Tengo 50 años: me he pasado 14
en la cárcel y desde los 13 hasta los 35 enganchado a las drogas. Mi mujer fue y es mi mejor médico y ya llevamos 16 años
juntos. Tenemos mellizos, a los que pienso contar por qué fui y por qué
soy quien soy. Estreno Mi vida en juego' en el
Maldá
SON
AÑOS MEJORES
Dani el Millonario evoca los
años setenta y ochenta y concluye que cualquier tiempo pasado fue anterior,
porque aquellos años -y aquellos jóvenes- eran peores que estos. También eran
peores nuestras cárceles, escuelas y hospitales. Aquellos hijos del baby boom
crecieron viendo a sus ídolos -de los Beatles a Camarón- consumir drogas con
unción y, al seguirlos, desde la marihuana hasta el caballo, fueron diezmados
por el pico el sida. Uno de ellos fue Dani, que sostiene que el humano es un ser
que, ante todo, imita. Por imitarlos se dejó un tercio de la vida en la cárcel,
aprendiendo a ser él mismo. Y ahora aprende en el teatro. Sus gemelos seguro
que le aplauden y toman nota.
Cuál va a ser su primera intervención
como actor?
Es un monólogo. Empieza así: "En
los ochenta atracaba bancos a cara descubierta y ahora los bancos nos atracan
por la cara"...
¿Cómo empezó su carrera de atracador
de bancos y politoxicómano?
Para empezar, estaba mi
carácter. Yo estoy bajo el influjo de Júpiter, el planeta más grande; soy
desmesurado. Y siempre he sido muy alto... Y muy chulo.
Alto lo sigue siendo.
No puedo pasar desapercibido.
Por eso, cuando yo tenía 16 años, sentía que de algún modo tenía que ser
también de los guapos. Y los guapos entonces se metían drogas. Y los pringados,
no.
¿Por qué?
Pues igual que hoy los
referentes son los futbolistas, entonces eran las estrellas del rock que se
exhibían con las drogas: Patti Smith, David Bowie, Jimmi Hendrix, los
Rolling...
¿Y si no te drogabas no eras nadie?
Es que somas muy borregos. No
es que yo fuera un chaval marginal de familia desestructurada. Al contrario, yo
me metía porque la gente bien entonces se drogaba. Y yo quería ser uno de ellos
y no un pringado. Así que iba con ellos y me drogaba como ellos.
¿Dónde empezó a torcerse?
Iba con niños pijos por la
Barcelona de barrio alto: Zacarías, Metamorfosis, Bacarrá, 98 Octanos, La Araña
y El Casino... Las peores cosas las aprendí en los mejores barrios.
¿Y empezó a delinquir allí?
A los 13 años, yo ya le robaba
a mi padre para chocolate y luego para farlopa (cocaína), jaco (heroína) y, al
final, para todo...
Hoy ya nadie consume caballo.
Porque hoy los borregos imitan
a los de la coca, que suena a glamour y fiesta vip.
Tendría que robar mucho entonces.
Cada vez más. Tras pequeños
robos, atraqué mi primera joyería cuando aún era menor v acabé también menor en
la cárcel.
Mal principio.
Y así, acumulando atracos -soy
convicto de 57- y condenas, pasé en la cárcel 14 años.
¿Sin dejar de drogarse?
Igual que nos drogábamos fuera
nos drogábamos dentro. Y dentro era más caro. Así que volvía a atracar al
salir. Yo era el Millonario por mis atracos millonarios.
¿Nunca causó víctimas?
Afortunadamente, no. Aparte del
susto. Yo les decía educadamente que era un atraco y les pedía el dinero de la
caja. Pero hice daño; era un delito y creó que pagué por él.
¿Cómo era la cárcel?
Mucho más dura que la de hoy.
Como compartía jeringas con los demás reclusos, contraje hepatitis y el virus
del sida. El 90 por ciento de los reclusos nos contagiamos.
¿Cómo Lleva su enfermedad ahora?
Con la medicación, se
sobrelleva.
¿La cárcel le enseñó algo?
Allí fui aprendiendo a
conocerme.
¿Y...?
Tuve la suerte de encontrar
también una mujer que vale muchísimo. Mi mujer. En 1997 salí de la granja de
desintoxicación donde había ido a parar tras la cárcel y fui al hospital, y una
doctora estupenda me atendió... Y llevamos juntos ya 16 años.
Enhorabuena.
Y lo mejor son nuestros
mellizos, Alba y Nil, que ya tienen cuatro añazos. ¡Y el trabajo que dan! Los
concebimos de forma que no heredaran anticuerpos. Y ahora, cuando acabe esta
entrevista, voy a ir a buscarlos.
¿Les contará toda su historia?
Por supuesto. Me arrepiento
de haber hecho sufrir a los demás, pero también estoy orgulloso de haber sido
capaz de rectificar y empezar de nuevo. Quiero que ellos aprendan que se puede
rectificar, como hice yo.
Es una lección.
Gracias a mucha gente que me ha
ayudado.
Por ejemplo....
Loquillo, Calamaro, Rosario
Flores -qué gran señora-, Bunbury, Antonio Carmona y Messi. Todos me han
confiado lo más valioso que tienen: su integridad física, porque les he
conducido y protegido. Gracias.
¿Les hablará a sus niños de las
drogas?
Por supuesto. Yo creo que hay
que enfrentarse a ellas con toda la información posible, sin tabúes ni
tonterías. La información permite la más efectiva de las prohibiciones: la que
te impones a ti mismo. Y su padre, yo, tiene que contrarrestar esa
cultura de borregos, siempre dispuestos a imitar.
¿A quién imitan hoy?
El otro día Benzema fue pillado
a 200 por hora. Pues muy mal, porque los chavales hoy imitan a los futbolistas,
como yo imitaba a los rockeros y sus drogas.
Pero si uno quiere, no imita.
Eso ya lo he aprendido. Por eso
estoy orgulloso de lo que soy ahora. Después de todo lo que he pasado, es como
si me hubieran regalado años; una familia; gente que me apoya... Y más gente
que confía en mí.
Pocos atracadores pueden decirlo.
Casi todos están muertos o
muriéndose en la cárcel. Por eso me gusta el teatro ahora. Estoy aprendiendo a reflexionar en voz alta
sobre todo lo que me ha pasado, para que otros no tengan que pasarlo tan mal.
Para que aprendamos juntos.
Es de sabios rectificar... (Deberían los políticos seguir el ejemplo??? ;P )
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