Tengo 60 años. Nací en Caracas y vivo en Roma, pero estoy en las nubes. Me
licencié en Filosofía y Letras, Arte e Historia. La
educación es lo único que puede cambiar el mundo y quiero dar los recursos
necesarios a las personas para que se pueda producir ese cambio
VALIENTE Y RADICAL
Ashoka, la mayor red internacional de
emprendedores sociales innovadores, le acaba de conceder un premio por su
modelo educativo implantado en los 56 colegios que tiene la congregación en
todo el mundo, y por generar una formación para que ese modelo se pueda
replicar (ya han formado a más de 3.000 profesores). Hoy, madre Montserrat,
responsable de las misioneras de la Sagrada Familia de Nazaret es requerida
para dar conferencias en todo el mundo y hasta por el papa Francisco, que la
convocó a una mesa redonda para pensar en cómo conseguir una buena enseñanza en
campos de refugiados. Pero en sus comienzos la apuesta fue valiente y radical
A veces hay un profesor especial,
¿cuál fue el suyo?
La madre Soledad Rodríguez, que no
sólo me abrió al mundo, me mostró que había muchas cosas que yo podía hacer por
mejorarlo.
La confianza es un regalo.
La mayor innovación es amar al alumno.
Sentir que confían en ti y sentirte querido te permite asomarte
a lo malo y a lo bueno del mundo, y a decir: "Yo puedo hacer algo".
¿Hubo más?
Mi entrenador de baloncesto me enseñó
a superarme
a mí misma, entender que la mayor victoria es un buen pase, trabajar
en grupo: que los otros estuvieran a gusto conmigo. Integré que no se trata de
subir la montaña y llegar, sino de que lleguemos todos.
¿Y Dios se le cruzó por el camino?
Una lesión me obligó a estar tres
meses en reposo, tuve tiempo para pensar en cómo iba a intentar yo cambiar el mundo y
fue así, sin nunca habérmelo planteado antes, como decidí servir a
Dios.
Curioso.
Luego en el servicio me encontré con
la docencia y con el fracaso escolar, y me pregunté qué era lo esencial que
podíamos darles a los alumnos para que en el futuro pudieran llegar a dar lo
mejor de sí mismos.
Menuda pregunta, ¿qué se respondió?
Que las herramientas esenciales son el conocimiento
de uno mismo (inteligencia intrapersonal) y la buena relación con los demás
(interpersonal), pero me recorrí Europa y EE.UU. en busca de respuestas.
Una mente abierta...
Eximimos lo mejor de la pedagogía; así
topé con la neurología y con un mensaje muy poderoso: Todos somos inteligentes.
Martín Seligman, Glenn Doman y Howard
Gardner fueron su inspiración.
Aplicamos sus teorías en el Colegio
Montserrat a partir del año 1994. Con Doman, supimos que podíamos intervenir en
la primera infancia para generar una buena organización neurológica y, con
Gardner, descubrimos las inteligencias múltiples.
Siempre hay algo en lo que eres bueno.
Sí, y debemos utilizar esa
inteligencia, sin despreciar las demás, para tener éxito. Si trabajamos nuestras fortalezas
alcanzaremos la excelencia, si trabajamos nuestras mediocridades seremos
mediocres.
Ahora están ustedes en el candelero.
Nuestra apuesta de cambio fue
absoluta, pero hay que seguir investigando, bebiendo de muchas fuentes:
pedagógicas, neurológicas, sociológicas, de teoría económica-, porque eso da
como resultado un
alumno con muchos recursos y competencia global.
¿Qué ha sido lo más dificil?
Ver profesores que no quieren cambiar
por comodidad. Hay mucho profesor cansado que cuando no consigue que sus
alumnos avancen los culpa a ellos y se retira, pero lo hace dentro del aula.
¿Cuál cree que es la motivación
fundamental del ser humano?
Sentirse útil. Pero a nosotros también nos gusta
preparar para el naufragio, porque todos sabemos nadar, ¿pero cuántos nos
salvaríamos en un naufragio? Y también trabajamos la tolerancia a la frustración y la
identificación
de las creencias negativas sobre uno mismo que entorpecen tanto la
vida.
Ha creado usted una escuela para
profesores reconocida internacionalmente.
Lo tuvimos claro desde el principio:
El mayor recurso es un profesor consciente de su trabajo. Cuando
al profesor le ayudas a reflexionar sobre el valor de su trabajo y le das
herramientas para llevarlo a cabo, es capaz no sólo de superarse, sino de
mantener una motivación en el aula.
Profesor y alumnos e retroalimentan
Sí, cuando el profesor ve el cambio en
los alumnos, se crea un círculo virtuoso en el que el profesor mejora para que mejoren
los alumnos. Y es así como el profesor se convierte en un
emprendedor y los alumnos dejan de ser consumidores.
¿Dejan de engullir información?
Sí. La creatividad del profesor
aplicada a las diversas materias genera creatividad en los alumnos, es decir,
más preguntas que respuestas, espíritu crítico y propuestas.
¿Qué ha entendido del fracaso escolar?
Que permitir que un alumno crea que
fracasa es cortarle las alas. A veces una mala nota en matemáticas genera una
serie de creencias negativas con uno mismo que no le permiten ser excelente en
lo que es excelente.
¿Usted se ha sorprendido a sí misma?
Me ha sorprendido generar un proyecto
tan valorado desde tantas ópticas distintas. Pero de todos los reconocimientos,
el que más hondo me ha llegado es que me dijeran que he generado esperanza.
Es un gran piropo.
No tengo la exclusiva. Vivimos en un
reducto del mundo más que privilegiado. Ojalá tengamos la sensibilidad de hacer
cosas por esa inmensa mayoría no privilegiada. Mí campo es la educación: un grito de
libertad en un mundo que llora, ¿cuál es el suyo?_.
A veces nos faltan alas.
Sí, la determinada determinación que
decía santa Teresa Hay que lanzarse, porque el proceso es siempre una mejora
continua.
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