Tengo 61 años, ¿por qué no se extraña usted y dice “¡Imposible: parece usted
más joven!”? Nací en Connecticut. Soy
doctora en Psicología y enseñé a estudiantes de Medicina en Georgetown. Aplico el core energetics a los problemas de pareja y
sexualidad: sólo la absoluta y dolorosa sinceridad puede conseguir que una
pareja crezca unida
MISERIAS
La doctora Chubbuk tiene una enorme paciencia conmigo. He oído la cinta y
me avergüenzo de la cantidad de bromas fáciles, tonterías y banalidades con las
que puedo entorpecer una conversación. Pese a todo, el sentido común de la
doctora, abonado por su paz interior, supera mi terror adolescente a exponer
mis debilidades. Trato de ocultarlas, es cierto, con cuatro gracietas de
colegial. Lo único que puedo alegar ahora es que conozco un montón de tipos que
hubieran mostrado igual pánico cerval a exhibir sus miserias afectivas. La
doctora profesa en la escuela de core energetics inaugurada por Wilheim Reich y
preconizada por su discípulo neoyorquino, el doctor Pierrakos, con quien Chubbuk
estudió. Por primera vez, la doctora ha incluido Barcelona en su tour doctoral
—Tengo un amigo, divorciado tres veces, pobre, y me pregunta que...
—¿Por qué dice
usted «pobre»?
—Si una sola pareja ya es un problema: ¡imagine tres ex...!
—¡No diga «pobre»!
Usted debería decir «que ha tenido oportunidad de tener tres parejas».
Una transición afectiva no es un trauma, sino un camino de perfección. Sólo en
la repetición se aprende de los errores.
—No sé si la entiendo.
—Nosotros
aprendemos lo bueno repitiendo conductas igual que los niños repiten la tabla
de multiplicar. Lo
malo es que en ese proceso necesario para crecer también aprendemos errores que
vamos repitiendo...
—Como se repite el ajo.
—... Y los
repetiremos hasta que seamos conscientes de ello. Y eso es lo que hago yo:
ayudar a las personas a que no repitan el mismo error toda una vida pareja tras
pareja.
—¿Y cómo lo consigue?
—Desbloqueándolos:
nos bloqueamos emocionalmente cuando nos sentimos heridos por una persona o
situación. Es una reacción defensiva de bloqueo: reduce el dolor, pero nos impide
evolucionar.
—Una especie de estreñimiento afectivo.
—Para ayudarles a
superarlo yo trato de que rompan su máscara: ¡que se expresen! Sólo si rompen
esa máscara pueden mostrarse como son ante su pareja y avanzar.
—¿Máscara es tener jeta?
—Es ser falso:
mentir y mentirse. Es ocultar a la pareja quién eres realmente bajo la
máscara de quien quieres ser. Así te proteges.
—Hasta que te crees tu propia máscara.
—¡Ése es el
problema! Usted engaña y se autoengaña y eso le impide exponer lo que hay
debajo de su máscara: el dolor, la tristeza, el miedo reales. Si no se desnuda
de verdad ante su pareja, seguirá bloqueado y bloqueará cualquier relación. Se
esconderá, y
si usted se esconde, nadie le encontrará nunca.
—Por ejemplo...
—Una señora vino a
mi consulta, porque tras 15 años de matrimonio en apariencia satisfactorio me
explicó que no amaba, que no había amado y que no se sentía capaz de amar.
Llevaba seis meses sin hacer el amor.
—Un poco tarde la consulta... ¿No?
—Ella sólo repetía
lo que vio en casa de sus padres cuando era niña. Repetir, ¿recuerda?
—Sí, sí.
—Pues su madre
tampoco había amado a su padre. Vivieron medio siglo sin amarse: con respeto,
sin problemas, pero también sin amor. Su madre era muy superior
intelectualmente a su padre y, claro, ella, la hija, buscó, sin ser consciente
de ello, un compañero también inferior a sí misma. ¿Ve? ¡No estaba amando!
¡Estaba repitiendo!
—¿Y se dio cuenta ella de que era un clon?
—Ésa es la
pregunta, porque cuando advirtió la repetición, fluyó, se liberó. Avanzó.
—¿Y dejó tirado al pobre inferior?
—En el fondo, no
es importante lo que hiciera ella, lo fundamental es que aprendió: siguió o no con él,
pero de un modo consciente. ¡Por fin pudo amar!
—Pues yo pensaba que en el amor siempre hay un poquito de disimulo...
—En el enamoramiento
hay infatuación, sí, por eso es breve. Sólo la verdad perdura.
—El amor es una criatura triste porque sabe que va a morir joven.
—Sólo ese amor de
las canciones de verano que dura tanto como el verano. Un día acaba igual que
empezó: de repente...
—¿Y si se busca otro amor entonces?
—Pues se tararea
otra melodía bonita y corta, que también muere antes de crecer.
—¿Y otro?
—¡Está usted
bloqueado! Se está repitiendo a sí mismo: ¿se acuerda? ¡Debe desbloquearse!
¡Encuentre su fallo repetido!
—No encuentro la pareja que me merezco.
—Está usted
echando la culpa a los demás y no admite su responsabilidad en su vida.
—Soy un monógamo sucesivo: ¿a presidio?
—Yo no condeno. Le
advierto que de flechazo en flechazo se pierde usted el amor, y que al perderse
el amor a cambio del goce fácil que es el eros, se pierde usted la vida.
—Pues indíqueme, doctora.
—La única llave que abre el amor es la
verdad. Muchos viven
enamorados del amor, pero lejos de su pareja. Usted puede estar erotizado en el
disimulo, pero amar sólo amará cuando se desnude ante la persona que ama.
—Ya vamos haciendo...
—Me refiero a que
se muestre como es usted de verdad: un ser débil, que se equivoca, que tiene
miedo, que tiene manías, que es ridículo, tonto: un ser humano.
—«Mira, Maruja: soy una piltrafilla.»
—¡Sí! ¡Llore,
cuente sus celos, sus envidias, sus rincones sucios, sus emociones misérrimas! Debe
avergonzarse ante su pareja hasta que deje de darle vergüenza avergonzarse.
—Será una cura de humildad.
—Necesaria para
aceptarse y aceptarle. Tiene que mostrarle quién es usted, no quién usted
querría ser. Sólo entonces pasará de Eros a Amor: de estar
engatusando a amar.
—¿Y sonará la música esta vez sinfónica?
Usted y su pareja
crecerán y vivirán más intensamente de lo que jamás esperaron.
—¿Algún consejito para ir haciendo?
Bailen juntos. Y
cuando hagan el amor sea generoso, exprésese: chille, gima...
—Tampoco hace falta fingir.
—No prive a su pareja de saber que le
está haciendo feliz. Y mírele a los ojos...
—Depende de la postura, es difícil.
—Todas sirven,
pero sólo los humanos podemos mirar a los ojos haciendo el amor.
—¡El misionero!
—La postura de mirarse durante el sexo
conecta no sólo el corazón, también todas nuestras zonas de energía. Se la
recomiendo.
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