Pueden ser grandes, pequeños,
cortos o largos. También húmedos, secos, tiernos y románticos. Pueden expresar pasión y
dulzura pero también pueden representar un saludo, un símbolo de afecto, de
respeto y de amistad. Los besos no solo
son un acto físico, fruto de un determinado sentimiento o fruto de una
determinada actuación, sino que detrás de ellos hay una mezcla de
explicaciones, provenientes de diferentes disciplinas. Aquí nos preguntamos; ¿Por qué
besamos? ¿De dónde nace esta necesidad? ¿Qué función psicológica nos otorga?
Niños, adultos y ancianos. Sin edad, todos besamos.
El porqué besamos ha sido una
cuestión muy estudiada y ciertamente el consenso no está claro. Diversas
teorías han querido dar respuestas concretas pero más que un argumento único,
estamos ante una combinación de factores que nacen en la biología, se
materializan desde la psicología propia del individuo y se forjan desde la
cultura y la sociedad.
¿Algo
innato o algo aprendido?
Investigaciones varias giran en
torno a esta pregunta. Por una parte, la famosa antropóloga Helen Fisher, en sus estudios sobre la
conducta del besar, afirma rotundamente que se trata de algo innato. Sus
estudios se han basado en animales y humanos de diferentes culturas. Así
argumenta, que mientras el caracol utiliza sus antenas para acariciar, el ave
utiliza sus picos para besar y el humano sus labios. Todos ellos de manera
innata. En esta misma línea, Frans de Waal, primátologo de la
Universidad de Emory,en Atlanta observó la conducta de los bonobos y chimpancés
(nuestros parientes más cercanos) sacando la conclusión de que dichos animales
se besaban de maneras distintas y en situaciones diferentes, pero que este acto
resultaba un signo con connotaciones
sexuales. La biología y el origen evolutivo tienen aquí un peso importante. Pero sin embargo hay
quien niega que el beso sea un producto de la evolución y pone toda su
justificación en un acto aprendido. Este es el caso del profesor de
antropología de la Universidad de Texas,
Vaughn Bryant, quien afirma
que nada tiene que ver con la genética. Sus argumentaciones se basan en
habitantes indígenas, quienes desconocían los besos hasta la llegada de los
europeos, o los aborígenes australianos. Para dicho profesor, el origen del
beso está en el olor (las feromonas) como decisión al acceso al sexo.
Por otra parte; la alimentación
del boca a boca de madres a hijos y el comportamiento observado en muchas aves
y mamíferos podría dar lugar a pensar que el acto del beso se contempla como un
acto de afecto que empieza entre la madre y el neonato. El llamado reflejo de
succión es un reflejo arcaico, que se da
en los primeros meses de vida, cuando un objeto entra en contacto con los
labios del bebé y éste tiende a succionarlo. El psicoanálisis hace uso de este
término para explicar el origen de la conducta de besar. Esto es; durante el
desarrollo psíquico del individuo, en su etapa oral, el niño experimenta placer
en la zona de la boca, los labios y la lengua (cuando mama del pecho de la
madre) y se piensa que el acto de besar, podría ser una reminiscencia de este
placer tan primitivo.
¿Qué
función psicológica nos aporta?
Aunque también tengamos
diferentes opiniones y diversos
estudios, la mayoría apunta a unos beneficios psicológicos, en cuanto a besos se
refiere. Besar a alguien fomenta sentimientos de apego y afecto y aunque un
beso puede darse en muchas circunstancias y con diferentes intenciones, lo que
está claro es que inspira sentimientos positivos. Por otra
parte, besar estimula
positivamente el cerebro. Se activan terminaciones nerviosas y se
produce oxcitocina, la hormona responsable de la tranquilidad y el bienestar.
También es la hormona encargada de la vinculación. Pero no solo está ella; el
cortisol (la hormona relacionada con el estrés) también se activa
proporcionando un efecto calmante, tanto en hombres como en mujeres. Otros
beneficios apuntan a la conservación del sistema inmunológico y a un mejor estado
anímico, generando sentimientos de bienestar y un aumento de la
autoestima.
¿Diferencias
entre hombres y mujeres?
Cerebros diferentes y manera de
entender y vivir diferente. La percepción de los besos entre hombres y mujeres
no puede ser menos. Susan Hughes,
psicóloga en la Universidad de California nos aporta datos interesantes. Según
sus investigaciones, mientras la mujer usa el beso como un vínculo con su compañero, al
tiempo que como una evaluación para ver si es un posible buen candidato, ellos
lo utilizan como un medio para llegar a un fin sexual. En sus
propias palabras:
"Los hombres besan principalmente para aumentar la excitación de su
pareja" Pero hay más diferencias. Esta psicóloga, junto con
otros investigadores, publicó un artículo revelador, en la revista de
Psicología Evolutiva que lanzaba estos resultados; para ellas, un mal beso
puede romper el encanto de una relación, mientras que para ellos es algo menos
importante. Otra diferencia estriba en la humedad de los besos. Para ellos,
percibir mayor cantidad de intercambio salival, significa una mayor
receptividad sexual de la hembra, o sea una mayor excitación sexual.
Curiosamente, Fisher, en 2009, demostró que el hombre es capaz de pasar
testosterona en las mujeres a través de su saliva y que puntualmente esto puede
aumentar el deseo sexual de las mujeres. Otra curiosidad estriba en los besos,
después de tener sexo. Hugues afirma que la mayoría de hombres no les gusta
besar después de una relación sexual, mientras que ellas lo hacen antes,
durante y después de la misma. En esta misma línea ellos son más capaces de
tener relaciones sexuales sin besos, que ellas. Todas estas diferencias se
explicarían desde un punto de vista biológico y reproductivo. Ellas tienden a
buscar un compañero a largo plazo, ellos son más proclives a las relaciones
promiscuas. ¿Algún punto común? Sí: Hombres y mujeres consideran el beso como
una interacción íntima muy importante y ambos utilizan el beso como un modo de
comprobar la compatibilidad entre ellos.
En resumen; besamos de manera
innata o aprendida pero besamos. Esto nos proporciona sentimientos de afecto,
unión y bienestar. En cuanto a las diferencias individuales podríamos decir que
las mujeres usan el beso como una herramienta de detección (hallar a un hombre
con las feromonas adecuadas) y como una herramienta para generar sentimientos
de apego. Ellos besan con una intención inconsciente, más sexual. Sea como sea
besen y disfruten de todos sus beneficios.
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