Desde el punto de visto
psicológico, la RAE define la culpa como: "Acción u
omisión que provoca un sentimiento de responsabilidad por un daño
causado". Hay personas que se sienten mal, terriblemente
mal cuando se equivocan. Hay otras que jamás se han sentido así porque piensan
que nunca se han equivocado. Ni los unos ni los otros.
Existen diferentes tipos de
CULPAS y de gestión de la culpa:
Culpa
positiva.
Es aquel sentimiento que te permite reflexionar, te dice que te has equivocado
en algo y que la próxima vez deberías tener cuidado. Es positiva porque genera
aprendizaje. Cuando te sientes mal, te duele, reflexionas y tomas decisiones.
Estas decisiones permiten elegir otras alternativas la próxima vez que actúes.
Sólo hablamos de culpa positiva cuando suceden estas tres circunstancias:
- Tú has hecho algo que está mal y de lo que te arrepientes.
- La reflexión te permite aprender para la próxima vez.
- Olvidas la culpa después del periodo de reflexión y sigues avanzando, vamos, que el sentimiento de culpa tiene un fin.
Cuando no sientes culpa puede
deberse a dos motivos. Uno, porque no te ves responsable de lo que has hecho, o
dos, sabes que te has equivocado, que has hecho daño, pero no sientes empatía,
no te pones en lugar del otro, estás emocionalmente plano. Y este es un síntoma
de la psicopatía.
Así que la culpa tiene su parte
positiva, nos educa, nos permite evolucionar y genera aprendizaje. Y nos ayuda
a ponernos en el lugar de la persona a la que hemos herido los sentimientos.
CÓMO
ACTUAR
Si crees que has herido a
alguien, o te sientes culpable porque un ser querido pueda estar molesto por
algo que tú has hecho (ej. Un comentario fuera de lugar, un comentario con el
que le has faltado el respeto, aunque esa no fuera tu intención) o algo que has
dejado de hacer (te olvidaste de llevarle una ropa que necesitaba para un viaje
y ahora ya no hay tiempo para hacerlo)...
1º Ponte en contacto con la persona y DISCÚLPATE, nunca es
tarde para hacerlo. Olvídate de la vergüenza, de si "ya es tarde y llego a
destiempo". Nunca es tarde para pedir perdón.
2º Repara el daño. Si hay algo que puedas rectificar
para arreglarlo, hazlo. Si no, ten algún detalle bonito, escribe un correo con
ternura, ten una sorpresa como llevarle unos bombones, dale un abrazo más
especial que de costumbre. Haz por interesarte honestamente por la persona
agraviada.
Culpa
negativa.
La culpa puede convertirse también en algo negativo. Una vez que has hecho el
análisis, has tomado conciencia del error y tomas la decisión de que no
volverás a hacerlo, a partir de ahí, seguir sintiéndote mal, es negativo.
Porque te
impide estar en el presente, disfrutando del momento, pensando con
claridad en tu trabajo, pareja, hijos, amigos y otras fuentes de placer y
responsabilidades. Esta culpa ya no es adaptativa, porque su papel educador se
convierte en un papel castigador, que te impide levantar cabeza. Y te manda
mensajes horribles, como que no mereces nada, que no eres digno y que la gente
dejará de quererte si te comportas así.
Este tipo de culpa es
característica de personas con baja autoestima, que necesitan la aprobación de
los demás para ser felices, y cuando le fallan a alguien interpretan que van a
perder su amor, su amistad y la relación que mantienen con ella. Esta culpa es
fruto de interpretaciones irracionales, tremendistas y negativas, y suele verbalizarse
con pensamientos del tipo "le he fallado, no me lo va a perdonar en la vida,
soy un miserable, cómo soy capaz de equivocarme en esto, no tengo perdón, no
merezco que me vuelva a dirigir la palabra".
Existe otro tipo de personas
que también sufren mucho por la culpa, los que tienen una excesiva empatía con
el dolor de los demás. Interpretan el daño de forma más tremenda que la propia
víctima. La conclusión negativa que sacan de la situación es mayor que la que
hace la persona que ha sufrido el agravio. Le dan vueltas y vueltas a la
cabeza, mortificándose, poniéndose en el lugar del otro, incluso cuando la otra
persona les ha dicho que estén tranquilos, que no es para tanto y que ya está
todo solucionado. Las neuronas espejos también son responsables de la capacidad
empática de estas personas y de cómo se comparten las emociones de los demás.
QUÉ
HACER
Lo primero es actuar como en el
punto de la culpa positiva. Una vez que has pedido disculpas y has reparado el
daño, tienes que cerrar la carpeta. Asume que te has equivocado, no seas tan perfeccionista,
no siempre puedes quedar bien. No eres un superhombre ni una
supermujer. Verbaliza lo siguiente "me he equivocado, he pedido perdón y ya está".
Y partir de ahí, cada vez que aparezca este pensamiento castigador otra vez,
ese pensamiento que te dice y te machaca con que eres mala persona, aléjalo de
ti. Una manera muy divertida y eficaz de alejarlo es cantando.
- ¿Para qué te vas a machacar más, aprenderás así más rápido? NO.
- ¿Te convertirás en mejor persona si sigues sufriendo, serás más responsable? NO.
- ¿Entonces, qué sentido tiene? NINGUNO.
Canta, ponle humor y aprende a
ser feliz. Una canción perfecta para esta ocasión es "Échame a mí la culpa... y allá en el
otro mundo, en vez de infierno que encuentres gloria, y que una nube de tu
memoria me borre a mí". ¡Si fueras capaz de buscar una letra
propia para la canción, sería ya lo MÁS! Y cuando cantes, disfruta, grita,
canta en alto, muévete, baila, convierte tu culpa negativa en algo de lo que
disfrutar.
Para prevenir este tipo de
culpa negativa, ten cuidado también con los mensajes que lanzas a tus hijos
cuando te desobedecen o comenten errores. Se trata de educarles y corregirles, no de que sufran.
Enséñales cómo se hacen las cosas bien, diles en qué se equivocan y si fuera
necesario, ponles un castigo apropiado al error, pero no les hagas sentir
culpables. Y por favor evita cualquier comentario del tipo: "Como
sigáis así, desaparezco, me vais a matar, estáis acabando conmigo y con mi
paciencia". Comentarios como estos generan una profunda
inseguridad en los niños, se sienten responsables de tu pérdida de papeles y
les genera una angustia impropia de su edad.
Ausencia
de culpa: ni positiva, ni negativa, simplemente no la tienen. Es muy
característico de las personas con un locus de control externo. Nada pasa en
esta vida que sea culpa de ellos, todo está en los demás. Si pierden un
trabajo, es que el jefe era un tirano, si suspenden un examen, el profesor les
tenía manía, las discusiones en su pareja son porque el otro las provoca y
pierden los papeles por el tráfico, el mal comportamiento de los hijos, etc.
Por supuesto, si no son "protagonistas
de nada", tampoco pueden sentir culpa, para ellos la relación directa
entre cometer un error o descuidar a otro y que se sienta mal, no existe.
Porque ellos no comenten errores ni descuidan a nadie, son los demás.
Con ellos es difícil razonar,
porque tienen una visión del mundo, unas creencias, una ausencia total de
responsabilidad, que les impide ver y entender tu punto de vista. No esperes un
"perdón" de ellos, porque no lo vas a tener.
Solo en situaciones en las que
ven en peligro su relación, cuando se encuentran ante la pérdida inmediata, son
capaces de reflexionar sobre su parte de responsabilidad. Y aun así, no todos
llegan a este nivel de análisis.
Con este tipo de personas
puedes llegar a desesperarte, porque intentarás razonar con ellos y será como
darte cabezazos con la pared, no entenderán tu punto de vista. Ni saben cómo
hacerlo, ni tienen interés.
Curiosamente estas personas,
debido a su visión externa, también te echan las culpas de todo. Así que protégete y no
te dejes manipular. Si además de esto coincide con que es una
persona con capacidad para argumentar y persuasiva... ¡para qué te quiero
contar! Si no tienes las cosas muy claras, terminarás cuestionándote y pensando
que eres responsable y culpable de cosas que no son. Ten cuidado y analiza bien
aquello de lo que te quieren cargar. No lo asumas si no estás de acuerdo. No se
trata de discutir horas a ver quién lleva razón. Si entiendes que la
conversación es absurda y tienes claro que tú no has hecho nada de lo que
tengas que arrepentirte, dilo claro y para. Si tratas de justificarte y
convencerle, puede ser que te metas en un bucle desagradable del que seguro que
no sacas nada en claro. Cada uno tenéis vuestra visión de la situación y
difícilmente la vais a cambiar.
QUÉ
HACER
Tienes varias opciones para
relacionarte con ellos:
Si es alguien con quien trabajas, sé muy exhaustivo con todo. Deja siempre memoria escrita, cualquier decisión, propuesta, etc., siempre a través de correo electrónico, deja todo por escrito.
No trates de hacerle razonar, será un tiempo perdido. Simplemente di lo que te ha molestado y cómo te sientes, pero no insistas en que te comprenda. Infórmale también de cómo te comportarás tú la próxima vez que surja algo así.
Si se trata de una persona muy querida para ti, quédate con lo que te aporta. Ya sabes que este es su punto débil, igual hay otras cosas de él/ella que te compensan. Todos tenemos defectos. Aún así, no te quedes en la mochila las piedras. Comenta que te sientes mal, herido, triste, o lo que sea y dile el motivo. Y al igual que arriba, no esperes comprensión ni que asuma lo que tú ves tan claro.
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