Cuando valoro
algo en especial, me gusta compartirlo. Hace casi un año hice un post donde la
incluí, pero ahora siento la necesidad de volver a compartirla. Si tuviera que
elegir mis preferidas de entre todas las frases, citas, poesías y oraciones
hermosas que he leído y oído, en libros, canciones, películas y a través de la
tradición oral, la que voy ahora a compartir contigo estaría entre las
primeras. Se la conoce como “La
invitación”, y corresponde a un libro del mismo título que te recomiendo
vehementemente. La escribió Oriah
Mountain Dreamer, una mujer canadiense conocedora de las costumbres y
creencias de los indios norteamericanos.
“La invitación” es eso, una invitación a conectar con
lo esencial, con lo que de verdad importa, nos define y da sentido a la vida. Y
dice así:
“No me interesa saber cómo te ganas la vida. Quiero saber lo que
ansías, y si te atreves a soñar con lo que tu corazón anhela.
No me interesa tu edad. Quiero saber si te arriesgarías a parecer
un tonto por amor, por tus sueños, por la aventura de estar vivo.
No me interesa qué planetas están en cuadratura con tu Luna.
Quiero saber si has llegado al centro de tu propia tristeza, si las traiciones
de la vida te han abierto o si te has marchitado y cerrado por miedo a nuevos
dolores. Quiero saber si puedes vivir con el dolor, con el mío o el tuyo, sin
tratar de disimularlo, de atenuarlo ni de remediarlo.
Quiero saber si puedes experimentar con plenitud la alegría, la
mía o la tuya, si puedes bailar con frenesí y dejar que el éxtasis te penetre
hasta la punta de los dedos de los pies y las manos sin que tu prudencia nos
llame a ser cuidadosos, a ser realistas, a recordar las limitaciones propias de
nuestra condición humana.
No me interesa saber si lo que me cuentas es cierto. Quiero saber
si puedes decepcionar a otra persona para ser fiel a ti mismo; si podrías
soportar la acusación de traición y no traicionar a tu propia alma [...]
Quiero saber si puedes ver la belleza, aun cuando no sea
agradable, cada día, y si puedes hacer que tu propia vida surja de su
presencia.
Quiero saber si puedes vivir con el fracaso, el tuyo y el mío, y
de pie en la orilla del lago gritarle a la plateada forma de la luna llena:
‘¡Sí!’
No me interesa saber dónde vives ni cuánto dinero tienes. Quiero
saber si puedes levantarte después de una noche de aflicción y desesperanza,
agotado y magullado hasta los huesos, y hacer lo que sea necesario para
alimentar a tus hijos.
No me interesa saber a quién conoces ni cómo llegaste hasta aquí.
Quiero saber si te quedarás en el centro del fuego conmigo y no lo rehuirás.
No me interesa saber ni dónde ni cómo ni con quién estudiaste.
Quiero saber lo que te sostiene, desde el interior, cuando todo lo demás se
derrumba.
Quiero saber si puedes estar solo contigo y si en verdad aprecias
tu propia compañía en momentos de vacío.”
Probablemente
poco más se puede decir en tan pocas palabras.
Te deseo un
feliz aquí, ahora.
Besos y
abrazos,
Álex Rovira.
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