Esta semana para muchos
empiezan las vacaciones de verano. España es un país en que todo se ralentiza
hasta que llega a la inactividad total en agosto, mes de las vacaciones por
excelencia! El calor va haciendo mella en la gente, provocando una cierta irascibilidad
y acumulando un cierto agotamiento, arrastrado en lo que va de año. Y es que
muchas personas reservan la felicidad anual para sus vacaciones estivales…
Es tiempo para dejar de
trabajar, para viajar, para reencontrarse con esa gente que comparte nuestro
veraneo, año tras año. Para disfrutar de la playa, del mar o de la montaña, o
para aventurarse en un país lejano, visitando tierras desconocidas con la cámara
fotográfica a cuestas o compartiendo momentos con gentes de diferentes culturas
o tradiciones! En
todo caso, suele ser un tiempo en el que se produce un cambio de escenario y se
rompen los hábitos cotidianos!
Pero también es tiempo de reencontrarse con uno mismo, allá donde
estés, lo que no es siempre fácil en el día a día laboral en que la agenda
manda nuestra vida. Y cuando uno lo logra, a veces descubre que, aunque cambie
el escenario, uno es tal como es y eso es lo que siempre se lleva puesto!
Lo mejor o peor de cada uno sale a nuestro encuentro, ya sea en el mar o en la
montaña, en su propio país o en otro país lejano! Como reza el reloj de sol de
la foto, “solo cuento las horas serenas“…
Romper la rutina y los
horarios, encontrarse con uno mismo en la Naturaleza o paseando por la ciudad
vacía de prisas, es siempre reconfortante. Porque detrás de todo lo que dejamos
atrás, está uno mismo, como siempre! Con t
odas sus fortalezas y debilidades,
con sus momentos de alegría y de tristeza, a partes iguales! Y es que cada uno
viaja con lo puesto, esté donde esté y haga lo que haga! Y para entonces te darás cuenta que el
amor, la felicidad, la paz, la libertad, el compartir lo que eres y sientes, no
dependen del momento ni del lugar, sino de lo que vivas intensamente y desde el
corazón a cada instante…
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