La fatiga emocional, es un agotamiento
extremo que va relacionado con sensaciones de estrés y ansiedad, sentimientos
de angustia o incluso depresión. Todos podemos sentir este cansancio emocional
extremo de vez en cuando, aunque algunas personas tienen tendencia a
experimentarla más a menudo.
Muchas veces el sobrecargarse de
actividades y cosas por hacer, hace que esta fatiga emocional se haga más
evidente. Imagínate por ejemplo, que tienes muchas cosas que hacer, y al final
solo puedes hacer la mitad, y sólo quieres estar sentado/a en el sofá, o
piensas que no puedes con el día que te toca vivir, que no vale la pena, porque
no lo conseguirás. incluso que no tienes fuerza para conseguir lo que te
propones.
Todo esto, es un ejemplo, de fatiga emocional,
cuando hay una sobrecarga, una saturación de emociones, que nos bloquean y nos
quitan fuerza física y emocional. Por tanto, esta fatiga, también
tiene que ver con emociones contenidas, frustración no gestionada y
sentimientos de incomprensión. El estrés y la fatiga pueden surgir
cuando nuestras propias exigencias laborales, familiares, personales no nos
dejan atender nuestras necesidades y deseos. También puede surgir ante momentos
de cambios, o situaciones emocionales intensas, tales cómo: un cambio de casa,
una ruptura con la pareja, nacimientos de hijos, volumen de trabajo intenso,
etc.
Pero, ¿es posible combatirla?, o lo
que es más importante ¿la podemos prevenir para que no llegue a invadirnos? Sí,
y vamos a ver cómo.
¿Cómo
la gestionamos?
La mejor manera de prevenir la fatiga
emocional pasa por conocerse mejor, para poder gestionar de otra
manera las emociones. Si en vez de sobrecargarnos, vamos dejando que las
emociones salgan, esto hará que no nos sintamos tan fatigados emocionalmente.
Es importante señalar, que no hay emociones buenas y malas, que todas son
adaptativas, y que es necesario darles un espacio a todas esas emociones para
poder sentirnos mejor con nosotros mismos. Descubrir qué mensaje nos están
transmitiendo nuestras emociones, va a ser clave para poder gestionarlas de una
manera más saludable, y así poder combatir esa fatiga emocional que nos invade.
La fatiga puede llegar a enfermar el
cuerpo. ¿Cómo lo notamos o cómo nos afecta?
La fatiga emocional es un síntoma, una
señal de que algo en nuestra vida está sucediendo, y que esa circunstancia o
manera de funcionar nos sobrepasa.
Algunas preguntar para ver si esta
fatiga emocional, nos está afectando físicamente podrían ser: ¿Somos
conscientes de la tensión en nuestro cuerpo? ¿Ponemos atención a la
conversación que quiere tener nuestro cuerpo con nosotros? A veces nos damos cuenta y podemos poner
remedio,otras veces no es tan fácil descubrir lo que nos estresa y nos produce
fatiga.
¿Cómo
se manifiesta la fatiga emocional en nuestro cuerpo?
La fatiga emocional y el estrés no
afecta a todo el mundo de igual manera, ni las mismas situaciones son
estresantes para todos. Puede provenir de cualquier situación o pensamiento que
nos haga sentir frustrados,
enfadados o ansiosos, de manera constante o intermitente.
Algunos síntomas pueden ser:
- - palpitaciones
- - cansancio físico
- - abatimiento
- - nervios
- - apretar las mandíbulas
- - problemas de estómago
- - contracturas
- - respiración rápida
- – temblores
- - sudoración en exceso
Por tanto, no podemos desligar la fatiga física
con la emocional, porque van muy ligadas y ambas se alimentan. Nuestro
cuerpo simplemente nos da señales de que le hemos de prestar más atención.
¿Cómo
afrontamos el agotamiento y la fatiga emocional?
- El primer paso es reconocer
esta fatiga en nuestro cuerpo y explorar qué circunstancia o aspecto de
nosotros mismos está causando este fatiga en nuestra vida. Algunas veces es
fácil reconocer, qué cosas nos producen este estrés y cansancio emocional, y otras hemos de profundizar un poco más para
descubrir qué nos quiere decir.
- La actividad física nos ayudará a relajarnos.
Por ejemplo, realizar algún deporte, para poder liberar la tensión que sentimos
a nivel físico, Una vez sabemos cómo se manifiesta nuestra ansiedad, y nuestro
estrés podemos darle salida,facilitar a nuestro cuerpo una vía de escape para que no acumule
tanta sobrecarga y fatiga emocional.
- Aprender a desconectar de aquello que nos preocupa y
nos tensa a través de la respiración. Aprender a respirar, meditar
durante el día o antes de irte a dormir. La meditación, o el mindfulness
nos ayuda a estar el el presente y
reduce mucho los niveles de estrés y fatiga mental y emocional.
- Un buen descanso y dormir las horas
suficientes que nos pide el cuerpo es fundamental para reposar nuestra mente y
regular nuestras horas del sueño para así poder estar más tranquilos.
- Ponernos límites, con nosotros mismos y los
demás. No podemos llegar a todo, así que tenemos que aprender a priorizar, y a
ver qué es lo más importante y qué cosas podemos dejar para otro día. También
es importante poder aprender a decir “No” con los demás. reconocer nuestros propios
límites nos va a permitir delegar, y no sobrecargarnos en exceso.
- Respetar nuestras necesidades, aprender a
comunicarnos de una forma asertiva, primero hemos de estar bien nosotros, para
luego poder atender las necesidades de los demás. Buscar espacios para
nosotros, cuidarnos, darnos pequeños placeres, como por ejemplo, un baño de vez
en cuando, un paseo, realizar una actividad que nos gusta... Todo esto nos va a
ayudar a estar mejor con nosotros mismos y mejorar nuestro agotamiento
emocional.
- Poder estar plenamente conectados con el presente,
sí estamos en casa, pues disfrutar del momento casa, si estamos trabajando,
centrarnos en el trabajo. Si podemos centrarnos en lo que hay, podemos reducir
nuestro estrés, porque no estamos anticipando tanto.
- Por último, abandonar la culpa, de no poder
llegar a todo, y empezar a responsabilizarnos de nuestra vida, ser más
suaves y menos exigentes con nosotros mismos nos ayudará a tener más energía,
porque en vez de invertirla en machacarnos, la aprovecharemos en cuidarnos.
Como digo en mi blog de
Psicoemocionat, “La
culpa sana es aquella que nos responsabiliza
de lo que estamos haciendo, la que nos ayuda a ver y decidir, cuáles son los actos que hemos realizado y a la vez,
poder observar nuestra responsabilidad y asumirla, no desde el machacarnos,
sino desde el responsabilizarnos de nuestros actos”.
Así que, no intentes, combatir la
fatiga emocional, sino que alíate con ella, compréndela, y entonces
podrás estar más equilibrado/a emocionalmente.
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