Muchas parejas con la rutina y
la convivencia dejan de comportarse como lo hacían al principio de conocerse.
Se olvidan de los detalles, de las palabras cariñosas, de mirarse con amor, de
tocarse… Se meten en el día a día y priorizan las obligaciones por encima de la
pasión. Y al final, se empiezan a marchitar, y se echan en cara todo lo que han
dejado de hacer el uno por el otro. En lugar de pedir al otro lo que desean, se
reprochan.
Sigue estos cinco consejos y
parte de 0 desde este mismo momento:
1º Entierra el hacha de guerra. ¿Tu intención
es herir o buscar vías para recuperar la
pasión? Deja de estar pendiente de lo que no funciona. ¿Por qué te enamoraste de
esta persona? Haz el favor de buscar lo que te atrae, lo que te une, lo que deseas,
en lugar de fijar la atención en lo que te distancia.
2º Deja de hacer reproches. No contestes
a cada petición de tu pareja con ¿Y tú qué? o ¡Anda que tú! Escucha con
atención lo que te piden y di que sí si estás de acuerdo o justifica de forma
tranquila, con un volumen conversacional, porque ocurre aquello que es motivo
de queja. Sois amigos, pareja, no enemigos. Olvidaros de los gritos, de la
falta de respeto y de dejar de hablaros. No os lleva a ningún lugar…bueno si, a
que os quede dos telediarios.
3º PIDE. No esperes que el otro adivine cuáles son tus
necesidades. Es tu pareja, no es un mago ni un adivino. Y deshazte de la idea
de que “no le pido lo que necesito porque a estas alturas debería saberlo ya”.
Igual tienes razón, igual debería saberlo, pero puede ser que no. Es más fácil
y sencillo PEDIR, que enredarte en ideas bucle sobre “no me presta atención”,
“ya no tiene detalles”, “no es el mismo de antes”.
4º DA.
Si uno pide, el otro tiene que dar. Si os habéis propuesto romper la dinámica
negativa, tenéis que estar abiertos a ayudaros. Si te piden un beso, no pongas
mala cara, ni hagas un reproche, ni le digas “a estas alturas”…simplemente,
parte de 0 y da ese beso. Es así de sencillo.
5ª Refuerza cada gesto y palabra que te haga sentir bien. Muchas veces las
parejas dejan de dar muestras de cariño o de decir cosas bonitas, románticas o
subidas de tono, porque como el otro no las valora, se llega a pensar que no
son importantes. Si algo te gusta, házselo saber. Es así de simple. Los
comportamientos que se refuerzan, se repiten. Si te gusta que te cojan de la
mano cuando vas por la calle, coméntalo “me encanta ir de la mano contigo”.
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