¿Cómo podemos ser más felices? Responder a esta cuestión nos puede llevar toda la vida o apenas un segundo, si entendemos rápidamente que la mejor manera de ser felices es renunciar a encontrar una fórmula mágica que nos ayude a serlo. Como siempre, en el término medio entre la búsqueda eterna y la revelación instantánea, está la virtud.
Si eres como la mayoría de la gente, estás hecho de innumerables piezas de actividad fragmentada: ejercicios, trabajos, conversaciones, diversiones, sueños... Y vas añadiendo, día a día y año tras año, más y más pedazos sobrepuestos. Es decir, dispondrás de una vida dividida en miles de fragmentos inconexos.
La fragmentación perturba nuestra paz mental, creando tensión y ansiedad. Con el tiempo, los fragmentos se acumulan y comienzan a asfixiar nuestra alma. El YO interior anhela un enfoque, un propósito y una dirección. Por tanto, no es de extrañar que, después de cuarenta o cincuenta años de arrastrarnos confusos por este mundo sin un propósito claro y definido, un día despertemos y de repente nos preguntemos: "¿Es esto la vida? ¿Soy realmente feliz?"
Una vida feliz es sinónimo de una vida significativa y todos queremos vivir una vida que tenga significado. Todos pretendemos ser felices, porque la felicidad es muy útil para la vida. Por ejemplo, la felicidad mejora la salud física, mejora la creatividad e, incluso, te permite tomar mejores decisiones, ya que es más difícil ser racional cuando se es infeliz.
Pero, ¿qué rasgos de la personalidad tienden a correlacionarse con la mayor felicidad? La extroversión es uno de los mejores predictores de la felicidad, al igual que la afabilidad, la autoestima y el optimismo.
Y para los que no comprenden cómo, a pesar de tener todo lo que supuestamente hace a una persona feliz, son infelices, cabe recordar que los genes representan aproximadamente el 50% en la felicidad de una persona. Tal es así, que los ganadores de la lotería o las personas que han sufrido un grave accidente, no observan un cambio tan importante en su nivel de felicidad, como cabría esperar de su nueva situación.
Reconozcamos lo evidente: la felicidad es un estado de ánimo y no algo que se puede definir de forma objetiva. Dicho esto y para los amantes de los consejos capaces de convertir instantáneamente la pesadumbre en luminosa alegría, aquí os dejo una serie de reflexiones que algunos expertos en la ciencia de la felicidad, señalan como de seguimiento ineludible para aquel que pretenda ser feliz...
- Disfruta de la fuerza y de la belleza que poseas en cualquier etapa de tu vida.
- No importa. ¿Qué no importa? ¡Nada importa mucho!
- Confía en mí. En veinte años mirarás hacia atrás y lo que hoy te parece horrible, no lo será tanto.
- No estás tan gordo como te imaginas.
- No te preocupes por el futuro. O preocúpate, pero sabiendo que es tan eficaz hacerlo, como mascar chicle para resolver una ecuación de álgebra.
- Los verdaderos problemas de tu vida serán cosas que nunca habrás imaginado previamente.
- Haz cada día una cosa que te asuste.
- ¡Canta!
- No juegues con los sentimientos de otras personas. Y desplaza fuera de tu vida a la gente que juegue con los tuyos.
- Cepilla tus dientes.
- No pierdas tu tiempo en rencores.
- A veces se gana. A veces se pierde.
- La carrera es larga y al final estarás solo contigo mismo.
- Recuerda los halagos que recibes, olvida los insultos.
- Mantén guardadas tus viejas cartas de amor, tira los viejos extractos bancarios.
- Relájate.
- No te sientas culpable si no sabes qué hacer con tu vida. Las personas más interesantes que conozco no sabían qué hacer con sus vidas, hasta que lo supieron.
- Toma mucho calcio y cuida tus rodillas; las vas a echar de menos cuando se debiliten.
- Cásate o tal vez no.
- Ten hijos o tal vez no.
- Pase lo que pase no te felicites demasiado, pero tampoco te castigues mucho.
- Tus opciones son probabilidades.
- Disfruta de tu cuerpo. Utilízalo de todas las formas que puedas. Sin miedo y sin temor de lo que piense la gente. Es el mejor instrumento que jamás tendrás.
- Baila. Incluso si tienes que hacerlo solo y en tu sala de estar.
- No leas revistas de belleza, te hacen sentir feo.
- Conoce bien a tus padres. Nunca se sabe cuándo se irán para siempre.
- Sé bueno con tus hermanos. Son el mejor vínculo con tu pasado y las personas con más probabilidades de quedarse contigo en el futuro.
- Entiende que los amigos van y vienen. Sin embargo, algunos de los más valiosos siguen estando por siempre.
- Sé cauto con los consejos, pero ten paciencia con quienes te los dan. Los consejos son una forma de nostalgia. Dar consejos es una manera de sacar a relucir el pasado del olvido, limpiarlo, remover la pintura sobre las partes feas y reciclarlo para un nuevo y más sabio uso.
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