
En líneas generales, la
resiliencia es
la capacidad que tiene una persona para superar y sobreponerse de situaciones
emocionalmente dolorosas e incluso traumas, pudiendo llegar a salir
fortalecido de esa adversidad afrontada con creces. En este sentido, a nivel
psicológico se considera que una persona tiene una resiliencia adecuada cuando
es capaz de recuperarse de malas experiencias obteniendo un crecimiento
personal (más fortaleza interior) de ellas.
La teoría de la resiliencia se
aborda y trabaja con insistencia desde la perspectiva de la Psicología
Positiva, la doctrina Humanista que centra su foco de atención en las
capacidades y virtudes del individuo, con el fin de potenciarlas. Es lógico,
pues, que la resiliencia esté en su principal marco de actuación: en el
transcurso de nuestras vidas nos vemos sometidos a circunstancias que no son de
nuestro agrado y que incluso nos causan un verdadero pesar; la actitud y
fuerza que mostremos para la superación de estas situaciones determinará gran
parte de nuestras posibilidades y de nuestro potencial para salir airosos de
cualquier situación. Centrarse en desarrollar y potenciar la
resiliencia es una gran apuesta por nosotros mismos, por lo que somos: a fin de
cuentas, estamos
dando importancia en sacar lo mejor de nosotros mismos más que en centrarnos en
aquellas debilidades y patologías que nos obstaculizan nuestro devenir.
Cómo
conocer nuestra capacidad de resiliencia
¿Cómo podemos saber nuestra
capacidad de resiliencia? La resistencia que disponemos frente a la vida sale a la luz
ante las situaciones más drásticas, como pueden ser el fuerte y
prolongado estrés debido a la muerte de un ser querido, el maltrato psíquico o
físico o el abuso en su defecto, las largas y desgastantes enfermedades, el
fracaso o el abandono, entre muchas. En estas situaciones extremas es cuando
nuestra resiliencia toma el control de la situación, llevándonos a la
superación y empoderamiento interno – en caso de tener una resiliencia adecuada
– o bien a la más absoluta desesperación, en caso de no haber desarrollado una
buena capacidad de resiliencia.
Una vez la hemos puesto a
prueba y sabemos ya cómo detectar el grado que presenta en nuestra persona,
cabe tener en cuenta que ese mismo “grado” determinará la categorización entre
individuos pro-resilientes – con una capacidad de resiliencia adecuada – y los
sujetos no-resilientos – aquellos que todavía no la han desarrollado correctamente.
¿Qué
determina que mi capacidad de resiliencia sea o no adecuada?

(1) el equilibrio que pone a
prueba la tensión;
(2) el compromiso y desafío;
(3) la superación;
(4) la significación y
valoración;
(5) la positividad que hay en
uno mismo;
(6) la toma de responsabilidad;
(7) y la creatividad.
La
resiliencia, definida por una psiquiatra y una psicóloga

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