"Sé feliz en este momento, eso es suficiente. Cada momento es todo lo
que necesitamos, no más".(Madre Teresa)
Si eres conductor, me atrevo a
afirmar que alguna vez habrás sido víctima de un fenómeno curioso y que nunca
nos hemos podido explicar muy bien del todo. Al conducir nuestro vehículo, y
sobre todo por una ruta ya mil veces transitada, llegamos a recorrer una buena
cantidad de kilómetros sin ser conscientes de ello. De repente, reaccionamos,
quizá ya al llegar a nuestro destino, y nos percatamos de que no sabemos muy
bien cómo hemos llegado hasta ahí. Somos incapaces de evocar una parte del
trazado recorrido, como si nos hubiéramos "ausentado" mientras
conducíamos.
Para evitar este tipo de
lagunas mentales que nos hacen escapar de una realidad, que incluso por nuestra
propia seguridad necesitamos conocer, deberemos recurrir a lo que en castellano
se denomina Atención Plena y en inglés Mindfulness.
¿Qué es la Atención Plena?
básicamente, elegir y aprender a controlar nuestro foco de atención. En
realidad es una antigua práctica budista (según la enseñanza de Buda, de gran
importancia en el camino hacia la iluminación), que significa prestar atención
de manera particular,a propósito,en el momento presente, y no emitir juicios de
ningún tipo al respecto de lo que vemos o sentimos. Todo ello aumenta la
conciencia, la claridad y la aceptación de nuestra realidad en el ahora.
Aunque originalmente, y como
queda dicho, la Atención Plena se articula como una parte de lo que se conoce
en Occidente como budismo, no hay nada religioso en ella. Y es más: se enseña
muy a menudo de forma separada e independiente de cualquier connotación
religiosa o incluso de carácter cultural. Es solamente una manera práctica de
observar los pensamientos, las sensaciones físicas, los sonidos y los olores;
cualquier cosa que normalmente podamos pasar por alto.
Mindfulness no va a eliminar
las presiones de la vida, (las recetas mágicas soluciona todo solo existen para
los ingenuos), pero sí puede ayudarnos a responder ante ellas de una manera más
calmada. Nos ayuda, por ejemplo, a reconocer y a alejarnos de las malas
reacciones habituales con las que respondemos, a menudo de forma inconsciente,
a los acontecimientos cotidianos que nos irritan. Nos proporciona también un
enfoque para cultivar la claridad, la visión y la comprensión. La práctica de
la Atención Plena nos permite estar completamente presentes en nuestra vida y
mejorar por tanto su calidad.
Haciendo un poco de historia,
en el año 1979, el Dr. Jon Kabat-Zinn, fundó el programa Mindfulness-Based
Stress Reduction de la Universidad de Massachusetts, para el tratamiento de los
enfermos crónicos. En el Centro Médico de dicha universidad, Kabat-Zinn
introducía a los pacientes en la práctica del Mindfulness para el tratamiento
de problemas físicos, y psicológicos, dolor crónico, y otros síntomas asociados
al estrés. Este fue el comienzo de una terapia cuya práctica que se ha ido
extendiendo durante las últimas tres décadas en occidente.
Salvo casos excepcionales,
caminar es una actividad que la mayoría de nosotros, razonablemente, realiza en
algún momento del día. En ese instante podemos, si así nos lo proponemos,
experimentar la Atención Plena, y aunque solo sea por unos minutos a la vez. En
lugar de estar mentalmente "en otra parte", podemos mirar alrededor y
darnos cuenta de lo que vemos, oímos y sentimos. Percibir el movimiento de los
pies, las piernas, los brazos, la cabeza y el cuerpo a medida que damos cada
paso. Sentir nuestra respiración. Sí, ya sé que los pensamientos tenderán a
entrometerse continuamente, pero cesarán si llevamos nuestro ejercicio de atención
al máximo y nos centramos en exclusiva en el hecho de caminar. (Los problemas y
sus posibles soluciones, ya los recuperaremos después)
El pasado ya pasó y no tiene
vuelta, el futuro nunca llega, porque cuando llega, es presente; la única
realidad es el ahora. Este momento pleno y real, en el que mente, cuerpo y
espíritu están sincronizados, es el momento perfecto, simplemente porque es lo
que es. El regresar una y otra vez, de manera amable y consciente, a este
espacio de apertura e intimidad que es nuestro momento presente, es la
recompensa que nos dará la práctica del Mindfulness.
Reflexión final: “Estar frente
a la desnuda realidad de la experiencia, observando cada evento como si
estuviera ocurriendo por primera vez”. (Daniel Goleman)
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