono de la pareja. La vida sigue después
de ese hombre o de esa mujer.
ESTRATEGIAS DE AFRONTAMIENTO PARA EL DESAMOR
Controlar nuestra manera de
pensar sobre la situación
Realmente no es la ruptura
lo que no nos deja vivir, sino que es el resultado de la evaluación que hacemos de
ella lo que nos produce unos sentimientos de pena insoportables. Para ciertas
personas el resultado de su análisis es que la situación es catastrófica, que
ya nada tiene sentido y que no va a salir del agujero negro. Ciertamente eso no
es real, está motivado por sus características personales de pensamiento, por
su estilo de afrontar las cosas negativas. Pero si cree que realmente la
situación es así, seguramente ocurrirá así. Salir adelante o no, depende de ti, si tú no te
salvas, nadie lo va a hacer por ti. Lo que pensemos, lo que
hagamos y lo que sintamos se influyen mutuamente. Puedes cambiar alguna de las
tres cosas y las otras dos se verán influidas. Piensa que momentáneamente
tienes que pasar una mala racha, que va a ser pasajera y que dentro de un
tiempo estarás emocionándote con otra persona, que estarás disfrutando de
amigos, hobbies y de tu propia soledad e intimidad.
Las emociones son un motor.
Es necesario que aprendas a tolerar la
frustración y las otras emociones negativas, de ellas se aprende y con
ellas se madura. Piensa que desaparecerán, pero que durante días su intensidad
y variedad cambiará porque se trata de un proceso de duelo por la persona
perdida. Cuando creas que son insoportables, piensa que son como una ola que
sube y siempre baja. Son una señal de aviso, debes escucharlas para poder entenderlas. Si
estás en contacto con lo que significan, sabrás que cuando crees que te dicen
que eres una persona sin ningún valor, realmente lo que están haciendo es
intentar que busques tú cuales son tus valores, para que los saques a relucir
en tu cabeza, aunque creas que no eres capaz. Lo imposible solo es cuestión de
mucho esfuerzo y de paciencia. Es bueno aliviar esos sentimientos a través del
ejercicio físico y expresándolos por escrito o a través de pintura, etc., pero
no de cara a que la otra persona sepa cómo estás, sino para que tú entiendas mejor
cómo estás.
Habla y escucha.
Habla de lo que te ocurre
con amigos, es importante, pero hazlo si puedes con varios para no torpedear
siempre al mismo, también cuéntales otras cosas de tu vida, pregúntales por
ellos y no conviertas tus conversaciones y los ratos con los amigos y
familiares en un monotema: "tu ex". No hables continuamente de tu
problema, salte un poco de él. No eres la única persona
con problemas, ni tu problema es el más grave, solo te darás cuenta si
escuchas, si no lo haces pensarás que los demás son tremendamente felices
mientras que tu eres la persona más desgraciada del planeta.
Actúa también sobre tu comportamiento.
Atrévete a conocer a gente
nueva, visita ambientes que siempre te hubiese gustado frecuentar pero para los
que nunca has tenido tiempo: apúntate a un curso, asiste a clases de pintura,
idiomas, gastronomía, cata de vinos, realiza ejercicio físico de forma regular
apuntándote a un gimnasio o club, sal a pasear, chatea, etc. Cuanto más
apretada y variada sea tu agenda más fácil lo tienes para obtener ese disfrute
de las cosas que a priori crees que no es posible sentir. No esperes a estar bien para
hacer cosas, tienes que hacer cosas para poder llegar a estar bien.
Cuídate y mímate.
Cuida tu aspecto,
alimentación, tu higiene, tu salud. Dedícate más tiempo a esto y menos a
pensar. Sobre todo al principio date los caprichos que te hagan sentir mejor y
que habitualmente no te concedes.
Rodéate de la gente que te quiere.
El apoyo social es
importantísimo en estas circunstancias. No caigas en la trampa de buscar la
soledad constantemente. Al estar solo tendrás más ganas de llamar
desesperadamente a la persona que todavía amas y así no conseguirás distraerte
del pasado y todos los progresos realizados por encontrarte bien se habrán
convertido en esfuerzos en balde.
No te recrees en el pasado.
A veces podemos volvernos
locos si intentamos
dar una explicación al rechazo que estamos sufriendo. No
importa ya lo que podrías haber hecho, lo que tenías que haber evitado, etc.
Todo eso te sirve solo como experiencia de cara al futuro, para aprender del
pasado, que no se puede cambiar y que nunca sabrás si podría haber sucedido de
otra forma. Las cosas han ocurrido así y aunque te hubieras comportado de otro
modo, todo seguramente hubiese sido igual, porque no podemos controlar las
cosas de dos. Si estás arrepentido de algo es mejor buscar tu propio perdón que el
seguir intentando que te perdone el otro. Si ya no te ama, da igual
que hagas muchos méritos por demostrar lo que vales, sencillamente no le
atraen, porque ya no te quiere. Guarda esos méritos para la persona que pueda
valorarlos y derrocha tu energía en otras actividades.
No supliques ni agobies a la persona que decide romper,
Bastante difícil debe ser
para él o ella tomar la decisión. Déjale en paz, igual un tiempo de separación,
sin agobios ni presiones puede ser lo más útil para que se de cuenta de cómo es
su vida sin ti. Ya no te ama, la presión, culpabilización o la pena solo le van
a predisponer en tu contra. Tampoco parece buena idea de cara a superar una
ruptura el pensar que "podemos
ser amigos". Si eso es posible, ya llegará solito cuando esté maduro, por el momento
la distancia es lo más sano en la mayoría de los casos.

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